Kael
El Fantasma del Mar
17-08-2024, 01:07 PM
El rugido lejano de la ciénaga me acompaña mientras intento buscar el camino entre el barro y los árboles. La niebla me envuelve y envuelve a Zev, quien sigue en su postura impasible. Mis palabras flotan en el aire denso, y con cada frase que pronuncio, busco tender un hilo de distracción que le mantenga cautivo. La bolsa de canicas sigue hablando, brillando con su misteriosa luz y atrayéndome más que cualquier otra cosa en este lugar.
-¿Sabías que las canicas tienen su propia historia? - empiezo, comenzando a girar en torno a él, asegurándome de mantener su atención en mis palabras y no en mis movimientos. - En las tierras de los sueños, cada esfera guarda un poder diferente. Hay leyendas de que esas canicas pueden despertar el pasado y abrir portales a nuevas realidades, ¿no es fascinante?
Mientras me muevo sigilosamente, mi conexión con el barro se intensifica. El suelo responde a mi llamado, queriendo cooperar en esta sutil danza de intervención. Si me concentro, puedo sentir cómo el lodo tiembla sutilmente, preparándose para actuar a mi señal. Intentando atrapar a Zev en la telaraña de curiosidad que tejo con mis palabras, parece interesado en la historia que relato mientras sigue observándome con esos ojos ámbar, que destilan una mezcla de desafío y cautela.
- Ya sé que no parezco alguien que pueda comprender el poder de un sueño, pero la verdad es que mis visiones a menudo me llevan más allá de lo que imagino - sigo hablando, dejando que el ritmo de mis palabras invite a Zev a perderse en mis relatos. - Los sueños tienen la habilidad de alterar nuestra percepción de la realidad. Por eso, cada movimiento aquí parece tan importante, cada pequeña elección puede llevarnos a una nueva aventura. Es el único lugar en el que puedo reunirme con mi mujer después de todo, así que cuando uno aprende a atesorar esos momentos, acaba haciéndose con el control de lo que sueña.
El lodo comienza a moverse más rápidamente, fluyendo a mis órdenes, se crea una especie de tentáculo de barro a la espalda de Zev, muy pegado a la pierna más cercana a su bolsa, y hago que el tentáculo vaya lentamente acercándose a la bolsa colgada de la cadera de Zev. Cada vez que aparto la vista hacia otro lado, el barro se desliza más cerca, sigiloso como una sombra que saca ventaja del descuido de su portador.
-He aprendido que los verdaderos guerreros son también grandes oyentes. Tienes un aire enigmático, Zev, y eso es algo que los que están perdidos en sus propias historias aprecian. Dicen que aquellos con cicatrices llevan consigo las huellas de sus triunfos y fracasos - continúo, intentando desviar su mirada profunda hacia el misterio de mis palabras, especialmente por el brillo que parece salir de la bolsa.
Las palabras fluyen involuntariamente mientras la bolsa, un tesoro en la bruma, se vuelve el centro de mi atención. Con cada frase, voy acercando lentamente el lodo hacia el objetivo, justo al alcance de mi poder. Espacio echo a espacio, como un acercamiento suave, donde el tiempo parece alargarse mientras espero la oportunidad adecuada.
- A veces, incluso en la soledad de la Ciénaga del Delirio, uno puede encontrarse rodeado de amigos. Los insectos, las luces de las luciérnagas, hasta el murmullo del agua nos pueden enseñar lecciones de lealtad y poder. Te interesa la lección de la lealtad, Zev, ¿verdad? Los lazos forman una estructura tan sólida como las cicatrices que llevas en tu piel.- Mientras termino esta línea, el lodo, conducido por mi voluntad, se desliza ágilmente por el lado de la bolsa, entreabriendo su cierre con delicadeza y colándose dentro. Con un rápido movimiento de mi mano disimulando estar apartando algún insecto, invoco un tirón, y el barro absorbe su canica y sale de la bolsa. Su concentración se mantiene en mí, embelesado por el relato que le he tejido.
- A veces, lo que parece robado es solo un reconocimiento del verdadero valor de lo que poseemos - concluyo, con una sonrisa burlona que permanece oculta entre las sombras, mientras el lodo regresa a su forma original, la canica en mi poder, que se va deslizando hacia a mí por la capa más baja del barro que he creado, imperceptible para el ojo no muy atento . - Espero que puedas contarnos tu historia algún día, Zev. Hasta entonces, cuídate.
Mientras me alejo, me llevo el círculo de barro a mi al rededor conmigo, pero en vez de tenerlo en un círculo al rededor mío hago una línea recta y ancha entre Zev y yo por si intenta perseguirme poder retrasarle. En caso de poder irme, me alejo lo suficiente para que la bruma se cierra detrás de mí, dejando a Zev atrapado en el eco de mis palabras, sin la más mínima sospecha de lo que realmente ha ocurrido.