Zath Elion Vhal
Zev el Fiero
16-08-2024, 08:42 AM
(Última modificación: 16-08-2024, 08:45 AM por Zath Elion Vhal.
Razón: Añado codigo de personaje
)
Zev seguía avanzando por la ciénaga, cada paso un recordatorio de lo extraño y surrealista que era ese lugar. Sin embargo, algo llamó su atención en el borde de su visión. Una sombra, apenas perceptible, parecía moverse entre la niebla densa. Sus sentidos, aún embotados por la atmósfera del lugar, le hicieron dudar por un momento, pero pronto pudo distinguir una figura entre las sombras.
Era la silueta de un hombre, eso estaba claro. Su presencia era apenas una sombra en la distancia, pero había dos detalles que se destacaban: un parche cubriendo uno de sus ojos y un largo cabello que se movía suavemente con la brisa. Zev entrecerró los ojos, tratando de enfocar mejor, pero la niebla y la extraña energía del lugar distorsionaban la figura, haciendo que pareciera desvanecerse y aparecer con cada parpadeo.
- ¿Quién eres?, pensó en voz alta, su mente debatiéndose entre la curiosidad y la cautela. Sin embargo, en lugar de actuar impulsivamente, algo dentro de él le advirtió que aquello podría ser una ilusión, una trampa más de la ciénaga para confundirlo. No reconocía al hombre y, en este lugar donde la realidad se desdibujaba, cualquier cosa era posible. Podría ser una simple proyección de su mente, un eco de algún recuerdo perdido o incluso una manifestación de los peligros del entorno.
Decidió no interactuar con la figura. Si era una ilusión, entonces no tenía sentido gastar energía en ella; si no lo era, lo descubriría a su debido tiempo. En lugar de eso, Zev optó por centrarse en lo que podía controlar: su mente. Lentamente, dejó que sus pies se hundieran ligeramente en el suelo blando de la ciénaga y se sentó en una postura de meditación.
Cerró los ojos, respirando profundamente, tratando de encontrar un punto de calma en medio del caos que lo rodeaba. Su objetivo era despejar su mente, separar la realidad de las ilusiones que este lugar pudiera crear. La respiración lenta y controlada le permitió concentrarse en su interior, en su esencia, intentando deshacerse de cualquier distracción externa.
El mundo a su alrededor parecía calmarse mientras entraba en un estado meditativo. Podía sentir la extraña energía del lugar rodeándolo, pero la dejaba fluir a través de él sin aferrarse a nada en particular. La figura en la niebla se desvaneció de su mente, al igual que cualquier pensamiento sobre ella. Ahora, solo estaba él, su respiración y la calma que intentaba alcanzar.
Zev sabía que mantener una mente clara era vital en un lugar como este. Si quería sobrevivir a las maravillas y peligros de la Ciénaga del Delirio, necesitaba estar en control de sí mismo. Solo entonces podría enfrentar lo que este misterioso lugar tuviera reservado para él.
Era la silueta de un hombre, eso estaba claro. Su presencia era apenas una sombra en la distancia, pero había dos detalles que se destacaban: un parche cubriendo uno de sus ojos y un largo cabello que se movía suavemente con la brisa. Zev entrecerró los ojos, tratando de enfocar mejor, pero la niebla y la extraña energía del lugar distorsionaban la figura, haciendo que pareciera desvanecerse y aparecer con cada parpadeo.
- ¿Quién eres?, pensó en voz alta, su mente debatiéndose entre la curiosidad y la cautela. Sin embargo, en lugar de actuar impulsivamente, algo dentro de él le advirtió que aquello podría ser una ilusión, una trampa más de la ciénaga para confundirlo. No reconocía al hombre y, en este lugar donde la realidad se desdibujaba, cualquier cosa era posible. Podría ser una simple proyección de su mente, un eco de algún recuerdo perdido o incluso una manifestación de los peligros del entorno.
Decidió no interactuar con la figura. Si era una ilusión, entonces no tenía sentido gastar energía en ella; si no lo era, lo descubriría a su debido tiempo. En lugar de eso, Zev optó por centrarse en lo que podía controlar: su mente. Lentamente, dejó que sus pies se hundieran ligeramente en el suelo blando de la ciénaga y se sentó en una postura de meditación.
Cerró los ojos, respirando profundamente, tratando de encontrar un punto de calma en medio del caos que lo rodeaba. Su objetivo era despejar su mente, separar la realidad de las ilusiones que este lugar pudiera crear. La respiración lenta y controlada le permitió concentrarse en su interior, en su esencia, intentando deshacerse de cualquier distracción externa.
El mundo a su alrededor parecía calmarse mientras entraba en un estado meditativo. Podía sentir la extraña energía del lugar rodeándolo, pero la dejaba fluir a través de él sin aferrarse a nada en particular. La figura en la niebla se desvaneció de su mente, al igual que cualquier pensamiento sobre ella. Ahora, solo estaba él, su respiración y la calma que intentaba alcanzar.
Zev sabía que mantener una mente clara era vital en un lugar como este. Si quería sobrevivir a las maravillas y peligros de la Ciénaga del Delirio, necesitaba estar en control de sí mismo. Solo entonces podría enfrentar lo que este misterioso lugar tuviera reservado para él.