Y de nuevo, luz.
Shy se halló en un paraje montañoso. Miró a todas partes, deseando en secreto que aquello fuera la otra vida. Para decepción del joven cazador, no lo era. Ame no estaba allí. Sentía todos y cada uno de los huesos, músculos y cartílagos que componían su cuerpo, y por la forma en que dolían, imaginó que seguía vivo. Aún seguía notando frío, como si no hubiera abandonado aquel yermo gélido. Dio un par de pasos dubitativos. ¿Qué camino debía tomar? Con tanta montaña, sierra y cordillera, era imposible ver una vía de escape clara.
Como si el destino hubiera planeado aquella serie de encontronazos, pronto un estridente chillido entró en los oídos de Shy. El cazador, que ya de por sí tenía muy buen oído y cierta sensibilidad a los ruidos altos, no pudo evitar encogerse y taparse los oídos mientras esbozaba una visible mueca de dolor. Una vez cesó aquel infernal onomatopeya, que bien podría haberse tratado del canto de un ave rapaz, Shy volvió a empuñar sus agujas de combate. Aquello sí que auguraba un peligro para alguien. Ame habría rescatado a esa persona.
Una joven de cabello azul pasó cerca de Shy. "Y con esa facilidad de ignorarme que tienen todos siempre, sí" pensó, al ver que no reaccionaba a él pese a estar en su campo visual. "Eso sí, viendo cómo grita, creo que tiene cosas más importantes que atender. No sé qué de un fantasma. Razón de peso para desgañitarse de esa manera, desde luego."
Al alzar la cabeza, arqueó la ceja. Una muchacha similar... No. ¿Igual? Se encontraba unos metros más arriba. Shy se preparó, pensó en una decena de frases amenazantes, aferró con fuerza sus agujas. Y, sin embargo, lo único que emergió de su boca fue un confundido:
-¿Qué ha pasado?
Ojalá haber podido poner un tono más hostil, pero Shy se sentía verdaderamente estupefacto. Cuando vio a la otra joven pasar, necesitó unos cuantos minutos para asumir lo que estaba ocurriendo, tiempo más que suficiente para que el joven pusiera tierra de por medio. Shy se encogió de hombros. Con sus dedos, rozó la bolsa de las canicas. Aún tenía una.
"Pues a ver cómo salgo yo de aquí" pensó, poniendo los brazos en jarras.