Lance Turner
Shirogami
17-08-2024, 10:11 PM
Mientras hablaba con aquel chico, que había captado toda mi atención, pasó por nuestro lado un hombre cuyos brazos eran enormes. Nunca había visto alguien así, pero sí que habían llegado a mis oídos la existencia de los brazos largos, y en ese mismo instante supe que se trataba de uno de ellos. Tampoco había que ser muy perspicaz para darse cuenta, pero era desde luego un tipo de raza, si es que era considerado una raza, muy extraño de ver, incluso para muchos no son más que una mera leyenda.
Como el que se queda mirando algo que no debería mirar para no molestar, me detuve a observarle durante unos segundos. Realmente era muy parecido a un humano normal y corriente. De hecho, lo que más destacaba al margen de sus brazos, era una musculatura mucho más desarrollada de lo habitual, y una altura por encima de la media. A su lado, sentía alguien pequeño.
Parecía estar hastiado, o quizá fatigado. Sus ojeras estaban bastante remarcadas, por lo que debía estar pasando un mal momento. Necesitaría ver a otros como él para entender si esos son aspectos de su raza o se trata de algo único de él.
En ese mismo momento, escuché a lo lejos correr a una persona. Era fácil de ver incluso de reojo, ya que poseía un cabello azul bastante llamativo. Era una joven que parecía correr como alma que lleva al diablo, y miraba hacia atrás, como si estuviese huyendo de algo.
- ¿De quién está huyendo así? ¿Está en peligro? – Me pregunté con el ceño fruncido mirando a la esquina de dónde provenía, sin encontrar señal alguna al respecto.
Un golpe seco me sacó de mis pensamientos al cabo de uno o dos segundos, y es que esa joven había chocado de lleno con el tipo de brazos largos, que se encontraba tirado en el suelo junto a la chica. Por todo alrededor, habían dispersos muchas cosas que debían de ser de ella, la cual lo recogía todo en un abrir y cerrar de ojo, mientras se quejaba del choque.
- ¡Maldición, fíjate por dónde vas! – Le gritó al brazos largos con un claro tono de molestia.
Al estar mirando si le perseguía alguien, no había podido presenciar ese momento, así que realmente no sabía si era culpa del chico o de ella, pero lo dudaba tras haberla visto correr como una loca por la calle sin mirar de frente. Volví mi mirada a aquella esquina, intentando dar con aquello que la hiciese correr así, quizá un asesino, un ladrón, o un ex novio enfurecido, pero nada parecía encajar con lo que pensaba que podrían ser las posibilidades.
El brazos largos pareció tomárselo a bien, pues le devolvió una sonrisa, casi a punto de reírse. Trató de calmarla un poco, pero queriendo dejar claro que fue ella la culpable. Me pensé si intervenir o no, pero al ver que el chico se presentaba decidí guardar la distancia un poco más. Esto es algo que de seguro Juuken no hubiese podido hacer, si él estuviese aquí estaría ayudando a estos dos al tiempo que les preguntaba por su color de pelo a la chica, y si los brazos de aquel sujeto eran normales.
Volví mi mirada al joven con el que había tratado de entablar conversación antes del choque y poniéndome a su altura con unos pocos pasos, miré directamente a la joven.
- Oye, ¿De qué huías? Te he visto correr como alma que lleva el diablo mirando hacia atrás. ¿Estás bien? ¿Están siguiéndote? – Pregunté directamente al ver que pasado ese tiempo seguía sin aparecer nadie que la estuviese buscando.
Como el que se queda mirando algo que no debería mirar para no molestar, me detuve a observarle durante unos segundos. Realmente era muy parecido a un humano normal y corriente. De hecho, lo que más destacaba al margen de sus brazos, era una musculatura mucho más desarrollada de lo habitual, y una altura por encima de la media. A su lado, sentía alguien pequeño.
Parecía estar hastiado, o quizá fatigado. Sus ojeras estaban bastante remarcadas, por lo que debía estar pasando un mal momento. Necesitaría ver a otros como él para entender si esos son aspectos de su raza o se trata de algo único de él.
En ese mismo momento, escuché a lo lejos correr a una persona. Era fácil de ver incluso de reojo, ya que poseía un cabello azul bastante llamativo. Era una joven que parecía correr como alma que lleva al diablo, y miraba hacia atrás, como si estuviese huyendo de algo.
- ¿De quién está huyendo así? ¿Está en peligro? – Me pregunté con el ceño fruncido mirando a la esquina de dónde provenía, sin encontrar señal alguna al respecto.
Un golpe seco me sacó de mis pensamientos al cabo de uno o dos segundos, y es que esa joven había chocado de lleno con el tipo de brazos largos, que se encontraba tirado en el suelo junto a la chica. Por todo alrededor, habían dispersos muchas cosas que debían de ser de ella, la cual lo recogía todo en un abrir y cerrar de ojo, mientras se quejaba del choque.
- ¡Maldición, fíjate por dónde vas! – Le gritó al brazos largos con un claro tono de molestia.
Al estar mirando si le perseguía alguien, no había podido presenciar ese momento, así que realmente no sabía si era culpa del chico o de ella, pero lo dudaba tras haberla visto correr como una loca por la calle sin mirar de frente. Volví mi mirada a aquella esquina, intentando dar con aquello que la hiciese correr así, quizá un asesino, un ladrón, o un ex novio enfurecido, pero nada parecía encajar con lo que pensaba que podrían ser las posibilidades.
El brazos largos pareció tomárselo a bien, pues le devolvió una sonrisa, casi a punto de reírse. Trató de calmarla un poco, pero queriendo dejar claro que fue ella la culpable. Me pensé si intervenir o no, pero al ver que el chico se presentaba decidí guardar la distancia un poco más. Esto es algo que de seguro Juuken no hubiese podido hacer, si él estuviese aquí estaría ayudando a estos dos al tiempo que les preguntaba por su color de pelo a la chica, y si los brazos de aquel sujeto eran normales.
Volví mi mirada al joven con el que había tratado de entablar conversación antes del choque y poniéndome a su altura con unos pocos pasos, miré directamente a la joven.
- Oye, ¿De qué huías? Te he visto correr como alma que lleva el diablo mirando hacia atrás. ¿Estás bien? ¿Están siguiéndote? – Pregunté directamente al ver que pasado ese tiempo seguía sin aparecer nadie que la estuviese buscando.