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William W.Richard
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12-02-2025, 04:58 PM
Alaric había comprendido la situación a la perfección. Si bien el dúo tenía la fuerza suficiente como para resolver el problema velozmente destrozando la taberna, no era una estrategia digna de un buen Marine, por lo que el acercamiento diplomático era lo más sensato desde un primer momento. Ese tipo de conocimiento era el que le faltaba a Tony, que si bien era un muchacho de buen corazón, aún no comprendía como la ley debía adaptarse en base a las situaciones y tampoco tenía la experiencia en el campo como para poder decidir con la rapidez necesaria cual sería el mejor posicionamiento para resolver un problema de dichas características.
Tras darse cuenta que en el interior nadie tenía información relevante, el recluta salió y simplemente se quedó observando como su compañero tomaba la delantera, hablando con una persona a través de las ventanas, suponiendo que era el objetivo del dúo. Sin intención alguna de ser un estorbo, Tony se quedó allí a su lado a la espera de alguna orden, listo para ayudar en lo que fuese necesario.
-¡Más les vale!- reclamaría la señora que era propietaria del lugar, dejando en claro que era el deber de la Marina resolver aquellos problemas y no el suyo. Al fin y al cabo, la anciana se veía obligada a pagar impuestos con una taberna en dichas condiciones, por lo que esperaba el servicio acorde a sus gastos.
En cuanto Alaric abrió la ventana para comenzar la comunicación con el ocupa, este directamente se echó lo más atrás que pudo, tendió a bajar la cabeza, posicionando sus manos en su nuca y lanzó un grito de miedo mientras su cuerpo aún temblaba. ¿Estaba teniendo un viaje astral complicado? ¿O realmente tendría miedo? Era algo que el Marine tenía que averiguar.
Al inicio el drogadicto no respondió. De hecho, ni siquiera se dignó a mirar hacia la ventana, simplemente se quedó allí mirando el suelo temblando de miedo con la esperanza de que desde afuera no pudiesen ver su delgado cuerpo entre las sombras. Pero el recluta continuó hablando, intentando inteligentemente endulzar el oído del sujeto, permitiéndole reducir sus temblores corporales y lentamente, levantar la mirada.
-Mar... Martin- respondió con una voz tan tenue como temblorosa. Si miraba con detalle, Alaric podía ver las marcas en sus brazos que aclaraban que tenía una clara adicción relacionada con las agujas, aunque también tenía en su boca un cigarrillo que al no estar aún prendido, no se podía deducir de que sustancia era.
-No...- Martin no solo tenía mucho miedo, sino que era evidentemente una persona tímida y de pocas palabras, pero lo cierto era que el Marine utilizó una táctica simple y efectiva, por lo que su primer paso fue efectivo y permitió que Martin calmase un poco su estado. -No puedo salir... ellos... ellos...- repentinamente volvió a colocar sus manos en su nuca y bajar la cabeza de forma violenta, mientras se balanceaba de atrás para adelante como si un terror inexplicable se hubiese apoderado de su cuerpo.
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Tras darse cuenta que en el interior nadie tenía información relevante, el recluta salió y simplemente se quedó observando como su compañero tomaba la delantera, hablando con una persona a través de las ventanas, suponiendo que era el objetivo del dúo. Sin intención alguna de ser un estorbo, Tony se quedó allí a su lado a la espera de alguna orden, listo para ayudar en lo que fuese necesario.
-¡Más les vale!- reclamaría la señora que era propietaria del lugar, dejando en claro que era el deber de la Marina resolver aquellos problemas y no el suyo. Al fin y al cabo, la anciana se veía obligada a pagar impuestos con una taberna en dichas condiciones, por lo que esperaba el servicio acorde a sus gastos.
En cuanto Alaric abrió la ventana para comenzar la comunicación con el ocupa, este directamente se echó lo más atrás que pudo, tendió a bajar la cabeza, posicionando sus manos en su nuca y lanzó un grito de miedo mientras su cuerpo aún temblaba. ¿Estaba teniendo un viaje astral complicado? ¿O realmente tendría miedo? Era algo que el Marine tenía que averiguar.
Al inicio el drogadicto no respondió. De hecho, ni siquiera se dignó a mirar hacia la ventana, simplemente se quedó allí mirando el suelo temblando de miedo con la esperanza de que desde afuera no pudiesen ver su delgado cuerpo entre las sombras. Pero el recluta continuó hablando, intentando inteligentemente endulzar el oído del sujeto, permitiéndole reducir sus temblores corporales y lentamente, levantar la mirada.
-Mar... Martin- respondió con una voz tan tenue como temblorosa. Si miraba con detalle, Alaric podía ver las marcas en sus brazos que aclaraban que tenía una clara adicción relacionada con las agujas, aunque también tenía en su boca un cigarrillo que al no estar aún prendido, no se podía deducir de que sustancia era.
-No...- Martin no solo tenía mucho miedo, sino que era evidentemente una persona tímida y de pocas palabras, pero lo cierto era que el Marine utilizó una táctica simple y efectiva, por lo que su primer paso fue efectivo y permitió que Martin calmase un poco su estado. -No puedo salir... ellos... ellos...- repentinamente volvió a colocar sus manos en su nuca y bajar la cabeza de forma violenta, mientras se balanceaba de atrás para adelante como si un terror inexplicable se hubiese apoderado de su cuerpo.
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