¿Sabías que…?
... el autor de One Piece, Eichiro Oda, hay semanas en las que apenas duerme 3 horas al día para poder alcanzar la entrega del capitulo a tiempo.
[Común] [C-Pasado] El Halcón y el Cuervo.
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
El chico de melena dorada, con un tono que mezclaba admiración y sorpresa, hizo un comentario que Ubben interpretó como un halago, comparándolo con un lunarian. El bribón de ojos dorados, siempre alerta a las oportunidades, dejó que la sorpresa inicial se deslizara rápidamente para dar paso a su habitual faceta seductora. —Curioso...  ¿Solo lo parezco?— murmuró con una expresión de genuina curiosidad que, en un parpadeo, se transformó en una mirada provocadora. —¿Entonces te gustaría conocer la luna? Porque a mí me encantaría quemarme en el sol.— Su coqueteo, poético pero directo, no dejaba margen para la ambigüedad. Ubben mantuvo su mirada fija en los labios y ojos del chico de ojos aguileños, decidido a no perder el control de la situación.

Gavyn, sin inmutarse ante el acercamiento del peliblanco, respondió con un tono coqueto y despreocupado. —No dudo que lo seas... es solo que si como demasiado un platillo, termina por aburrirme. ¿Nunca te ha pasado?— Su respuesta, ligera y desenfadada, no perturbó a Ubben, quien estaba más que acostumbrado a lidiar con respuestas evasivas. Con una sonrisa astuta, replicó. —Ohh, veo el malentendido... no busco conquistarte, guapo... busco seducirte.— Ubben, quien siempre tenía un as bajo la manga, o en su caso, dos barajas completas, tanto en el sentido literal como metafórico, no pensaba dejar escapar esa oportunidad.

Luego de que el peliblanco coquetease con la brocheta, el rubio mordió la misma desde la mano del bribón de ojos dorados, dando a entender que estaba dispuesto a jugar el juego de seducción. —Con permiso, manchaste tu rostro,— dijo Ubben mientras, con una delicadeza calculada, guiaba su mano hacia la boca de Gavyn y limpiaba la comisura de sus labios con un movimiento lento y sugerente. Aunque no había mancha alguna, Ubben sabía que el contacto físico, por más leve que fuera, lo acercaba un paso más a su objetivo.

Cuando Gavyn respondió a su insinuación sobre no limitarse solo a conversar con un "Lo siento, pero tocar es más caro," Ubben sintió que la balanza volvía a inclinarse a su favor. —Oh, entonces creo que acabo de endeudarme,— replicó con voz suave, retirando su mano del rostro de Gavyn y lamiendo la punta de su pulgar de manera provocativa, buscando despertar los impulsos más bajos del rubio ángel. Sin embargo, el momento se tornó incómodo cuando las siguientes palabras de Gavyn sonaron como una suerte de insulto. Ubben lo miró serio por un instante, dudando si Gavyn había visto a través de sus intenciones o si simplemente estaba jugando a ser difícil de alcanzar.

Gavyn esquivaba cada invitación de manera directa, aunque dejaba entrever pequeñas aperturas, tal vez esperando que Ubben cruzara los límites o quizás porque no tenía idea de lo maquiavélico que podía llegar a ser el peliblanco. —Las deudas no son lo peligroso, guapo... Lo peligroso es la gente con quien te endeudas,— afirmó Ubben con confianza, volviendo a darle a su mirada ese toque seductor. —¿Qué clase de idiota trataría a un halcón como si fuera un periquito? Creo que me subestimas, querido... Intentar enjaular un ave es tan iluso como intentar secar el mar, si me lo preguntas,— continuó, dejando ver que, aunque acostumbrado a rodearse de personas, en el fondo siempre estaba solo, como un alma libre e indómita que sabía fingir ser domada para sobrevivir en paz.

Ignorando la reflexión de su alada presa, Ubben devolvió una sonrisa carismática cuando Gavyn le preguntó si acaso era humano. —¿Acaso parezco algo más?— replicó, abrazándose a sí mismo y acariciando sus propios brazos con un tono triste y vulnerable que no era más que otra mentira. —Quizá solo soy un lunarian a quien despojaron de sus alas...— terminó de hablar girando su rostro levemente, exponiendo su cuello de manera sugerente, como si estuviera ofreciendo más de lo que las palabras podían expresar. Ubben sabía lo que quería y no se detendría por nada, a menos que recibiera un "no" explícito. Después de todo, era malvado, pero no un monstruo.

La respuesta de Gavyn a su presentación fue más un lenguaje corporal que palabras, y en ese momento, la mirada del rubio cambió, haciéndole sentir a Ubben que estaba en las garras de un depredador. Lejos de intimidarse, Ubben se sintió más a gusto, permitiendo que Gavyn disfrutara de esa sensación de poder, pues sabía que no duraría mucho. —Oh, entiendo... ¿Eso significa que podrías hacerme daño?— preguntó Ubben, clavando sus ojos en la boca del rubio, siguiendo cada uno de sus movimientos con atención. —La idea del collar y comandos no me molesta... pero quizá pueda sorprenderte con algunos trucos que ya conozco,— añadió, relamiéndose antes de concluir. —Dicen que soy buen estudiante... ¿quieres ser mi maestro acaso?— ofreciendo una sumisión controlada, pero sumisión al fin.

En ese momento, Ubben no escuchó las siguientes palabras, tal vez porque el alcohol comenzaba a hacer efecto, o quizás porque estaba demasiado inmerso en su papel de seducir a Gavyn. Quería llevar al ángel rubio a la cama, no solo por deseo, sino para mantenerlo cerca más tiempo, ya que era evidente que Gavyn era de esos que desaparecían sin dejar rastro, como el albino cuervo de ojos dorados. Cuando la conversación giró hacia el tema del miedo, Ubben dejó de mirar los labios de Gavyn y clavó sus ojos ansiosos en los del contrario. Se inclinó hacia adelante, sujetó a Gavyn por el abrigo y lo atrajo hacia sí con delicadeza. —A la mierda. No seguiré rogando,— murmuró antes de intentar besarlo sin pudor alguno.

Luego, mirándolo a los ojos, Ubben se relamió los labios y sentenció. —¿Qué clase de ángel eres? Te veo y solo pienso en pecar,— admitió, mientras pedía la cuarta ronda de cervezas. Estaba un poco ebrio, y eso lo hacía más vulnerable. —No tengo miedo de perderme, guapo... tengo miedo de volver a encontrarme,— añadió, en un dicho estúpidamente filosófico, pero que dentro de todas las mentiras que había estado diciendo, se coló como una gran verdad que lo hizo sentirse enormemente vulnerable. Bajó su tricornio ligeramente, buscando cubrir un poco su rostro mientras comía un par de nuggets, intentando recuperar la compostura.
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RE: [C-Pasado] El Halcón y el Cuervo. - por Ubben Sangrenegra - 15-08-2024, 08:20 AM

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