Airgid Vanaidiam
Metalhead
18-08-2024, 09:29 PM
Lo único que hizo que Airgid apartase un momento los ojos de los dos hombres frente a ella fue el sonido de una voz que conocía. Pero no pudo permitirse desconcentrarse del enfrentamiento que estaba viviendo. Esbozó una sonrisilla al darse cuenta de que ya no estaba sola, si esos dos querían movida, tendrían que lidiar con ambas mujeres al mismo tiempo. La morena caminó hasta colocarse a su lado. — No te fíe'. — Susurró, de forma que solo ella escuchara sus palabras.
Entonces, el hombre alado en un acto por intentar apaciguar las aguas, lanzó su bolsa hacia delante, dejándola caer entre ambos grupos. Su compañero tiburón le imitó, arrojando también su propia bolsa al lado de la otra. — A'radi, acércate a coherla', depacito. No quiero que movái ni un zolo mú'culo. — Advirtió la rubia. Su idea era que la morena agarrase las bolsitas con cuidado y despacio mientras ella apuntaba a los dos con sus metralletas. Y al mínimo movimiento, dispararía sin dudar ni un segundo.
Un nuevo hombre apareció en el lado de sus rivales, su tamaño comenzó a aumentar drásticamente, pero no tuvo tiempo de fijarse en él. Una ráfaga de viento les interrumpió, empujando a la rubia hacia atrás. — ¡Cuida'o! — Gritó más por su compañera que por ella misma. El aire le venía de frente, y a la vez que Octojin fue empujado hacia ella, Airgid fue arrastrada hacia atrás, en la misma dirección. Inevitablemente volvió a caer al suelo, recorriendo los metros dando alguna que otra voltereta sobre sí misma.
Cayó de culo, observando cómo el tiburón también caía frente a ella. Fue incapaz de ponerse en pie debido al fuerte viento, y desconocía si el gyojin sufrió su mismo destino o si realmente quiso ir a por ella, pero cada vez la situación era más tensa, así que decidió finalmente atacar. Apuntó a su brazo derecho con la metralleta que sujetaba con la diestra y disparó. Quizás eso le disuadía, quizás provocaba el efecto contrario, y con algo de suerte, quizás dejaba aquel brazo inutilizado. No se fiaba de él y no quería ser la que recibiera el primer golpe.
A su lado acababa de aterrizar del cielo otro hombre que de repente comenzó a bailar y gritar. Efectivamente, la escena cada vez era más extraña. — ¡TOR MUNDO QUIETO ME CAGONTÓ, QUE TENGO MUSHO PELIGRO! — No dejaba de aparecer gente, cada uno más raro que el anterior. Era imposible prestarle atención a todo. ¿Eso de ahí era un panda?