King Kazma
Shiromimi
18-08-2024, 09:00 PM
Aquellas telas no eran lo suficientemente gruesas. O tal vez debería haberlas empapado en agua antes para impedir que ardieran… Miró alrededor, a ver si encontraba algo que le pudiera servir. ¡Bingo! Tras la barra había un par de toneles con agua, seguramente agua para lavar las jarras o para servir. Recogió las telas de nuevo y las sumergió en los toneles, haciendo que se apagaran las llamas que tenían y dejando que se empaparan bien. No era un científico como para saber las formas más eficientes de apagar fuegos, pero si se ahogaban las llamas, desaparecía el fuego, eso lo sabía cualquiera. Las sacó de nuevo, esta vez mucho más pesadas por la cantidad de agua que habían absorbido, dejando los toneles casi a la mitad. Las volvió a extender sobre las llamas de alcohol. Esta vez tenía que funcionar.
Su segunda preocupación más acuciante era el humo. Él era inmune al calor de las llamas, pero no al humo o a la falta de oxígeno que éstas generaban ya que lo consumían rápidamente. En un espacio abierto no había problema, pero en uno cerrado el humo se acumulaba y el oxígeno disminuía. Comenzó a toser a causa de dicho humo. Había dos miembros de su tripulación allí dentro todavía, no podía permitir que les pasara nada. Casi era mejor abandonar el local directamente y salvarse todos. – ¡Una de dos! O apagamos las llamas ya mismo o salimos de aquí. – Podía haber elegido perfectamente y darles una orden. Pero quería tener en cuenta lo que ellos querían, no ser la clase de pirata que se dedicaba a mangonear a sus subordinados y tomar decisiones por ellos.
Sólo quedaba ver qué era lo que querían ellos. ¿Salir de aquel infierno en el que se estaba convirtiendo la posada mientras estaban a tiempo o salvarla de ser pasto de las llamas? Ambas opciones tenían ventajas e inconvenientes, aunque el valor de dichas ventajas e inconvenientes debía ponerlo cada uno. Arriesgar la vida por unas pertenencias. Salvarse a costa de dichas pertenencias… Poniéndolo en una balanza y con perspectiva, sonaba ridículo arriesgarse a perder la vida por unos pocos objetos. Incluso él con su resistencia al fuego tendría problemas cuando el humo lo inundase todo o se le cayera el edificio encima por la debilitación de la estructura.
Su segunda preocupación más acuciante era el humo. Él era inmune al calor de las llamas, pero no al humo o a la falta de oxígeno que éstas generaban ya que lo consumían rápidamente. En un espacio abierto no había problema, pero en uno cerrado el humo se acumulaba y el oxígeno disminuía. Comenzó a toser a causa de dicho humo. Había dos miembros de su tripulación allí dentro todavía, no podía permitir que les pasara nada. Casi era mejor abandonar el local directamente y salvarse todos. – ¡Una de dos! O apagamos las llamas ya mismo o salimos de aquí. – Podía haber elegido perfectamente y darles una orden. Pero quería tener en cuenta lo que ellos querían, no ser la clase de pirata que se dedicaba a mangonear a sus subordinados y tomar decisiones por ellos.
Sólo quedaba ver qué era lo que querían ellos. ¿Salir de aquel infierno en el que se estaba convirtiendo la posada mientras estaban a tiempo o salvarla de ser pasto de las llamas? Ambas opciones tenían ventajas e inconvenientes, aunque el valor de dichas ventajas e inconvenientes debía ponerlo cada uno. Arriesgar la vida por unas pertenencias. Salvarse a costa de dichas pertenencias… Poniéndolo en una balanza y con perspectiva, sonaba ridículo arriesgarse a perder la vida por unos pocos objetos. Incluso él con su resistencia al fuego tendría problemas cuando el humo lo inundase todo o se le cayera el edificio encima por la debilitación de la estructura.