Muken
Veritas
15-08-2024, 03:17 AM
El herrero, sus manos temblorosas como hojas al viento, le tendió a Ray el den den mushi. Era un pequeño caparazón, casi insignificante, pero en ese momento era el único comunicador que tenía. Sus ojos se clavaron en los del joven pirata, buscando algún atisbo de arrepentimiento, pero solo encontró desafío. El alivio inundó a Kensho, pero era como beber agua salada. Había logrado su objetivo, pero a qué costo. Su creación, la máquina que había forjado con tanto esfuerzo y esperanza, ahora se convertía en una herramienta que termino rompiendo el orden. Con un nudo en la garganta, pidió que el pirata fuera custodiado, mientras sus pensamientos divagaban de que hubiera pasado si perdía su artefacto.
Con las cosas más calmadas Kensho escucho la petición de Ray, aunque el sabio bastante solo la zona del arsenal, solo tenía visto las cosas buenas, donde conseguir armas especificas o donde estaban los mejores en su trabajo, pero esta era información que no le iba a funcionar al marino. Se dio cuenta que necesitaba la ayuda de alguien más metido en la zona del arsenal y por la cabeza solo se le vino el nombre de una única persona. –Tengo a alguien en mente, el viejo lobo de mar es un anciano que paso por muchas cosas en su vida y podríamos decir que fue casi uno de los pilares de la creación del arsenal. Aunque recientemente no se encuentra ejerciendo, si sigue estando por la zona. - caminando hacia el mostrador el herrero toma lápiz y papel. –En estos momentos seguro se encuentra en este lugar- tomando un mapa de la mesa le señala a Ray la ubicación. –entrégale esto, él te podrá ayudar en lo que quieras. Es un viejo que sabe más que cualquier otro y seguro que en estos momentos se está emborrachando, así que antes de entregarle el papel ofrécele un trago, entra en ambiente y entrega el papel. De lo contrario pensara que eres algo de no fiar y te atacara. Iría contigo, pero aún tengo muchas cosas que ordenar en la herrería. –
Si Ray siguiera las indicaciones de Kensho le tomaría llegar unos 45 minutos hasta su destino, puesto que el viejo lobo de mar se encontraba casi en la otra punta del arsenal.
Una vez en el lugar el marino podría distinguir una gran herrería y junto a esta un pequeño mini bar atendido por una pelirroja, en el mostrador se encontraría sentado un viejo con cara de pocos amigos. A este se le acerca un joven que a plena vista parecía pirata y envuelve al viejo por atrás con su brazo como si se conocieran, - ¿Qué pasa anciano, bebiendo solo hoy? Págame un trago y yo te con. - antes de poder terminar el viejo le pega un fuerte codazo a las costillas al pirata el cual lo deja sin aire y hace que, de unos pasas hacia atrás, -no rompas nada- dice la camarera mientras que el viejo sujeto al pirata para luego proporcionarle un cabezazo feroz en la cara. El sonido retumbo por todo el lugar, la cara del joven pirata había quedado abollada a tal punto que daba asco verlo –Puto mocoso de mierda, me hizo mover del lugar, ahora tengo más sed JAJAJA. Kata sírveme una jarra más grande, ¿Que, mi oro no te sirve? - -Ya te sirvo viejo, solo deja de gritar. - dejando caer al pirata al suelo, el viejo se vuelve a sentar. Dos jóvenes se acercan hacia el cuerpo tirado y lo alejan del lugar.
Con las cosas más calmadas Kensho escucho la petición de Ray, aunque el sabio bastante solo la zona del arsenal, solo tenía visto las cosas buenas, donde conseguir armas especificas o donde estaban los mejores en su trabajo, pero esta era información que no le iba a funcionar al marino. Se dio cuenta que necesitaba la ayuda de alguien más metido en la zona del arsenal y por la cabeza solo se le vino el nombre de una única persona. –Tengo a alguien en mente, el viejo lobo de mar es un anciano que paso por muchas cosas en su vida y podríamos decir que fue casi uno de los pilares de la creación del arsenal. Aunque recientemente no se encuentra ejerciendo, si sigue estando por la zona. - caminando hacia el mostrador el herrero toma lápiz y papel. –En estos momentos seguro se encuentra en este lugar- tomando un mapa de la mesa le señala a Ray la ubicación. –entrégale esto, él te podrá ayudar en lo que quieras. Es un viejo que sabe más que cualquier otro y seguro que en estos momentos se está emborrachando, así que antes de entregarle el papel ofrécele un trago, entra en ambiente y entrega el papel. De lo contrario pensara que eres algo de no fiar y te atacara. Iría contigo, pero aún tengo muchas cosas que ordenar en la herrería. –
Si Ray siguiera las indicaciones de Kensho le tomaría llegar unos 45 minutos hasta su destino, puesto que el viejo lobo de mar se encontraba casi en la otra punta del arsenal.
Una vez en el lugar el marino podría distinguir una gran herrería y junto a esta un pequeño mini bar atendido por una pelirroja, en el mostrador se encontraría sentado un viejo con cara de pocos amigos. A este se le acerca un joven que a plena vista parecía pirata y envuelve al viejo por atrás con su brazo como si se conocieran, - ¿Qué pasa anciano, bebiendo solo hoy? Págame un trago y yo te con. - antes de poder terminar el viejo le pega un fuerte codazo a las costillas al pirata el cual lo deja sin aire y hace que, de unos pasas hacia atrás, -no rompas nada- dice la camarera mientras que el viejo sujeto al pirata para luego proporcionarle un cabezazo feroz en la cara. El sonido retumbo por todo el lugar, la cara del joven pirata había quedado abollada a tal punto que daba asco verlo –Puto mocoso de mierda, me hizo mover del lugar, ahora tengo más sed JAJAJA. Kata sírveme una jarra más grande, ¿Que, mi oro no te sirve? - -Ya te sirvo viejo, solo deja de gritar. - dejando caer al pirata al suelo, el viejo se vuelve a sentar. Dos jóvenes se acercan hacia el cuerpo tirado y lo alejan del lugar.