Lance Turner
Shirogami
15-08-2024, 10:14 PM
(Última modificación: 15-08-2024, 10:19 PM por Lance Turner.)
Un día más, el aire tan fresco de aquella isla me alegraba el día, contrastando con las altas temperaturas que hacían por el sol. Era de agradecer notar el frescor rozando mi rostro mientras avanzábamos por el camino. Aún con todo, podía sentir el ligero peso de la humedad en el ambiente, como un vestigio de la bruma matutina que lentamente se estaba disipando bajo los primeros rayos del sol. Mientras caminaba junto a mis compañeros, mis ojos vagaban por el paisaje que nos rodeaba, y aunque mi semblante permanecía relajado, mi mente estaba ocupada en mil pensamientos, algunos más estúpidos que otros.
Juuken, siempre ansioso por aprender y conocer, iba a mi lado, hablando con su habitual entusiasmo sobre lo que nos esperaba más adelante. No podía evitar sonreír al ver su energía. Me recordaba en cierto modo a cómo era cuando era un pequeño mocoso en mi isla, aunque yo cargaba entonces con menos cicatrices y menos preguntas también. Había algo divertido en su curiosidad, y me alegraba ver que no había perdido esa chispa que lo hacía único.
Terence caminaba a mi otro lado, su figura era extrañamente imponente , seguramente por su presencia tranquila y seguridad en sí mismo. Era reconfortante y algo tranquilizador, ya que él conocía más de la isla que el resto de nosotros. Sabía que era el tipo de persona con la que se podía contar en cualquier situación, y aunque nuestras conversaciones no siempre eran cargadas de emoción y pasión, entendíamos en una manera un tanto extraña el valor de la camaradería sin necesidad de muchas palabras. Aunque éramos claramente dispares, había cierta complicidad mental que trasmitíamos con pocas palabras, y más con gestos o miradas.
- Terence, apuesto a que el próximo bar tendrá algo que llamará tu atención. – Comenté en un tono de vacile, observando cómo su mirada se perdía en el horizonte, posiblemente ya analizando las posibles estrategias que necesitaríamos emplear más adelante. - Quizá descubramos una nueva bebida o un nuevo plato... Hablando de eso, nos vendría bien para que Shiro aprenda nuevos platos riquísimos, ¡Que no son pocos los que sabe ya! - Dije más alto para llamar la atención de Shiro, para dirigirme a él de inmediato. - ¿Verdad Shiro?
Shiro, por su parte, mantenía su acostumbrada distancia, siempre alerta pero nunca intrusivo. Era como una sombra que se movía con nosotros, en silencio, pero siempre presente. De alguna manera, su presencia me daba tranquilidad, sabía que con él, podíamos estar preparados para lo que viniera.
Finalmente, no pude evitar volver la vista al joven Juuken, quien parecía estar perdiéndose en sus pensamientos nuevamente. Sabía que algo rondaba su cabeza, y aunque respetaba su espacio, no podía evitar preocuparme por él. Le di una palmada en el hombro, como para sacarlo de su ensimismamiento.
- Vamos, Juuken, no dejes que tus pensamientos te nublen el día. - Dije intentando trasmitirle confianza y que se alejase de esos pensamientos. - Hoy es una nueva oportunidad para aprender algo nuevo. Además, tengo la corazonada de que este lugar guarda más de lo que parece. Y quién sabe, tal vez tengamos que ganarnos nuestro desayuno de una manera... poco convencional – bromeé, guiñándole un ojo.
El camino continuaba, y con él, la promesa de lo desconocido. Era justo el tipo de día que me hacía recordar por qué había decidido seguir este camino. No había nada mejor que la sensación de libertad que traía una nueva aventura, y con estos compañeros, sabía que el día estaría lleno de sorpresas.
Ya frente a la taberna donde queríamos entrar Terence y yo, miré a los demás, con una sonrisa cómplice. Me giré para tener a mis compañeros de frente y me dirigí a estos.
- Vamos, chicos, parece que este lugar tiene lo que necesitamos – Dije con ese tono despreocupado que suelo usar cuando pretendo trasnmitir confianza.
Al cruzar la puerta, nos recibió el sonido de una melodía que, aunque no era extraordinaria, acompañaba bien el ambiente. La taberna no estaba muy llena, lo que nos permitió encontrar una mesa sin problemas. Mientras nos acomodábamos, no pude evitar fijarme en el tipo que cantaba en una esquina. No era lo mejor que había escuchado, pero definitivamente había visto cosas peores. Sin perder tiempo, me acerqué a la barra y le hice un gesto al tabernero.
- Cuatro bebidas, lo que tengas que sea fresco y sin alcohol. – Le dije, dándole un guiño señalando a los dos jovenzuelos del grupo para que entendiese el motivo.
Volví a la mesa justo cuando nos traían las bebidas, y me recosté en la silla, disfrutando del ambiente. Todo parecía tranquilo, al menos hasta que Juuken, con esa curiosidad que lo caracteriza, me dio un codazo y me señaló a un tipo que estaba solo en una esquina.
- Qué tío más raro, ¿no? No parece ni humano – comentó el joven con el ceño fruncido.
Giré la cabeza para echarle un vistazo. Efectivamente, el sujeto tenía un aspecto que destacaba, con ese sombrero extraño y todo vestido de azul. No pude evitar sonreír al ver la fascinación en los ojos de Juuken.
- Tienes razón, es un tipo peculiar... – le respondí, sin quitarle la vista de encima. – Puede que este lugar sea más interesante de lo que parecía a primera vista.
Tras esto, aparté la mirada de aquel sujeto, no pretendiendo molestar. Le di un sorbo a mi bebida, disfrutando de la frescura del líquido mientras dejaba que el momento se desarrollara. Sabía que algo interesante saldría de esta taberna, y estaba más que listo para lo que viniera.