Tenka
Anticuario
21-08-2024, 07:37 PM
(Última modificación: 27-08-2024, 03:20 PM por Tenka.
Razón: Reescribí algunas partes que no me gustaron
)
Visiones de un mundo antiguo golpeaban los límites de mi mente.
Un dolor vibrante y oscuro me hizo erguir la cabeza, estirando mi cuerpo como un cuero tensado con crueldad.
Veía una figura titánica sobre un mar putrefacto.
De entre nubes ocres descendía una luz mortecina, iluminando un colosal cadáver.
La luz que proyectaba espesaba el aire, acercándolo hacia mí como una masa, cargada de una presencia aterradora.
El ominoso hedor arrastrado por la brisa hablaba en un idioma arcaico y colérico.
“Yace aquí el cuerpo inerte de un dios antiguo, soberano de un mar olvidado. ¡Contempla, tú mortal, mi forma eterna, presagio de una amenaza primigenia, manifestación de la muerte primera! ¡Soy el eco de lo que podrías encarnar, si el error te arrastra hacia el insondable vacío abisal!”
Mi corazón palpitaba con un ritmo frenético, como intentando escapar del peso aplastante de aquella visión. La figura titánica estaba suspendida en un océano desolado, donde las olas eran como fragmentos de ceniza arrastrados por un viento cruel y siseante. Su piel arrugada y grisácea parecía contener historias olvidadas y secretos arcaicos de tiempos lejanos. Cada pliegue y cada grieta en su carne era un recordatorio cruel de la decrepitud que acechaba en los mares del mundo, donde miles perecen cada día.
El dios antiguo, cuya presencia era tan aterradora como la mismísima oscuridad marina, comenzó a hablar en un tono gutural que resonaba como un trueno lejano, reverberando en las paredes de mi cuerpo y mi conciencia. Sus palabras eran un cántico de advertencia, un lamento de condena que se entrelazaba con los lamentos del viento y el crujido de los restos podridos a su alrededor.
“No puedes escapar de lo inevitable, mortal. No lo harás si sigues en estad aguas”, prosiguió la entidad con una voz que parecía formar olas en el aire, deformando la realidad a su alrededor. “La eternidad te observa desde la oscuridad de tu propio sino. Cada elección errada, cada paso en falso, te acerca a este destino, cada desvío del camino te arrastra más cerca del abismo que me sostiene.”
De repente, la visión se hizo más nítida, y pude distinguir más detalles horribles en el colosal cadáver: Ojos vacíos y hundidos en su rostro miraban sin ver, pero sus miradas parecían seguirme, como si supieran algo de mí que yo aún no comprendía. Sus pupilas invisibles hacían hervir el agua a su paso elevando un hedor propio de otro mundo.
El aire estaba cargado de una atmósfera misteriosa y la sensación de ser observado se hacía cada vez más intensa. Sentí una presión sobre mi pecho, como si la misma esencia de la criatura estuviera tratando de apoderarse de mí y de desmantelar mi ser desde dentro. Me esforzaba por respirar, por mantener la claridad en medio de ese torbellino de horror primordial.
La voz del dios antiguo se transformó en un susurro, un lamento cercano que parecía provenir de todos los rincones del mar . “No olvides”, dijo, “que en el abismo donde yace mi cuerpo, se encuentra también la simiente de aquello en lo que podrías convertirte. Si los ecos de mi existencia llegan a resonar en tu propia alma, si permites que el vacío abisal te consuma, entonces no serás más que un reflejo distorsionado de lo que aquí ves. Y un reflejo será suficiente para terminar con la cordura de un mortal como tú”
Con un estremecimiento, la visión comenzó a desmoronarse, las sombras envolvieron la figura titánica y el mar putrefacto se disipó en la penumbra. Mi mente se sumergió en un profundo silencio, dejando tras de sí la sensación persistente de una advertencia ominosa. Sentí el peso de la oscuridad en mi ser, como si la amenaza primigenia de aquel cadáver divuno no hubiera desaparecido, sino que se hubiera infiltrado en lo más profundo de mi esencia.