Asradi
Völva
16-08-2024, 09:16 PM
El topetazo que se había dado había sido considerable. Pero ahora que ya no estaba tan atontada después de ser arrastrada, casi como un trapo, por el viento, se puso en pie y contemplo el interior. Se había metido en el interior del navío por un agujero que tenía. Por inercia, se frotó un poco las posaderas, donde se había llevado todo el grueso del golpe.
Dió un par de pasos, de manera cautelosa. El viento ahí dentro ahora parecía no molestarla demasiado, por ahora. El problema no era ese.
— ¿Eso son voces? — Susurró para si misma.
Vió que había otro agujero, y se asomó para mirar con cautela. No estaba sola, efectivamente. Las voces que había escuchado no habían sido producto de su imaginación. O de ese sueño. O de lo que fuese. No reconoció a la mayoría, pero sí había una que le sonaba.
El tono era igual, pero ese lenguaje era terriblemente raro para ella. Apenas y entendía la mitad.
— ¿¡Airgid!? — Fue entonces cuando la reconoció.
No era la rubia que recordaba. Bueno, sí, pero tenía otra apariencia. ¡Y tenía las dos piernas! ¿De qué se sorprendía? Ella ahora estaba con dos piernas cubiertas de escamas, como las que solía tener en su cola de sirena. Por fortuna, para su orgullo oceánico, todavía mantenía la aleta dorsal en su espalda.
Salió del interior del navío, comprobando que, efectivamente, la otra chica no estaba sola. Había un tipo alado y un... ¡Un gyojin tiburón! Los ojos de Asradi se oscurecieron unos segundos, de depredador a depredador. Pero más con cautela momentánea. Ellos también parecían tener una bolsa similar a la suya. La pelinegra rozó la suya con los dedos, solo para comprobar que continuaba ahí.
— No sé que está pasando, pero si le ponéis la mano encima no voy a estar contenta. — ¿Eso era una amenaza? Quizás era un poco inverosímil para alguien que tan solo medía metro sesenta. Pero tenía unos buenos dientes, eso sí.
Ahora, al lado de Airgid y mirando de frente a los otros dos, se pudo fijar más en el gyojin. Era fuerte, diría que hasta atractivo. Porque lo era para el estándar de los suyos. Pero estaban en un situación extraña como para pararse a pensar en esas cosas.