Galhard
Gal
21-08-2024, 11:13 AM
Galhard no pudo evitar sonreír al ver la alegría de Asradi mientras disfrutaba del ambiente animado del puesto de takoyaki. Era agradable verla tan relajada, y su entusiasmo por la comida era contagioso. Sin embargo, cuando Asradi pidió una jarra de cerveza bien fría para ambos, él se inclinó hacia ella con una sonrisa traviesa y una ligera inclinación de cabeza.
— Me temo que tendré que pasar del alcohol esta vez— dijo con un tono que mezclaba seriedad y humor. — Aunque el aroma es tentador, estoy trabajando ahora mismo. No todos los días uno tiene la oportunidad de ser el escolta de una chica tan bonita—
Dejó que la broma flotara en el aire por un momento, disfrutando de la ligera diversión en los ojos de Asradi antes de continuar
— Además, alguien tiene que mantenerse alerta, ¿no? Nunca se sabe cuándo podría surgir un imprevisto, y prefiero estar en plena forma para asegurarme de que disfrutes de tu tiempo aquí sin preocupaciones.—
Pidió una limonada bien fría para acompañar su comida. Aunque el refrescante sabor no tuviera el mismo efecto relajante que la cerveza, aún proporcionaba una sensación de frescura que le vendría bien en ese caluroso día. Mientras esperaba que le sirvieran la bebida, observó cómo Asradi disfrutaba del takoyaki con un apetito que reflejaba su naturaleza marinera. Verla tan animada y despreocupada era una recompensa en sí misma.
— Me alegra que estés disfrutando— comentó mientras levantaba su vaso de limonada en un brindis simbólico. — Aunque no pueda compartir una cerveza contigo, sí puedo levantar mi vaso por una compañía tan agradable y una comida tan deliciosa.—
Galhard tomó un sorbo de su limonada, dejando que el sabor ácido y dulce se mezclara en su boca, antes de sonreír nuevamente hacia Asradi.
—Y sobre lo que mencionaste antes, acerca de no querer retrasarme en mis tareas… No te preocupes por eso. Ahora mismo, mi tarea más importante es asegurarme de que te sientas a gusto aquí. Así que si eso significa disfrutar de unos takoyaki y una buena conversación, entonces estoy cumpliendo con mi deber a la perfección.—
Finalizó riendo mientras pinchaba uno de los takoyakis y lo abría para que saliese el calor del mismo.
Galhard mantuvo su sonrisa mientras Asradi disfrutaba de los takoyaki. El ambiente relajado del puerto, combinado con la compañía de la sirena, hacía que el día se sintiera casi como unas vacaciones, a pesar de las circunstancias inusuales que los habían llevado hasta allí. Mientras tomaba un sorbo de su limonada, decidió continuar la conversación, queriendo conocer más sobre ella y también compartir algo más de sí mismo.
—¿Sabes?— comenzó, mirando hacia el horizonte donde el mar se encontraba con el cielo. — Siempre me ha fascinado cómo, a pesar de todas las diferencias entre las personas, el mar parece ser un punto en común para todos. Es un lugar de encuentro, de aventuras y también de despedidas. — Sus ojos se volvieron hacia ella, curiosos. —¿Qué es lo que más te gusta del mar? ¿Qué es lo que te impulsa a seguir explorando, a pesar de todos los peligros que implica?—
Él mismo había dejado atrás una vida cómoda y llena de privilegios para embarcarse en su propio viaje, en busca de una justicia más auténtica. Pero sabía que cada persona tenía sus propias razones, sus propias historias que los llevaban a tomar caminos tan impredecibles como el mar mismo.
Asradi, con su expresión más animada después de la comida y la bebida, parecía dispuesta a compartir más de su mundo, y eso lo intrigaba. Mientras ella pensaba en su respuesta, Galhard se permitió disfrutar de otro bocado de takoyaki, notando lo bien que combinaba el sabor salado del marisco con la frescura de su bebida. Los sabores le recordaban que, aunque las diferencias culturales y físicas entre los seres de la superficie y los del mar fueran marcadas, todos compartían algo tan simple como el amor por una buena comida.
— Y dime — añadió, entre bocados— ¿tienes algún lugar al que siempre has querido ir? Un destino que siempre has soñado visitar, pero que aún no has tenido la oportunidad de alcanzar. Como marines, a veces tenemos la ventaja de viajar a lugares lejanos, pero siempre hay un sitio especial que todavía no hemos visto—
Quería saber más sobre sus sueños y aspiraciones, algo que él mismo había reflexionado muchas veces durante sus viajes. Tal vez, en ese intercambio, podrían descubrir que compartían más que solo una amistad naciente y una buena comida.
— Me temo que tendré que pasar del alcohol esta vez— dijo con un tono que mezclaba seriedad y humor. — Aunque el aroma es tentador, estoy trabajando ahora mismo. No todos los días uno tiene la oportunidad de ser el escolta de una chica tan bonita—
Dejó que la broma flotara en el aire por un momento, disfrutando de la ligera diversión en los ojos de Asradi antes de continuar
— Además, alguien tiene que mantenerse alerta, ¿no? Nunca se sabe cuándo podría surgir un imprevisto, y prefiero estar en plena forma para asegurarme de que disfrutes de tu tiempo aquí sin preocupaciones.—
Pidió una limonada bien fría para acompañar su comida. Aunque el refrescante sabor no tuviera el mismo efecto relajante que la cerveza, aún proporcionaba una sensación de frescura que le vendría bien en ese caluroso día. Mientras esperaba que le sirvieran la bebida, observó cómo Asradi disfrutaba del takoyaki con un apetito que reflejaba su naturaleza marinera. Verla tan animada y despreocupada era una recompensa en sí misma.
— Me alegra que estés disfrutando— comentó mientras levantaba su vaso de limonada en un brindis simbólico. — Aunque no pueda compartir una cerveza contigo, sí puedo levantar mi vaso por una compañía tan agradable y una comida tan deliciosa.—
Galhard tomó un sorbo de su limonada, dejando que el sabor ácido y dulce se mezclara en su boca, antes de sonreír nuevamente hacia Asradi.
—Y sobre lo que mencionaste antes, acerca de no querer retrasarme en mis tareas… No te preocupes por eso. Ahora mismo, mi tarea más importante es asegurarme de que te sientas a gusto aquí. Así que si eso significa disfrutar de unos takoyaki y una buena conversación, entonces estoy cumpliendo con mi deber a la perfección.—
Finalizó riendo mientras pinchaba uno de los takoyakis y lo abría para que saliese el calor del mismo.
Galhard mantuvo su sonrisa mientras Asradi disfrutaba de los takoyaki. El ambiente relajado del puerto, combinado con la compañía de la sirena, hacía que el día se sintiera casi como unas vacaciones, a pesar de las circunstancias inusuales que los habían llevado hasta allí. Mientras tomaba un sorbo de su limonada, decidió continuar la conversación, queriendo conocer más sobre ella y también compartir algo más de sí mismo.
—¿Sabes?— comenzó, mirando hacia el horizonte donde el mar se encontraba con el cielo. — Siempre me ha fascinado cómo, a pesar de todas las diferencias entre las personas, el mar parece ser un punto en común para todos. Es un lugar de encuentro, de aventuras y también de despedidas. — Sus ojos se volvieron hacia ella, curiosos. —¿Qué es lo que más te gusta del mar? ¿Qué es lo que te impulsa a seguir explorando, a pesar de todos los peligros que implica?—
Él mismo había dejado atrás una vida cómoda y llena de privilegios para embarcarse en su propio viaje, en busca de una justicia más auténtica. Pero sabía que cada persona tenía sus propias razones, sus propias historias que los llevaban a tomar caminos tan impredecibles como el mar mismo.
Asradi, con su expresión más animada después de la comida y la bebida, parecía dispuesta a compartir más de su mundo, y eso lo intrigaba. Mientras ella pensaba en su respuesta, Galhard se permitió disfrutar de otro bocado de takoyaki, notando lo bien que combinaba el sabor salado del marisco con la frescura de su bebida. Los sabores le recordaban que, aunque las diferencias culturales y físicas entre los seres de la superficie y los del mar fueran marcadas, todos compartían algo tan simple como el amor por una buena comida.
— Y dime — añadió, entre bocados— ¿tienes algún lugar al que siempre has querido ir? Un destino que siempre has soñado visitar, pero que aún no has tenido la oportunidad de alcanzar. Como marines, a veces tenemos la ventaja de viajar a lugares lejanos, pero siempre hay un sitio especial que todavía no hemos visto—
Quería saber más sobre sus sueños y aspiraciones, algo que él mismo había reflexionado muchas veces durante sus viajes. Tal vez, en ese intercambio, podrían descubrir que compartían más que solo una amistad naciente y una buena comida.