Galhard
Gal
21-08-2024, 09:12 PM
Galhard, en su forma de gnomo, apenas tuvo tiempo para reaccionar ante la rápida sucesión de eventos. La situación había escalado de un duelo extraño con un cangrejo gigante a una confusión aún mayor con la aparición de la medusa, y para rematar, la desaparición de las canicas en manos de la gyojin. La bruma espesa y las sombras de las Montañas del Lamento parecían envolverlo todo en un caos absoluto.
Mientras observaba cómo el cangrejo comenzaba a perseguir a la ladrona río abajo, escuchó la oferta del crustáceo para ayudarlo a recortar distancia con la gyojin. Galhard no era alguien que confiara fácilmente en medio de una batalla, pero la lógica de la situación era clara: sin las canicas, no tenía sentido seguir luchando entre ellos.
La oportunidad de que el cangrejo lo lanzara como proyectil era una opción arriesgada, pero en ese momento, Galhard no veía otra salida. El deseo de recuperar su canica y poner fin a esa absurda pesadilla lo motivó a seguir adelante con el plan del cangrejo.
— ¡De acuerdo, amigo cangrejo! ¡Vamos a recuperar lo que es nuestro! — exclamó con la determinación reflejada en su voz, ignorando el dolor punzante de sus heridas.
Con agilidad, corrió hacia el cangrejo y, en el momento preciso, saltó hacia la pinza extendida. Sintió la fuerza del impacto cuando fue lanzado hacia adelante, el viento aullando en sus oídos mientras volaba a través del aire, cerrando rápidamente la distancia entre él y la gyojin. Con los ojos fijos en su objetivo, se preparó para aterrizar cerca de ella, decidido a aprovechar la sorpresa y arrebatarle las canicas de vuelta.
El tiempo parecía ralentizarse mientras se acercaba. Sabía que tendría solo una oportunidad. Con su pequeño cuerpo endurecido por la batalla, y con la adrenalina corriendo por sus venas, Galhard estaba listo para luchar hasta el final para recuperar lo que le pertenecía.
A medida que se acercaba al río, preparó su cazamariposas, ahora más que una simple herramienta, un símbolo de su lucha en esa extraña pesadilla. Tenía que ser preciso, rápido y, sobre todo, implacable. Sabía que el cangrejo estaría justo detrás de él, y juntos tenían una oportunidad real de recuperar sus canicas y, quizás, finalmente entender cómo salir de esa situación.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se lanzó hacia la gyojin con toda la fuerza que podía reunir, decidido a no dejar que escapara esta vez.
Mientras observaba cómo el cangrejo comenzaba a perseguir a la ladrona río abajo, escuchó la oferta del crustáceo para ayudarlo a recortar distancia con la gyojin. Galhard no era alguien que confiara fácilmente en medio de una batalla, pero la lógica de la situación era clara: sin las canicas, no tenía sentido seguir luchando entre ellos.
La oportunidad de que el cangrejo lo lanzara como proyectil era una opción arriesgada, pero en ese momento, Galhard no veía otra salida. El deseo de recuperar su canica y poner fin a esa absurda pesadilla lo motivó a seguir adelante con el plan del cangrejo.
— ¡De acuerdo, amigo cangrejo! ¡Vamos a recuperar lo que es nuestro! — exclamó con la determinación reflejada en su voz, ignorando el dolor punzante de sus heridas.
Con agilidad, corrió hacia el cangrejo y, en el momento preciso, saltó hacia la pinza extendida. Sintió la fuerza del impacto cuando fue lanzado hacia adelante, el viento aullando en sus oídos mientras volaba a través del aire, cerrando rápidamente la distancia entre él y la gyojin. Con los ojos fijos en su objetivo, se preparó para aterrizar cerca de ella, decidido a aprovechar la sorpresa y arrebatarle las canicas de vuelta.
El tiempo parecía ralentizarse mientras se acercaba. Sabía que tendría solo una oportunidad. Con su pequeño cuerpo endurecido por la batalla, y con la adrenalina corriendo por sus venas, Galhard estaba listo para luchar hasta el final para recuperar lo que le pertenecía.
A medida que se acercaba al río, preparó su cazamariposas, ahora más que una simple herramienta, un símbolo de su lucha en esa extraña pesadilla. Tenía que ser preciso, rápido y, sobre todo, implacable. Sabía que el cangrejo estaría justo detrás de él, y juntos tenían una oportunidad real de recuperar sus canicas y, quizás, finalmente entender cómo salir de esa situación.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se lanzó hacia la gyojin con toda la fuerza que podía reunir, decidido a no dejar que escapara esta vez.