King Kazma
Shiromimi
26-07-2024, 10:24 PM
Apenas había salido de la tienda y se encontró de frente con un coro de gente rodeando el escaparate de la tienda, impidiéndole irse de allí. - ¿Pero esto qué es? - Inquirió con tono de sorpresa. Medio segundo más tarde alguien preguntó si podía hablar. No podía creer que en aquella ciudad fueran incluso más incultos que en su pueblo natal. ¿Nunca habían visto a un mink? Vale que no eran de lo más comunes en el East Blue, pero los había. - A mí me sorprende que sepas hablar tú, ¡cerebro de acelga! - Espetó, adelantando un pie y un puño, dejándoles ver a todos que si se acercaban a él habría consecuencias físicas para ellos. Por eso no soportaba a los humanos. Salvo algunas excepciones contadas, eran imbéciles y se creían los dueños de todo. Bueno, pues él llevaba ya un tiempo demostrándoles que no eran dueños de nada, que él podía quitarles cualquier cosa cuando quisiera y no podían detenerlo.
Un humano con un solo brazo se abrió paso entre la pequeña multitud hacia él. No se le ocurrió otra cosa que llamarle monstruo. - ¡Oye! Palurdo de un solo brazo. Los humanos sois los monstruos descerebrados. - ¿A quién se le ocurría insultar a alguien al que quiere hacer preguntas? La situación era casi tan humillante como cuando las niñas del pueblo lo trataban como si fuera una mascota. Nunca lo vieron como una persona o un amigo, sólo como algo suave que acariciar. Solo que ahora pensaban que era un monstruo, algo inaudito… ¿Cuándo encontraría a alguien que lo viera como una persona y no como algo con pelaje? Viajaba y viajaba esperando encontrar a esa persona, sabiendo que con su carácter era complicado, pero igualmente lo hacía porque alguien digno de su respeto sabría cómo ganárselo.
En ese momento alguien del coro de personas le lanzó una manzana a la cabeza. No lo vio venir, así que le golpeó. ¡Esa mierda dolía! Pero sí sabía quién la había lanzado, así que la recogió del suelo y se la arrojó de vuelta con todas sus fuerzas. No le dio. En cambio, acertó de lleno en la cara de un niño, que cayó hacia atrás mientras la manzana se rompía en pedazos por la fuerza del impacto. Esa fue la señal para que todos se largaran en tropel, llamándolo de todo menos bonito. No era su intención hacer daño al niño, pero se lo tenía tan ganado como el resto de personas por estar ahí tratándolo como si fuera un animal de circo. - ¿Y tú no te largas como el resto? A lo mejor te arranco el otro brazo, ya que soy un puto monstruo y eso.
Un humano con un solo brazo se abrió paso entre la pequeña multitud hacia él. No se le ocurrió otra cosa que llamarle monstruo. - ¡Oye! Palurdo de un solo brazo. Los humanos sois los monstruos descerebrados. - ¿A quién se le ocurría insultar a alguien al que quiere hacer preguntas? La situación era casi tan humillante como cuando las niñas del pueblo lo trataban como si fuera una mascota. Nunca lo vieron como una persona o un amigo, sólo como algo suave que acariciar. Solo que ahora pensaban que era un monstruo, algo inaudito… ¿Cuándo encontraría a alguien que lo viera como una persona y no como algo con pelaje? Viajaba y viajaba esperando encontrar a esa persona, sabiendo que con su carácter era complicado, pero igualmente lo hacía porque alguien digno de su respeto sabría cómo ganárselo.
En ese momento alguien del coro de personas le lanzó una manzana a la cabeza. No lo vio venir, así que le golpeó. ¡Esa mierda dolía! Pero sí sabía quién la había lanzado, así que la recogió del suelo y se la arrojó de vuelta con todas sus fuerzas. No le dio. En cambio, acertó de lleno en la cara de un niño, que cayó hacia atrás mientras la manzana se rompía en pedazos por la fuerza del impacto. Esa fue la señal para que todos se largaran en tropel, llamándolo de todo menos bonito. No era su intención hacer daño al niño, pero se lo tenía tan ganado como el resto de personas por estar ahí tratándolo como si fuera un animal de circo. - ¿Y tú no te largas como el resto? A lo mejor te arranco el otro brazo, ya que soy un puto monstruo y eso.