Airgid Vanaidiam
Metalhead
17-08-2024, 03:10 AM
No había un objetivo concreto para la salida de Airgid ese día. La intención del grupo solía ser simplemente explorar y buscar cosas útiles para el refugio, quizás comida, quizás leña, o quizás un niño perdido. Así es como se habían conocido todos, al fin y al cabo, la soledad era lo que les unió. Y a ojos de Airgid, aquel chico parecía bastante solitario. Pero tampoco podía invitarle así como así al refugio, podría poner en peligro al resto de su familia si no le conocía bien previamente, una lección que acabó aprendiendo por las malas hace ya un tiempo. Así que a pesar de su desparpajo y su inherente buen rollo, trataba de ser un poco cauta en ese aspecto.
¿Siempre hablaba así? No parecía... una persona. Parecía más un robot, una máquina. La rubia le miraba encandilada. Habló de sí mismo en tercera persona hasta que finalmente se presentó, afirmando que él era ese Alzeid que mencionaba. Y terminaba las frases de una forma, para Airgid, muy curiosa y graciosa a la vez. Le confirmó que había sido él el que asustó a esos dos, lo que provocó una risilla afilada en la rubia. Y también dijo que nació en isla Kilombo, pero que formaba parte de una banda llamada los Pecados Capitales, que aparentemente había sido disuelta a favor de una investigación. Era la segunda vez que mencionaba eso de la "investigación". La niña se rascó la frente, como si pudiera sacar de ahí sus pensamientos. Pecados Capitales... le quería sonar, pero no terminaba de caer del todo. De lo que sí estaba segura era que cada vez que hablaba le resultaba más curioso y confuso a la vez, era tan extraño. Nunca había conocido a un chico como aquel.
— Hase bochornito. — Se especificó a sí misma cuando mencionó el tema de la humedad, como si fuera importante remarcarlo por algún motivo. — ¡Encantá Alzei! — Solía recortad un poco las palabras, así que no llegaba a pronunciar del todo la letra "d". — ¡Yo me llamo Airgid! — Sin embargo, su "d" la pronunció perfectamente. También porque sabía cómo se escribía su nombre, pero no el de su nuevo amigo. Le escuchó mencionar que en el pueblo se referían a él como "niño maldito", así que decidió compartir una anécdota suya, quizás para intentar hacerle sentir mejor. — Los del pueblo tan chalaos, sieeempre que ven alguno de mi grupo se ponen esho una' fiera. Empiezan a chillá: ¡niñoooooo no me robéi má tomateeeee! ¡Dejá de liarla yaaaaaa! — Escenificó, imitando lo que sería una señora echándole la bronca a un grupo de pillos ladronzuelos. Luego se rió un poco antes de seguir. — Así que no le haga mucho caso, ¿sabe'? Hay alguno que son buenos con nosotro' pero... de normal... pueh no. — Se encogió de hombros, quitándole hierro al asunto, realmente no le afectaba demasiado. Era normal que se enfadasen si se dedicaban a robarles comida, además, el grupillo solía vengarse de aquellos que les molestaban a base de bromas y trastadas varias.
— ¿Qué e' eso de la inve'tigasión? — No había sido capaz de quitarse eso de la cabeza. Le interesaba en demasía, a ella misma le gustaba investigar cosas a veces. Su curiosidad sobre todo se centraba en las máquinas, los dispositivos electrónicos, los metales, los cables, la cacharrería. Más de una vez se había llevado un buen chispazo trasteando con la electrónica que encontraba por ahí. Pero era tan electrizante, ¡tan emocionante! La mera idea de poder construir algo de cero solo con sus manos y un poco de imaginación hacía que su corazón palpitara con emoción. ¿Estaría investigando algo de ese estilo, por casualidad?
¿Siempre hablaba así? No parecía... una persona. Parecía más un robot, una máquina. La rubia le miraba encandilada. Habló de sí mismo en tercera persona hasta que finalmente se presentó, afirmando que él era ese Alzeid que mencionaba. Y terminaba las frases de una forma, para Airgid, muy curiosa y graciosa a la vez. Le confirmó que había sido él el que asustó a esos dos, lo que provocó una risilla afilada en la rubia. Y también dijo que nació en isla Kilombo, pero que formaba parte de una banda llamada los Pecados Capitales, que aparentemente había sido disuelta a favor de una investigación. Era la segunda vez que mencionaba eso de la "investigación". La niña se rascó la frente, como si pudiera sacar de ahí sus pensamientos. Pecados Capitales... le quería sonar, pero no terminaba de caer del todo. De lo que sí estaba segura era que cada vez que hablaba le resultaba más curioso y confuso a la vez, era tan extraño. Nunca había conocido a un chico como aquel.
— Hase bochornito. — Se especificó a sí misma cuando mencionó el tema de la humedad, como si fuera importante remarcarlo por algún motivo. — ¡Encantá Alzei! — Solía recortad un poco las palabras, así que no llegaba a pronunciar del todo la letra "d". — ¡Yo me llamo Airgid! — Sin embargo, su "d" la pronunció perfectamente. También porque sabía cómo se escribía su nombre, pero no el de su nuevo amigo. Le escuchó mencionar que en el pueblo se referían a él como "niño maldito", así que decidió compartir una anécdota suya, quizás para intentar hacerle sentir mejor. — Los del pueblo tan chalaos, sieeempre que ven alguno de mi grupo se ponen esho una' fiera. Empiezan a chillá: ¡niñoooooo no me robéi má tomateeeee! ¡Dejá de liarla yaaaaaa! — Escenificó, imitando lo que sería una señora echándole la bronca a un grupo de pillos ladronzuelos. Luego se rió un poco antes de seguir. — Así que no le haga mucho caso, ¿sabe'? Hay alguno que son buenos con nosotro' pero... de normal... pueh no. — Se encogió de hombros, quitándole hierro al asunto, realmente no le afectaba demasiado. Era normal que se enfadasen si se dedicaban a robarles comida, además, el grupillo solía vengarse de aquellos que les molestaban a base de bromas y trastadas varias.
— ¿Qué e' eso de la inve'tigasión? — No había sido capaz de quitarse eso de la cabeza. Le interesaba en demasía, a ella misma le gustaba investigar cosas a veces. Su curiosidad sobre todo se centraba en las máquinas, los dispositivos electrónicos, los metales, los cables, la cacharrería. Más de una vez se había llevado un buen chispazo trasteando con la electrónica que encontraba por ahí. Pero era tan electrizante, ¡tan emocionante! La mera idea de poder construir algo de cero solo con sus manos y un poco de imaginación hacía que su corazón palpitara con emoción. ¿Estaría investigando algo de ese estilo, por casualidad?