Nagaki
Medusa
17-08-2024, 02:20 AM
¡Invasión por re-spawn tras muerte! - Vengo de: el lugar que nunca existió
Nagaki sintió un vacío abrumador al momento de la destrucción. El estruendo de la tormenta resonaba aún en sus oídos cuando, de repente, el caos se tornó en silencio. La tundra, que antes había sido su lugar de aparición en este sueño, se desvaneció, y un nuevo paisaje lo envolvió. Durante un instante, la oscuridad lo tragó todo, y su ser se sintió ligero, como si flotara en un abismo sin fondo.Cuando la luz regresó, Nagaki se encontró en un lugar completamente distinto. Ante él se alzaban majestuosas montañas, sus picos afilados se elevaban hacia el cielo, como si quisieran desafiar a los mismos dioses. Sentado en una roca fría, se tomó un momento para absorber su nueva realidad. La lluvia todavía caía, pero aquí el ambiente se sentía diferente. Las nubes pesadas que antes lo oprimían habían sido reemplazadas por un cielo que, aunque gris, dejaba entrever una promesa de claridad.
El frío penetrante de la tundra ya no lo acosaba; en cambio, una brisa fresca y vivificante acariciaba su piel. Sin embargo, la memoria de lo que había dejado atrás aún bailaba en su mente. La destrucción era una imagen vívida, como una pesadilla de la que no podía escapar. Recordó el retumbar de los rayos, el crujir de la tierra.
Mientras se ponía en pie, Nagaki observó su entorno. Las montañas no solo eran majestuosas, sino también amenazadoras. De sus laderas colgaban las nieves eternas, y en sus valles se corría un río caudaloso que serpenteaba con una fuerza incontenible. Podía oír su murmullo, un lamento lejano que recordaba los ecos de las voces que lo habían rodeado en la tundra.
-¿Dónde estoy?- Se preguntó, y al decirlo en voz alta, el sonido parecía ser devorado por el viento que aullaba entre las rocas. Mientras sus ojos se ajustaban a la luz tenue entre las nubes, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Las montañas parecían estar vivas, como una entidad que lo observaba con curiosidad y desdén. Se ajustó la bolsa y se la puso más al centro, como si fuera una riñonera en la parte central de la pelvis. -Necesito ir a por más de estas...-
Cada paso se tornaba un desafío. Las piedras y el barro deslizaban sus pies, y la sensación de estar siendo observado lo seguía como una sombra. Las voces de las montañas parecían susurrar secretos olvidados, las ruinas de antiguas civilizaciones asomaban por cada lado, relatos de aquellos que habían caminado antes que ella.
A medida que subía por la pendiente, sus pensamientos se tornaron más claros. Este nuevo paisaje era un reto. Quizás podría encontrar aliados entre los templos antiguos que adornaban las laderas. Tenía que explorar, pero también sabía que debía ser cauteloso. Las montañas ocultaban peligros a cada vuelta.
Me detuve un instante y miró hacia el horizonte. La lluvia seguía cayendo, y, a lo lejos, una débil luz surgía entre las nubes. El rayo del sol atravesó brevemente las sombras, como una invitación a avanzar más allá de sus miedos.
Justo cuando giraba hacia la dirección de la luz, su corazón se detuvo al vislumbrar unas figuras en la distancia, casi como un espejismo. ¿Sería un viajero? ¿Un ser de estas montañas? La curiosidad lo inundó de inmediato, y la búsqueda de respuestas reemplazó su miedo. Con el viento todavía soplando suavemente a su alrededor, Nagaki comenzó a descender por el sendero, decidido a enfrentarse a lo que viniera, con la esperanza de redescubrir su propósito en este nuevo mundo.