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William W.Richard
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11-02-2025, 05:27 AM
(Última modificación: 11-02-2025, 05:31 AM por William W.Richard.)
-¡Maldición!- mencionaría el Teniente Robinson al ver que los Den Den Mushi sonaban sin cesar a tales horas de la mañana. La vibración de las caracolas comunicativas podía sentirse desde fuera de la oficina donde este reposaba, mientras que el reloj que se mantenía sobre la puerta de entrada marcaban las ocho en punto de la mañana. Si, era domingo, un día supuestamente tranquilo, donde la mayoría de las personas, incluso aquellas de guardia querían mantener una jornada pacífica, sin mucho alboroto.
Los problemas no eran grandes, eso lo sabía, ya que en caso de invasiones, asaltos piratas o saqueos improvisados, sonaría la alarma del cuartel y no el Den Den Mushi del oficial de turno. Pero los problemas eran asuntos a resolver y el teniente se veía obligado a atender dos llamados a la vez por su necesidad de cumplir con su deber y con la ley lo mejor posible.
Una por una, el teniente Robinson comenzaba a anotar las necesidades de aquellos llamados, enviando un aviso a cada uno de los reclutas disponibles para que atendieran el asunto con urgencia, aún si los números no fuesen suficientes como para resolverlo con la solvencia de que estaban acostumbrados.
-Un ocupa, entiendo- en aquel papel, el nombre de Alaric Thone fue marcado, con la expectativa de que una situación violenta podía prevenirse con la mera presencia de un hombre de tal estatura y tamaño. ¿Iría solo? Claro que no, Alaric no podía andar tranquilamente por interiores, por lo que su compañero sería un joven recluta, uno que no tenía experiencia en combate, pero que si tenía la estatura adecuada y las condiciones como para sacar a un pordiosero de una taberna a la que no quería pagar el hospedaje acordado.
-¡Un placer conocerlo!- gritaría el joven recluta cuando acudió a Alaric con la misión otorgada por el teniente. -Mi nombre es Antonio, aunque mi familia me dice Tony- su mano estaba estirada en plancha, pegada a su frente marcando el típico saludo de los Marines a sus superiores. Aunque Alaric fuese un recluta, este muchacho acababa de entrar a la Marina y tenía suerte si pasaba la mayoría de edad, por lo que podía ser tanto una gran persona como un mal compañero de misión.
-El teniente Robinson me encomendó transmitir el contenido de nuestra misión- su posición era inmutable, como si le estuviese hablando a un soldado de mayor rango, siguiendo todas las normas de manual. -Nuestro deber es acudir a la taberna conocida como "Hierva Seca" y desalojar a un drogadicto que está atrincherado en una de las habitaciones sin pagar lo que debe- la mirada de Tony era seria, como si se estuviese jugando el honor en aquel acto.
En circunstancias normales, la Marina hubiese enviado a más reclutas de la estatura de Tony, pero no había muchas misiones a las que Alaric pudiese acceder por su tamaño y falta de experiencia general, por lo que al menos en esa ocasión podía aportar experiencia al muchacho y controlar la situación desde el exterior. Incluso, podría intentar intimidar al polizonte desde fuera, aprovechando las ventanas que otorgaba la posada.
La estrategia dependía del dúo de reclutas, que ahora tenía órdenes de trasladarse con suma urgencia al local y asegurar no solo que el drogadicto abandonara el recinto sin hostilidades, sino también que pagara lo que debía a la dueña de la posada/taberna de hospedaje.
Alaric estaría a cargo de aquella misión ya que Tony no tenía experiencia alguna en misiones, por lo que él debía de decidir el rumbo de aquel encargue y reportarlo posteriormente al teniente Robinson con los resultados.
Los problemas no eran grandes, eso lo sabía, ya que en caso de invasiones, asaltos piratas o saqueos improvisados, sonaría la alarma del cuartel y no el Den Den Mushi del oficial de turno. Pero los problemas eran asuntos a resolver y el teniente se veía obligado a atender dos llamados a la vez por su necesidad de cumplir con su deber y con la ley lo mejor posible.
Una por una, el teniente Robinson comenzaba a anotar las necesidades de aquellos llamados, enviando un aviso a cada uno de los reclutas disponibles para que atendieran el asunto con urgencia, aún si los números no fuesen suficientes como para resolverlo con la solvencia de que estaban acostumbrados.
-Un ocupa, entiendo- en aquel papel, el nombre de Alaric Thone fue marcado, con la expectativa de que una situación violenta podía prevenirse con la mera presencia de un hombre de tal estatura y tamaño. ¿Iría solo? Claro que no, Alaric no podía andar tranquilamente por interiores, por lo que su compañero sería un joven recluta, uno que no tenía experiencia en combate, pero que si tenía la estatura adecuada y las condiciones como para sacar a un pordiosero de una taberna a la que no quería pagar el hospedaje acordado.
-¡Un placer conocerlo!- gritaría el joven recluta cuando acudió a Alaric con la misión otorgada por el teniente. -Mi nombre es Antonio, aunque mi familia me dice Tony- su mano estaba estirada en plancha, pegada a su frente marcando el típico saludo de los Marines a sus superiores. Aunque Alaric fuese un recluta, este muchacho acababa de entrar a la Marina y tenía suerte si pasaba la mayoría de edad, por lo que podía ser tanto una gran persona como un mal compañero de misión.
-El teniente Robinson me encomendó transmitir el contenido de nuestra misión- su posición era inmutable, como si le estuviese hablando a un soldado de mayor rango, siguiendo todas las normas de manual. -Nuestro deber es acudir a la taberna conocida como "Hierva Seca" y desalojar a un drogadicto que está atrincherado en una de las habitaciones sin pagar lo que debe- la mirada de Tony era seria, como si se estuviese jugando el honor en aquel acto.
En circunstancias normales, la Marina hubiese enviado a más reclutas de la estatura de Tony, pero no había muchas misiones a las que Alaric pudiese acceder por su tamaño y falta de experiencia general, por lo que al menos en esa ocasión podía aportar experiencia al muchacho y controlar la situación desde el exterior. Incluso, podría intentar intimidar al polizonte desde fuera, aprovechando las ventanas que otorgaba la posada.
La estrategia dependía del dúo de reclutas, que ahora tenía órdenes de trasladarse con suma urgencia al local y asegurar no solo que el drogadicto abandonara el recinto sin hostilidades, sino también que pagara lo que debía a la dueña de la posada/taberna de hospedaje.
Alaric estaría a cargo de aquella misión ya que Tony no tenía experiencia alguna en misiones, por lo que él debía de decidir el rumbo de aquel encargue y reportarlo posteriormente al teniente Robinson con los resultados.