Byron
Que me lo otorguen
19-08-2024, 08:35 PM
Sus pies se despegaron del suelo, ante la fascinación por el tamaño de aquellos brazos, y por la propia envergadura de aquel desconocido, el chico no prestó atención a su propio alzamiento. Inconscientemente se había aferrado tan fuerte a él para comprobar sus nada comunes articulaciones, que quedó colgando como un mono en su rama favorita. Cuando se percató de la incómoda situación en la que se encontraba, se puso pálido, e intentando esconder su cara de vergüenza hinchó sus carrillos de aire medio tragando sus labios, mostrando una expresión ridícula cuanto menos, prefería verse así a dejar a expresar su vulnerabilidad.
Por suerte para Byron, la atención de los presentes fue desviada, debido a la irrupción de unos ciudadanos enfurecidos. Juzgando la situación era fácil comprender, una chica traviesa huyendo por las callejuelas con tal preocupación que ni prestó atención a la persona que tenía delante. Además, quien llevaba encima tantas pertenencias, era como un gato callejero huyendo con el pescado que había robado en la boca. Con una despedida fugaz, corrió como llevaba el viento, antes de que sus perseguidores estuviesen lo suficientemente cerca para lograr ver la dirección por la que marchaba.
Gentilmente, aquella muralla andante, lo agarró el cuello de su camisa y volvió a colocar con los pies en el suelo. A pesar de la delicadeza con la que llevó a cabo su acción, no parecía prestarle atención, estaba pendiente de aquellos que querían dar caza a la chica. Su rostro reflejaba una pequeña preocupación y empatía, quizás se veía reflejado en ella, en un pasado pudo ser él el que huía de los lugareños por llevar a cabo todo tipo de acciones con tal de llevarse algo a la boca. Sin mediar palabra alzó uno de sus brazos, Byron por un momento pensó mal, igual se había equivocado en sus elucubraciones e iba a venderla, más sus manos indicaron la dirección contraria. Un pequeño suspiro salió de la boca del zagal, aliviado de haber acertado en primera instancia.
Aquellos sujetos, un poco a regañadientes, siguieron las indicaciones del ojos caídos. Byron le sacó en el pulgar en cuanto abandonaron el lugar, como señal cómplice. Sonrió, y se giró hacia Lance, la chica que había robado su corazón huía sin siquiera haber podido hacer algo para cautivarla, negando con la cabeza, y siendo conocedor del sentimiento en el pecho cuando una damisela que te cautiva se marcha sin prestar atención puso la mano en su pecho y con un gesto hermandor en el rostro le murmuró.
Volviendo a entrar en escena el brazos largos, con una sonrisa sincera en el rostro, propuso de forma divertida que le invitase a comer, a cambio de otra buena sobada de brazos. Echó cuentas en su cabeza, y viendo el asequible precio de la posada en la que acababa, imaginó que por los alrededores los precios serían similares, podía permitírselo. Sonrió y golpeó el costado del tipo alegremente, repitiendo el proceso con Lance, podría ser divertido, este tipo de gente siempre tenían anécdotas que contar.
Por suerte para Byron, la atención de los presentes fue desviada, debido a la irrupción de unos ciudadanos enfurecidos. Juzgando la situación era fácil comprender, una chica traviesa huyendo por las callejuelas con tal preocupación que ni prestó atención a la persona que tenía delante. Además, quien llevaba encima tantas pertenencias, era como un gato callejero huyendo con el pescado que había robado en la boca. Con una despedida fugaz, corrió como llevaba el viento, antes de que sus perseguidores estuviesen lo suficientemente cerca para lograr ver la dirección por la que marchaba.
Gentilmente, aquella muralla andante, lo agarró el cuello de su camisa y volvió a colocar con los pies en el suelo. A pesar de la delicadeza con la que llevó a cabo su acción, no parecía prestarle atención, estaba pendiente de aquellos que querían dar caza a la chica. Su rostro reflejaba una pequeña preocupación y empatía, quizás se veía reflejado en ella, en un pasado pudo ser él el que huía de los lugareños por llevar a cabo todo tipo de acciones con tal de llevarse algo a la boca. Sin mediar palabra alzó uno de sus brazos, Byron por un momento pensó mal, igual se había equivocado en sus elucubraciones e iba a venderla, más sus manos indicaron la dirección contraria. Un pequeño suspiro salió de la boca del zagal, aliviado de haber acertado en primera instancia.
Aquellos sujetos, un poco a regañadientes, siguieron las indicaciones del ojos caídos. Byron le sacó en el pulgar en cuanto abandonaron el lugar, como señal cómplice. Sonrió, y se giró hacia Lance, la chica que había robado su corazón huía sin siquiera haber podido hacer algo para cautivarla, negando con la cabeza, y siendo conocedor del sentimiento en el pecho cuando una damisela que te cautiva se marcha sin prestar atención puso la mano en su pecho y con un gesto hermandor en el rostro le murmuró.
Volviendo a entrar en escena el brazos largos, con una sonrisa sincera en el rostro, propuso de forma divertida que le invitase a comer, a cambio de otra buena sobada de brazos. Echó cuentas en su cabeza, y viendo el asequible precio de la posada en la que acababa, imaginó que por los alrededores los precios serían similares, podía permitírselo. Sonrió y golpeó el costado del tipo alegremente, repitiendo el proceso con Lance, podría ser divertido, este tipo de gente siempre tenían anécdotas que contar.