Asradi
Völva
15-08-2024, 11:19 AM
Inspirar a otros... Eso sonaba muy bien, pero también demasiado lejano. Era consciente que no se podía cambiar el mundo, ni la mentalidad de las personas, de buenas a primeras. Ojalá, pero la cosa no funcionaba así. Si así fuese, ella no hubiese tenido que irse de la isla Gyojin o abandonar la protección de los suyos. A veces todavía le dolía ese hecho. Hizo una mueca, casi imperceptible, de incomodidad. La arena todavía se pegaba a algunas zonas de su cola, de donde sobresalía la aleta dorsal en la parte más superior. Por eso estaba acomodada de lado, para que dicha aleta no se clavase en la arena. De vez en cuando jugaba con el extremo de dicha cola, haciendo formas extrañas en la propia superficie húmeda.
— Con una falda larga o algo así me será suficiente. — Algo simple que cubriese esa parte de su anatomía.
No es que se avergonzase, ni mucho menos. Por el contrario, tenía en alta estima a su especie, a su raza, y se enorgullecía de ello. Pero en la superficie era otro cantar. Admiradas y temidas, las sirenas podían despertar muchos tipos de emociones. Unos buenos y otros malos. Y prefería evitar los malos, todo sea dicho.
Aún así, esbozó una suave sonrisa dedicada, expresamente, al marine. Parecía ser buena gente, al menos de momento. No confiaba del todo en él, pero al menos habían dado un paso en el entendimiento. Y eso era también importante para ella.
— Pero todavía es de noche, podemos disfrutar un poco más de este lugar y del arrullo que el mar nos ofrece. — Se fijó, entonces, más en sus rasgos. Para ser un humano era atractivo a su manera, aunque no estaba interesada en esas cosas ahora mismo.
— Cuéntame más de ti, de este lugar. — Quiso saber, ávida por un poco más de información. O, más bien, por cómo era la vida en la superficie.
Le miró con una sonrisa encantadora, mientras se acomodaba más en la arena, con el vientre apoyado parcialmente sobre dicho lugar. Poco a poco sus cabellos se iban secando con la suave brisa marina nocturna.
Quizás no había terminado en tan mal lugar, después de todo.
— Con una falda larga o algo así me será suficiente. — Algo simple que cubriese esa parte de su anatomía.
No es que se avergonzase, ni mucho menos. Por el contrario, tenía en alta estima a su especie, a su raza, y se enorgullecía de ello. Pero en la superficie era otro cantar. Admiradas y temidas, las sirenas podían despertar muchos tipos de emociones. Unos buenos y otros malos. Y prefería evitar los malos, todo sea dicho.
Aún así, esbozó una suave sonrisa dedicada, expresamente, al marine. Parecía ser buena gente, al menos de momento. No confiaba del todo en él, pero al menos habían dado un paso en el entendimiento. Y eso era también importante para ella.
— Pero todavía es de noche, podemos disfrutar un poco más de este lugar y del arrullo que el mar nos ofrece. — Se fijó, entonces, más en sus rasgos. Para ser un humano era atractivo a su manera, aunque no estaba interesada en esas cosas ahora mismo.
— Cuéntame más de ti, de este lugar. — Quiso saber, ávida por un poco más de información. O, más bien, por cómo era la vida en la superficie.
Le miró con una sonrisa encantadora, mientras se acomodaba más en la arena, con el vientre apoyado parcialmente sobre dicho lugar. Poco a poco sus cabellos se iban secando con la suave brisa marina nocturna.
Quizás no había terminado en tan mal lugar, después de todo.