Kael
El Fantasma del Mar
13-08-2024, 12:55 PM
No podía creer lo que estaba escuchando, como si el mundo hubiera perdido su rumbo y se hubiera deslizado a un abismo de locura. El eco de las palabras de Karina resonaba en mi mente, y cada una de ellas caía como un martillo sobre mi cabeza.
-“Lo ahorcaremos en público”.- dijo Karina.
¿Tan fácil sería despojarme de la vida como si fuera un simple objeto sin valor? Mis ojos se abrieron de par en par, llenos de incredulidad, mientras intentaba que la desesperación no me consumiera. Si lo que quería era ejecutarme en público podría haberlo hecho ese día, delante de todos los presentes. ¿Para qué si no me había mantenido con vida?
El guardia se acercaba lentamente, concentrado en amarrar más nudos. Era el momento adecuado. Mi mente comenzó a trazar un plan, algo desesperado pero que podría darme las mínimas oportunidades que necesitaba. A medida que el guardia se agachaba y se concentraba en su tarea, ví como dos chicas con paso sigiloso iban entrando por la puerta. Por los gestos que me hacían, entendí que no eran aliadas del guardia. Pero si no eran aliados, ¿qué hacían aquí? ¿qué interés podían tener de mí?. No sé qué querrían, pero hay una cosa que está clara: las oportunidades hay que aprovecharlas.
Comencé a murmurar, con un tono de voz suave, casi tembloroso, tratando de llamar la atención del guardia.
—Yo... no le dije todo a Karina. —dije, manteniendo la mirada baja con un temblor de voz, mientras por mis labios corría un hilo de sangre que emanaba del labio partido por los bofetones recibidos- Sabía que si decía todo no le sería útil.. -Dije comentando con un tono de voz cada vez más bajo, fingiendo que los golpes me habían afectado mucho más de lo que realmente me habían hecho.
El guardia giró un poco la cabeza, visiblemente confundido pero intrigado por mi obstinación, atrayendo su atención lo que había provocado el sutil gesto de las gemelas a mis espaldas. Su postura se relajó, sólo un instante.
—¿Qué dices? —me preguntó, con un tono burlón—. ¡Dímelo todo!
Aproveché esa fracción de momento, sabiendo que las gemelas estaban ahí, que su presencia invisible podría hacer la diferencia. Continué murmurando, manteniendo la calma mientras el guardia se acercaba un poco más, sus ojos fijos en mí y completamente desatendido de lo que sucedía a su alrededor.
Cuando sentí que el guardia estaba lo suficientemente cerca, mis músculos se tensaron. La adrenalina recorrió cada rincón de mi cuerpo, y en un movimiento súbito y lleno de rabia, llevé mi cabeza hacia atrás y escupí un chorro de sangre y saliva directos a los ojos del guardia.
La sala se sumió en un instante de caos, y con él, la posibilidad de escapar surgió, mientras el guardia se tambaleaba y murmuraba maldiciones, aún intentando comprender lo que acababa de suceder. Era mi oportunidad, y no iba a dejarla escapar. Miré con detenimiento a las dos chicas para que pudieran retenerle y desatarme.
-“Lo ahorcaremos en público”.- dijo Karina.
¿Tan fácil sería despojarme de la vida como si fuera un simple objeto sin valor? Mis ojos se abrieron de par en par, llenos de incredulidad, mientras intentaba que la desesperación no me consumiera. Si lo que quería era ejecutarme en público podría haberlo hecho ese día, delante de todos los presentes. ¿Para qué si no me había mantenido con vida?
El guardia se acercaba lentamente, concentrado en amarrar más nudos. Era el momento adecuado. Mi mente comenzó a trazar un plan, algo desesperado pero que podría darme las mínimas oportunidades que necesitaba. A medida que el guardia se agachaba y se concentraba en su tarea, ví como dos chicas con paso sigiloso iban entrando por la puerta. Por los gestos que me hacían, entendí que no eran aliadas del guardia. Pero si no eran aliados, ¿qué hacían aquí? ¿qué interés podían tener de mí?. No sé qué querrían, pero hay una cosa que está clara: las oportunidades hay que aprovecharlas.
Comencé a murmurar, con un tono de voz suave, casi tembloroso, tratando de llamar la atención del guardia.
—Yo... no le dije todo a Karina. —dije, manteniendo la mirada baja con un temblor de voz, mientras por mis labios corría un hilo de sangre que emanaba del labio partido por los bofetones recibidos- Sabía que si decía todo no le sería útil.. -Dije comentando con un tono de voz cada vez más bajo, fingiendo que los golpes me habían afectado mucho más de lo que realmente me habían hecho.
El guardia giró un poco la cabeza, visiblemente confundido pero intrigado por mi obstinación, atrayendo su atención lo que había provocado el sutil gesto de las gemelas a mis espaldas. Su postura se relajó, sólo un instante.
—¿Qué dices? —me preguntó, con un tono burlón—. ¡Dímelo todo!
Aproveché esa fracción de momento, sabiendo que las gemelas estaban ahí, que su presencia invisible podría hacer la diferencia. Continué murmurando, manteniendo la calma mientras el guardia se acercaba un poco más, sus ojos fijos en mí y completamente desatendido de lo que sucedía a su alrededor.
Cuando sentí que el guardia estaba lo suficientemente cerca, mis músculos se tensaron. La adrenalina recorrió cada rincón de mi cuerpo, y en un movimiento súbito y lleno de rabia, llevé mi cabeza hacia atrás y escupí un chorro de sangre y saliva directos a los ojos del guardia.
La sala se sumió en un instante de caos, y con él, la posibilidad de escapar surgió, mientras el guardia se tambaleaba y murmuraba maldiciones, aún intentando comprender lo que acababa de suceder. Era mi oportunidad, y no iba a dejarla escapar. Miré con detenimiento a las dos chicas para que pudieran retenerle y desatarme.