Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
14-08-2024, 01:05 AM
Los vientos sacudían violentamente mi ala delta. La tormenta era demasiado intensa como para poder seguir viajando de esa manera. Usé mi peso para tratar de estabilizar el irregular vuelo y desviarme hacia la isla, pero una ráfaga de viento golpeó mi transporte y fue seguido de un ominoso sonido de tela rasgada. Una sensación desagradable oprimió mi estómago mientras empezaba a perder altitud rápidamente. ¡Diablos! ¿En qué momento había decidido ponerme a volar en mitad de una tormenta? De hecho, buena pregunta. ¿Qué hago aquí y por qué estaba volando? ¿Desde cuándo sé usar un ala delta? Esas y más preguntas se agolpaban en mi mente mientras descendía hacia un enorme islote rocoso... ¿flotante? - ¿Estoy soñando? - me pregunté, anonadado. Traté una vez más de estabilizar el ala delta para al menos tener un aterrizaje lo menos escabroso posible. Cuando estaba a un par de metros del suelo, solté la barra de metal y encogí mi cuerpo, preparándome para el impacto. En lugar de estamparme con toda la inercia contra el suelo, apoyé los antebrazos y rodé por el suelo. Tras tres o cuatro confusas vueltas, me quedé jadeando, con el corazón aun desbocado. En algún punto no muy lejano, escuché el golpe metálico cuando mi transporte aterrizó, a juzgar por el ruido con menos suerte que yo.
No me sentía muy dolorido, pero sabía que eso podía deberse a la adrenalina, así que procedí a examinarme en buscar de heridas. Salvo por algunos rasguños y magulladuras, estaba entero. Me incorporé lentamente, atento a mis alrededores. La tormenta no contribuía a la visibilidad, pero algunas cosas eran evidentes. Había restos de barcos, como si fuese el lugar de un naufragio. El viento aullaba ferozmente, un olor a humedad y salitre impregnaba el ambiente y salvo por liquen y rocas, el lugar estaba desierto. Un charco llamó mi atención, no porque tuviese nada de interés, no había nada en él salvo un pequeño cangrejo negro, sino por lo que en él se reflejaba. ¿Desde cuándo llevaba el pelo tan largo y esas ominosas ropas negras? Parecía un protagonista de cómic, alguna clase de antihéroe. Llevado por un impulso, susurró con voz grave - Soy la venganza, soy la noche. ¡Soy B...! - un sonido violento y providencialmente respetuoso de la propiedad intelectual de madera rota me interrumpió. Sonaba como si algo grande hubiese chocado contra uno de los barcos. Procedí a callarme y agacharme tras una de las rocas.
No tenía claro a qué situación me enfrentaba. Escuché cómo alguien saludaba y preguntaba si había alguien más cerca. Sin saber si estaba ante criminales o gente normal, no me atrevía a desvelarme. Sería mejor mantenerme oculto y comprobar mis Hyun-herramientas. Metí la mano dentro de la gabardina y comprobé que llevaba conmigo el dial y los guanteletes. Descubrí, además, una pequeña bolsa en mi cintura que no recordaba haber cogido. Metí la mano dentro con curiosidad y extraje una pequeña canica azul celeste. Me sentía extrañamente atraído hacia la pequeña esfera, como si fuese algo que debiera proteger. Sería mejor prepararme ante eventualidades, así que guardé la canica, saqué los guanteletes y me los puse, asegurando bien los cierres. Escuchaba más movimientos cerca. Había gente rondando los alrededores del barco además de la persona que había hablado. Algo me decía que esta situación terminaría mal.