Rengetsu D. Tenji
Príncipe Ciego
14-08-2024, 10:27 PM
En el exterior gente comenzó a salir preocupada a la calle, algunos toda la familia por si tenían que evacuar, pudiendo observarse a una mujer histérica arrastrando a sus niños bajo sus brazos como si buscara protegerlos de todo - ¡Que esta pasando agente! - Eso debería ser una pregunta pero estaba un poco histérica. En otros casos solo el cabeza de familia saldría de la casa a ver que pasaba y evidentemente se acercarían al agente - Por favor oficial díganos que ocurre - Diría alguno - ¿Debemos evacuar la zona? - Otros preguntarían - ¿Loguetown sigue siendo un lugar seguro? - Por si no se ponían algunos más en lo peor - ¿Pero es que nadie piensa en los niños? - La otra... Pero también había curiosos de todo tipo que se aproximaron aunque aprovechaban para otra cosa - ¿Eran fuegos artificiales, preparan alguna inauguración? - Diría alguno tontamente - ¡Esta pasando algo en los astilleros, queremos saberlo agente! - Le empezarían a exigir con un tono poco amistoso. Sin duda haber sido el único de los tres en quedarse expuesto al publico era una pesadez - Deberíamos entrar a ver, hace noches que oigo algo raro por ahí cuando no debería trabajar nadie - Dijo alguien más a los que se estaban reuniendo que al marine, parecía más impulsado por la curiosidad que por el problema recientemente ocurrido. Takahiro debería ver como lidiaba él solo con esa aluvión de gente o quizá algunos empezarían a irrumpir en las obras.
Un cumulo de gente se iba reuniendo y las palabras y preguntas sucedían unas tras otras, superponiéndose entre ellos y volviéndose todo un amalgama difícil de comprender o tan siquiera de responder. Por otro lado el marine no reconocería en una primera instancia al hombre que había dejado antes la botella, por suerte su aspecto era bastante fácil de recordar y en principio seria fácil de verlo si volvía a mostrarse por ahí, pero... ¿Seria buena idea que un hombre con explosivos se mezclara con tanto tumulto de gente?
Al mismo tiempo Atlas se adentraría en el interior de las instalaciones dándose cuenta de lo peculiar que era este lugar y lo mucho que lo habían cambiado. Era extraño que siendo algo en lo que el Gobierno Mundial estaba colaborando hubiera tanto secretismo y misterio, pero tampoco se podía hacer mucho más en esos momento con el tema. Pero lo que si se podría hacer ahora que andaba dentro seria descubrir información sobre ese lugar. No obstante claramente la prioridad era buscar intrusos y cuando miraba las salas y despachos la gran mayoría estaban completamente vacíos, algunos sin pintar, en otros se guardaban materiales, todo parecía lo normal en una obra, pero aun no encontraba ninguna presencia.
Mientras el marine de cabellos dorados indagaba por las salas, su compañero Abeja se adentraría a la gran sala con railes avanzando con mucha cautela hasta esa puerta entre abierta. Conforme avanzaba notaria que la sala era muy grande y claramente era extraña la presencia de railes puesto que su único uso de dominio publico era para vagonetas y temas mineros, lo cual no tenia sentido alguno a pie del mar y tampoco parecían cosas para ayudar a entrar a un taller barcos. Conforme se acercaba a la puerta Ray tendría la sensación de ser una abeja tamaño real y no una gigante, puesto que la puerta era inmensa en comparación a el, muy alta y ancha, esa si parecía una obra para que un barco pasara atreves de ella. ¿Pero entonces eran railes para transportar barcos?
Pero aunque los sentidos agudos de un insecto le ayudaban a detectar en ese entorno oscuro ciertas cosas que otros seres vivos no podían, no lo hacían con un objeto inerte que estaba vilmente colócalo para que cuando alguien se acercara a la puerta chocara con él, un alambre que en el momento que la abeja chocara con el aunque no le haría nada en una primera instancia seria la gota que colmaría el vaso de unas vigas metálicas serradas hasta el limite que acabarían de ceder y se partirían precipitándose sobre el zángano. Justo al mismo tiempo que una de las puertas de la zona elevada de la sala se abrían deslizándose cada parte hacia el interior de la pared dejando a la vista un hueco arqueado por el que se revelaría la figura de Atlas, descubriéndose que la sala que parecía una recepción comunicaba con la sala de los railes, viéndose ahora como todas las puertas corredizas comunicaban con esta gigantesca estancia buscando seguramente un fácil acceso de múltiples personas y mercancías sin que se saturara ninguna entrada. Pudiendo observar el rubio como su amigo quedaba aplastado por las piezas metálicas o si realizaba una hábil maniobra para evitarlas. ¿Pero eso seria un ataque directo o solo una advertencia?
Un cumulo de gente se iba reuniendo y las palabras y preguntas sucedían unas tras otras, superponiéndose entre ellos y volviéndose todo un amalgama difícil de comprender o tan siquiera de responder. Por otro lado el marine no reconocería en una primera instancia al hombre que había dejado antes la botella, por suerte su aspecto era bastante fácil de recordar y en principio seria fácil de verlo si volvía a mostrarse por ahí, pero... ¿Seria buena idea que un hombre con explosivos se mezclara con tanto tumulto de gente?
Al mismo tiempo Atlas se adentraría en el interior de las instalaciones dándose cuenta de lo peculiar que era este lugar y lo mucho que lo habían cambiado. Era extraño que siendo algo en lo que el Gobierno Mundial estaba colaborando hubiera tanto secretismo y misterio, pero tampoco se podía hacer mucho más en esos momento con el tema. Pero lo que si se podría hacer ahora que andaba dentro seria descubrir información sobre ese lugar. No obstante claramente la prioridad era buscar intrusos y cuando miraba las salas y despachos la gran mayoría estaban completamente vacíos, algunos sin pintar, en otros se guardaban materiales, todo parecía lo normal en una obra, pero aun no encontraba ninguna presencia.
Mientras el marine de cabellos dorados indagaba por las salas, su compañero Abeja se adentraría a la gran sala con railes avanzando con mucha cautela hasta esa puerta entre abierta. Conforme avanzaba notaria que la sala era muy grande y claramente era extraña la presencia de railes puesto que su único uso de dominio publico era para vagonetas y temas mineros, lo cual no tenia sentido alguno a pie del mar y tampoco parecían cosas para ayudar a entrar a un taller barcos. Conforme se acercaba a la puerta Ray tendría la sensación de ser una abeja tamaño real y no una gigante, puesto que la puerta era inmensa en comparación a el, muy alta y ancha, esa si parecía una obra para que un barco pasara atreves de ella. ¿Pero entonces eran railes para transportar barcos?
Pero aunque los sentidos agudos de un insecto le ayudaban a detectar en ese entorno oscuro ciertas cosas que otros seres vivos no podían, no lo hacían con un objeto inerte que estaba vilmente colócalo para que cuando alguien se acercara a la puerta chocara con él, un alambre que en el momento que la abeja chocara con el aunque no le haría nada en una primera instancia seria la gota que colmaría el vaso de unas vigas metálicas serradas hasta el limite que acabarían de ceder y se partirían precipitándose sobre el zángano. Justo al mismo tiempo que una de las puertas de la zona elevada de la sala se abrían deslizándose cada parte hacia el interior de la pared dejando a la vista un hueco arqueado por el que se revelaría la figura de Atlas, descubriéndose que la sala que parecía una recepción comunicaba con la sala de los railes, viéndose ahora como todas las puertas corredizas comunicaban con esta gigantesca estancia buscando seguramente un fácil acceso de múltiples personas y mercancías sin que se saturara ninguna entrada. Pudiendo observar el rubio como su amigo quedaba aplastado por las piezas metálicas o si realizaba una hábil maniobra para evitarlas. ¿Pero eso seria un ataque directo o solo una advertencia?