Drake Longspan
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19-08-2024, 06:11 AM
(Última modificación: 19-08-2024, 06:25 AM por Drake Longspan.)
— Oye, ¿De qué huías? Te he visto correr como alma que lleva el diablo mirando hacia atrás. ¿Estás bien? ¿Están siguiéndote?
— [...]
El joven brazos largos se queda mirando fijamente la reacción de Jun Gunslinger. Su sonrisa comienza a tornarse seria, pero sin desvanecerse por completo. La mira fijamente cuando le pide disculpas y esta le sonríe intentando ser convincente. En esos ojos y sonrisa forzada, Drake Longspan reconoce la búsqueda de validación, a veces, un consuelo que va más allá de las palabras. Es un recordatorio de que nuestras emociones no son exclusivas, que otros también las experimentan, y que en eso consiste la conexión humana. ¿Pero que sabrá él? Si para la Isla Kilombo es solo un carpintero. Se sentía observado, no era la primera vez que lo sentía, y seguramente no sería la última. Más de una vez se habría aprovechado de su apariencia para sacar un dinero. No solo servía para combatir, aquel chico era mucho más.
— Oye, no tienes porqu- qu- ¡¿Qué demonios haces? Deja de tocarme! — Dijo levantando su brazo como un saco de patatas de sesenta y cinco kilogramos de peso.
No se lo podía creer. Se le habían colgado de su extremidad como un koala al tronco de un árbol, aquel tipo tenía una apariencia muy extraña, para el carpintero era casi un enano, pero vestía ropa digna de su talla. Esa persona tan rara le estaba tocando el brazo para ver si era de verdad o no. Pensó en empujarle, pero quizá por su escaso tamaño podría hacerle más daño del necesario, y el bueno de Drake no estaba para pagar los gastos médicos de nadie, por los cuatros mares cardinales, no tenía ni para comprarse una medicina para si mismo.
— Bueno, Drake, ha sido un placer chocar contigo, pero tengo que...
Devolvió la mirada a la chica, justo cuando parecía que iba a emprender nuevamente su huida. No le había dicho ni su nombre, y obviamente no se había enterado por sus palabras de lo que estaba sucediendo...
Tampoco hizo falta.
Con una suavidad pasmosa, usando solo dos dedos de su gran mano, apartó a Byron con una educación extraña, seca, sutil pero aclaratoria, no toques a los desconocidos, y menos si te sacan un metro de altura. Como un zombie eleva la mirada en dirección contraria a la taberna. Gracias a su altura, divisa la realidad, la chica huye de algo. Y ese algo venía en dirección a ellos.
Pensó si apartarse, dejar que todo siguiera su curso. ¿Qué iba a conseguir si intervenía? ¿Pelear? No podría seguir con sus negocios, y nadie querría apostar contra un asesino si se pasaba de la ralla. Duda por medio segundo si entrar de vuelta a la taberna con aquellos dos tipos tan raros, quizá le contarían algo gracioso, o les podría sacar algo de dinero. Drake no era un héroe, era autónomo, y estaba en la quiebra. Sabía lo que el hambre podía hacer en una persona, y la falta de un familiar.
La empatía nos permite ver más allá de nuestras propias experiencias y entender las de los demás, creando un puente de comprensión. Al vernos en los ojos de otro, nos hacemos vulnerables, pero también más humanos, abriendo la puerta a una conexión genuina que trasciende las barreras de lo individual. Es un acto de generosidad y amor, tanto para uno mismo como para el otro, que nos enriquece y nos hace sentir que pertenecemos a un todo mayor.
— Así que es eso... — murmuró para si mismo antes de caminar al medio de la calle. Lejos de empezar una pelea, comenzó a agitar su brazo en dirección a otra calle peatonal a su izquierda, una dirección noventa grados distinta hacia la dirección de Jun Gunslinger. Los estaba engañando.
«Supervivencia»
La marabunta cabreada se acerca corriendo en dirección a la taberna, alguno cuestiona a Drake Longspan, el cuál se limita a señalar la dirección sin decir causa, no hizo falta más, ventajas de ser del tamaño de un poste, que tu comunicación no verbal y gesticulación mejora con creces. Nadie podría decir que no vieron hacia donde señalaba aquel chico.
Esperaría hasta qué los perseguidores se fueran en dirección contraria a la real y luego sonrío en dirección al dúo de Lance y Byron. Un remolino de su pelo se levanta como si le hubieran echado gomina:
No, Drake Longspan no era un héroe, ni si quiera entendía lo que acababa de hacer, ni las consecuencias que tendría. Lo que si sabe Drake, es que tiene la cara más dura que la piedra, y que sabe de alguien a quien invitar a un bento de atún.