Donatella Pavone
La Garra de Pavone
17-02-2025, 06:33 AM
(Última modificación: 17-02-2025, 06:39 AM por Donatella Pavone.)
El Bosque Saluace seguía extendiéndose ante ti como un laberinto de naturaleza ingobernable. A medida que te adentrabas más, el paisaje comenzaba a cambiar lentamente. Los árboles parecían crecer más juntos, sus ramas retorcidas se enredaban unas con otras como si susurros invisibles cruzaran entre ellas, y la luz del sol, aunque tenue por la época invernal, se filtraba de manera irregular, proyectando sombras danzantes en el suelo nevado.
Tu decisión de explorar el bosque libremente te llevó a una sección menos transitada, donde los signos de presencia humana eran prácticamente inexistentes. Sin embargo, aún en toda la soledad que el bosque presentaba, habías encontrado un rastro peculiar en la nieve. Si observabas con cuidado, notarías que las pisadas que habías estado siguiendo eran huellas de pequeños animales que habían empezado a zigzaguear de manera irregular, algunas incluso terminaban abruptamente sin una continuación lógica, como si las criaturas hubieran saltado de un lado a otro sin sentido alguno. En cuanto a las piedras que recogías, pues perfecto, no eran mas que piedras normales sin nada usual, que pena que no pudiste encontrar nada de valor entre ellas, pero si, siéntete libre de guardarlas a gusto, cuidando el peso que traes contigo pues tu tamaño era similar o hasta inferior de los peñones más grandes que encontrabas en tu búsqueda.
Más adelante, encontraste algo aún más extraño, era una zona donde la nieve se había derretido ligeramente, dejando el suelo fangoso al descubierto, había marcas de garras en la tierra, como si algo hubiera arañado frenéticamente la superficie. ¿Un signo de pelea? ¿O simplemente el comportamiento salvaje de los animales tal y como se habían estado escuchado rumores en la isla? Sea lo que sea, los rastros parecían dirigirse más adentro del bosque.
No obstante, antes de que pudieras decidir si seguirlos o no, algo más se haría presente en el lugar. No muy lejos, entre los troncos de los árboles, podrías visualizar una estructura de madera parcialmente oculta por la vegetación. Apenas lo que visualizabas no era más que una silueta a lo lejos, pero su forma sugería que podría ser una cabaña, una que por fuera se presentaba como descuidada, en condiciones precarias y con capas ligeramente densas de nieve en el techo.
Antes de que pudieras seguir avanzando, una bandana de aves de color azul turquesa pasarían a toda velocidad por tu lado, su tamaño era el doble tuyo y el batir de todas las alas juntas te haría perder la estabilidad provocándote un empuje directo hacia el suelo. Si te fijabas en su rastro antes de que tomaran ascenso hacia el cielo, notarias que sus gritos sonaban tan desesperados como su andar, no seguían un patron fijo y no era común de ese tipo de aves volar tan cerca del suelo y alternar tan bruscamente hacia los cielos cuando estaban acostumbradas a estar mas cerca de la tierra y ser reconocidas por ser aves pacificas que se alimentaban de frutos silvestres.
Como de costumbre debías elegir que hacer, podías optar por seguir las huellas de los animales y tratar de descubrir el secreto detrás de las mismas, podrías desviarte hacia la posible cabaña visualizada y descubrir si alguien habita en ella, ya que tal vez, solo tal vez se trataba del hogar del viejo artesano del que tanto hablaban los mercantes de la isla. Ahora te enfrentabas a dos caminos, dos posibles descubrimientos y la decisión era solo tuya, Percy. ¿Seguirás los rastros erráticos de los animales o te acercarás a la misteriosa cabaña en el bosque? Aunque… recuerda que siempre tienes la opción de no seguir ningún camino predefinido y marcar el propio rumbo de la historia con tus acciones.
Tu decisión de explorar el bosque libremente te llevó a una sección menos transitada, donde los signos de presencia humana eran prácticamente inexistentes. Sin embargo, aún en toda la soledad que el bosque presentaba, habías encontrado un rastro peculiar en la nieve. Si observabas con cuidado, notarías que las pisadas que habías estado siguiendo eran huellas de pequeños animales que habían empezado a zigzaguear de manera irregular, algunas incluso terminaban abruptamente sin una continuación lógica, como si las criaturas hubieran saltado de un lado a otro sin sentido alguno. En cuanto a las piedras que recogías, pues perfecto, no eran mas que piedras normales sin nada usual, que pena que no pudiste encontrar nada de valor entre ellas, pero si, siéntete libre de guardarlas a gusto, cuidando el peso que traes contigo pues tu tamaño era similar o hasta inferior de los peñones más grandes que encontrabas en tu búsqueda.
Más adelante, encontraste algo aún más extraño, era una zona donde la nieve se había derretido ligeramente, dejando el suelo fangoso al descubierto, había marcas de garras en la tierra, como si algo hubiera arañado frenéticamente la superficie. ¿Un signo de pelea? ¿O simplemente el comportamiento salvaje de los animales tal y como se habían estado escuchado rumores en la isla? Sea lo que sea, los rastros parecían dirigirse más adentro del bosque.
No obstante, antes de que pudieras decidir si seguirlos o no, algo más se haría presente en el lugar. No muy lejos, entre los troncos de los árboles, podrías visualizar una estructura de madera parcialmente oculta por la vegetación. Apenas lo que visualizabas no era más que una silueta a lo lejos, pero su forma sugería que podría ser una cabaña, una que por fuera se presentaba como descuidada, en condiciones precarias y con capas ligeramente densas de nieve en el techo.
Antes de que pudieras seguir avanzando, una bandana de aves de color azul turquesa pasarían a toda velocidad por tu lado, su tamaño era el doble tuyo y el batir de todas las alas juntas te haría perder la estabilidad provocándote un empuje directo hacia el suelo. Si te fijabas en su rastro antes de que tomaran ascenso hacia el cielo, notarias que sus gritos sonaban tan desesperados como su andar, no seguían un patron fijo y no era común de ese tipo de aves volar tan cerca del suelo y alternar tan bruscamente hacia los cielos cuando estaban acostumbradas a estar mas cerca de la tierra y ser reconocidas por ser aves pacificas que se alimentaban de frutos silvestres.
Como de costumbre debías elegir que hacer, podías optar por seguir las huellas de los animales y tratar de descubrir el secreto detrás de las mismas, podrías desviarte hacia la posible cabaña visualizada y descubrir si alguien habita en ella, ya que tal vez, solo tal vez se trataba del hogar del viejo artesano del que tanto hablaban los mercantes de la isla. Ahora te enfrentabas a dos caminos, dos posibles descubrimientos y la decisión era solo tuya, Percy. ¿Seguirás los rastros erráticos de los animales o te acercarás a la misteriosa cabaña en el bosque? Aunque… recuerda que siempre tienes la opción de no seguir ningún camino predefinido y marcar el propio rumbo de la historia con tus acciones.