Arthur Soriz
Gramps
12-02-2025, 03:55 AM
Renjiro fue testigo de tu ataque a la roca. Si bien no dañaría a nadie por ser una espada hecha de madera, en lo que sí se fijaba era en tu postura. Tus piernas, tu eje de equilibrio y tu punto de balance. Tu centro de gravedad que poco a poco descendía para explotar en un tajo a velocidad vertiginosa. Se daba cuenta de inmediato que un novato no eras, así que más confusión le causaba el hecho de que estuvieras aquí. Era casi como si quisieras que alguien te dijera "bien hecho" y una palmada en la espalda. Pero, por alguna otra razón estarías en Demontooth, y eso es lo que más curiosidad le causaba a Renjiro. Se cruzó de brazos, frotándose el mentón con una mano y haciendo una mueca como diciendo 'nada mal' mientras te miraba.
Se acercó hasta la roca, pasando un dedo por la grieta que tú mismo ocasionaste. La profundidad no era tanta como otros tajos que había en la pared, pero... era el primero que hacías y ya habías logrado unos tres centímetros. Nada mal, honestamente.
— Debo decirte, quien te vea diría que no eres un novato... eso mínimo te puedo admitir. —mencionaba riendo entretenido. Siempre le gustaba ver la manera en la que la gente se esforzaba por causar una buena primera impresión, y que tú fueras un alma tan libre y despreocupada pues la verdad es que era un cambio agradable a lo que normalmente eran personas queriendo besarle los pies, arrodillándose e implorando que los tomaran como pupilos. ¡Que no, coño! Que las cosas no son así, debías demostrar valía, y por suerte para Renjiro tú habías hecho eso al menos de momento.
— Yui no estará muy contento, pero que me da igual y seguramente a ti también... Debe aprender aún a controlar su temperamento, y bajar un poco los humos... así que le vendrá bien si hay alguien nuevo por aquí.
Por lo que decía sonaba como si ya te estuviera aceptando en el dojo. Pero nada más alejado de la realidad. Ya había dejado claro que la prueba duraría siete días. Y en esos siete días tendrías una sola oportunidad de lanzar un tajo... y sería mejor que lo hicieras estando bien preparado. De hacerlo de forma desinteresada lo más probable es que aquel hombre mayor se diera cuenta enseguida.
Se aproximó a ti, agarrando la katana de madera que te había dado, moviéndolo entre sus dedos para luego sonreír ligeramente.
— Esta espada ha estado en varias generaciones ya, y nunca han logrado siquiera hacerle una muesca... siquiera yo, que llevo ya más de treinta años teniéndola en mi posesión —explicaba para luego guardarla con las demás, que se veían más maltrechas, de madera clara y hasta podría decirse débil—. ¿Sabes de qué está hecha, muchacho? ... ¿Conoces lo que es el Árbol "Adam"? ... Si no lo sabes, oh... chico, tengo muchas historias que contarte hoy antes de que te caigas dormido.
Se acercó hasta la roca, pasando un dedo por la grieta que tú mismo ocasionaste. La profundidad no era tanta como otros tajos que había en la pared, pero... era el primero que hacías y ya habías logrado unos tres centímetros. Nada mal, honestamente.
— Debo decirte, quien te vea diría que no eres un novato... eso mínimo te puedo admitir. —mencionaba riendo entretenido. Siempre le gustaba ver la manera en la que la gente se esforzaba por causar una buena primera impresión, y que tú fueras un alma tan libre y despreocupada pues la verdad es que era un cambio agradable a lo que normalmente eran personas queriendo besarle los pies, arrodillándose e implorando que los tomaran como pupilos. ¡Que no, coño! Que las cosas no son así, debías demostrar valía, y por suerte para Renjiro tú habías hecho eso al menos de momento.
— Yui no estará muy contento, pero que me da igual y seguramente a ti también... Debe aprender aún a controlar su temperamento, y bajar un poco los humos... así que le vendrá bien si hay alguien nuevo por aquí.
Por lo que decía sonaba como si ya te estuviera aceptando en el dojo. Pero nada más alejado de la realidad. Ya había dejado claro que la prueba duraría siete días. Y en esos siete días tendrías una sola oportunidad de lanzar un tajo... y sería mejor que lo hicieras estando bien preparado. De hacerlo de forma desinteresada lo más probable es que aquel hombre mayor se diera cuenta enseguida.
Se aproximó a ti, agarrando la katana de madera que te había dado, moviéndolo entre sus dedos para luego sonreír ligeramente.
— Esta espada ha estado en varias generaciones ya, y nunca han logrado siquiera hacerle una muesca... siquiera yo, que llevo ya más de treinta años teniéndola en mi posesión —explicaba para luego guardarla con las demás, que se veían más maltrechas, de madera clara y hasta podría decirse débil—. ¿Sabes de qué está hecha, muchacho? ... ¿Conoces lo que es el Árbol "Adam"? ... Si no lo sabes, oh... chico, tengo muchas historias que contarte hoy antes de que te caigas dormido.