MC duck
Pato
12-08-2024, 04:26 PM
Aquel otoño de 720 las mandarinas no se habían dado muy bien, los ciudadanos estaban que trinaban, era su modo de vida al fin y al cabo, lo último que les faltaba es que algo o alguien estuviera dañando sus preciadas y limitadas cosechas. Ese nerviosismo a flor de piel los llevaba a extremos un poco violentos cuando descubren que alguien se había comido las naranjas de sus campos. En especial si era extranjero o un animal que pueda seguir dañando sus huertos, simplemente era algo que no podían tolerar.
Así volvemos con nuestro pato, el cual huía por su vida, como muchos otros animales que la geste asustaba de entre arbustos y huían a sus madrigueras, en otra situación podría volar y salir de ahí, pero hacia poco que acababa de llegar a esta isla, y volar entre islas era muy cansado, muy peligroso, pues por alguna razón ya no podía flotar ¿Qué maldición mayor podía haber para un pato? Pues ya conocía una, que un montón de gente te persiguieran por comer naranjas. ¡¿Cómo iba a saber que se pondrían así?!
Su salvación vino de la mano de un polluelo humano, el cual lo atrapo rápidamente, y el pato no se resistió, la costumbre en su cabeza era ser una mascota, un animal de granja, no rechazaba el contacto humano, y aunque no había visto muchos polluelos humanos, estaba temblando de miedo y se sentia mas seguro en los brazos de alguien.
-cuack, cuack
dijo respondiendo las dudas del polluelo humano.
Pero la marabunta de aldeanos rabiosos y furiosos no quedo impasible, seguía avanzando buscando con estoicismo al comedor de naranjas. Y pronto darían con el chiquillo y el pato.
-joe, hace rasca
-¡Chiquillo! ¿tu has visto pasar algo por aquí?
-¿y si ha sido él? Tiene pinta de pillo ¡¿de quien es ese pato? ¿lo has robado?
-oye, no asustes al chiquillo, hombre
-pero que cosa mas bonita, nunca vi un pato mas blanco
Si, eran parte de una muchedumbre furiosa que hasta a un Yonkou se le habrían tirado, pero eran humanos, no iban a atacar o a juzgar a un pobre niño. ¿o si?
-deja ole las manos, seguro huele a naranja
-no ves tres en un burro... ¿no ve que tiene un pato en las manos? ¿a que le va a ole las mano? guarro.
-¡CHEEE! gente, hay un tipo dormido en la costa ¡debe ser él!
-¡agárrame la horca que lo voy a sacudi´!
-¡A por el!
Y así la muchedumbre salió hacia la costa donde algún jornalero intentaba escaquearse del curro y seria despertado de mala manera.
Así volvemos con nuestro pato, el cual huía por su vida, como muchos otros animales que la geste asustaba de entre arbustos y huían a sus madrigueras, en otra situación podría volar y salir de ahí, pero hacia poco que acababa de llegar a esta isla, y volar entre islas era muy cansado, muy peligroso, pues por alguna razón ya no podía flotar ¿Qué maldición mayor podía haber para un pato? Pues ya conocía una, que un montón de gente te persiguieran por comer naranjas. ¡¿Cómo iba a saber que se pondrían así?!
Su salvación vino de la mano de un polluelo humano, el cual lo atrapo rápidamente, y el pato no se resistió, la costumbre en su cabeza era ser una mascota, un animal de granja, no rechazaba el contacto humano, y aunque no había visto muchos polluelos humanos, estaba temblando de miedo y se sentia mas seguro en los brazos de alguien.
-cuack, cuack
dijo respondiendo las dudas del polluelo humano.
Pero la marabunta de aldeanos rabiosos y furiosos no quedo impasible, seguía avanzando buscando con estoicismo al comedor de naranjas. Y pronto darían con el chiquillo y el pato.
-joe, hace rasca
-¡Chiquillo! ¿tu has visto pasar algo por aquí?
-¿y si ha sido él? Tiene pinta de pillo ¡¿de quien es ese pato? ¿lo has robado?
-oye, no asustes al chiquillo, hombre
-pero que cosa mas bonita, nunca vi un pato mas blanco
Si, eran parte de una muchedumbre furiosa que hasta a un Yonkou se le habrían tirado, pero eran humanos, no iban a atacar o a juzgar a un pobre niño. ¿o si?
-deja ole las manos, seguro huele a naranja
-no ves tres en un burro... ¿no ve que tiene un pato en las manos? ¿a que le va a ole las mano? guarro.
-¡CHEEE! gente, hay un tipo dormido en la costa ¡debe ser él!
-¡agárrame la horca que lo voy a sacudi´!
-¡A por el!
Y así la muchedumbre salió hacia la costa donde algún jornalero intentaba escaquearse del curro y seria despertado de mala manera.