Atlas
Nowhere | Fénix
22-08-2024, 01:08 AM
De repente cualquier tipo de interacción con el sujeto desconocido dejó de tener relevancia alguna. Mi arma estaba a punto de alcanzarle —o al menos eso pensaba yo viendo el transcurrir de los acontecimientos y que no había reaccionado en modo alguno— cuando todo se sacudió a nuestro alrededor. Los sombreros de las setas se bambolearon al unísono, valiéndose de su gomosa consistencia para volver enseguida a su posición origina. Al mismo tiempo, la niebla que hasta ese momento se había mostrado densa, espesa y pegajosa, como siguiendo un mandato divino, comenzó a abrirse y disiparse en parte para permitir ver más allá.
Recién llegada de a saber dónde, una planta de unas dimensiones colosales cuyo nombre desconocía parecía dominar la lejanía. Exhibiendo con orgullo sus imponentes dimensiones, desafiaba a todo aquél que la contemplara a competir por la hegemonía del irreal mundo en el que me encontraba.
—No sé qué te parecerá a ti —comencé a decir al tiempo que devolvía mi arma a su posición en mi espalda—, pero me parece que eso de ahí es bastante más interesante y desafiante que cualquier cosa nos podamos ofrecer el uno al otro.
No era una propuesta, no. Simplemente le informaba de que había dado el combate por finalizado, aunque bien visto ni siquiera había llegado a comenzar. Sin decir nada más, dirigí las punteras de mis pies hacia el monstruoso vegetal e inicié el camino hacia mi nuevo destino.
Recién llegada de a saber dónde, una planta de unas dimensiones colosales cuyo nombre desconocía parecía dominar la lejanía. Exhibiendo con orgullo sus imponentes dimensiones, desafiaba a todo aquél que la contemplara a competir por la hegemonía del irreal mundo en el que me encontraba.
—No sé qué te parecerá a ti —comencé a decir al tiempo que devolvía mi arma a su posición en mi espalda—, pero me parece que eso de ahí es bastante más interesante y desafiante que cualquier cosa nos podamos ofrecer el uno al otro.
No era una propuesta, no. Simplemente le informaba de que había dado el combate por finalizado, aunque bien visto ni siquiera había llegado a comenzar. Sin decir nada más, dirigí las punteras de mis pies hacia el monstruoso vegetal e inicié el camino hacia mi nuevo destino.