Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
22-08-2024, 03:05 AM
El golpetazo por culpa de aquella intensa racha de viento me había llevado a chocarme contra el Panda y posteriormente caer al suelo. No sabía que allí, aquella rachas tenían tanto poder como para zarandear a la gente esa forma, pero visto lo que se podía llegar a ver desde que desperté en aquella cueva helada, todo cobraba un justificado sin sentido. A si que había que fluir, al menos, hasta donde la cordura me permitiera.
Por suerte, aunque caí al suelo, la zarpa del animal fue de gran ayuda para incorporarme, sin dudar ni un segundo, la alcancé con mi mano más cercana para que con su ayuda pudiera recobrar la verticalidad. Pronto, pude sentir la fuerza de su peludo brazo, de un simple vaivén, me levantó y de tal impulso me eché levemente encima suya de la propia inercia. Sin duda, no era tan solo una masa de pelo suave y grasa como se podría imaginar cualquiera.
- ¡Eres un buen chico!.... Menuda fuerza. -
Exclamé, mientras intentaba despegarme de su cuerpo e intentaba sacudirme de polvo del suelo y pelos de panda. Acto seguido, mientras me separaba de este y miraba hacia el grupo, pude ver algunas de las alocadas conductas de los allí presentes. Pues comenzaban a pegarse y a iniciar lo que parecía una reyerta a toda costa. El de las alas negras con su espada rajando a diestro y siniestro, la tipa de la ametralladora disparando al gyojin, el mismo tiburón de enorme envergadura intentando calmar los ánimos pero estampándose contra el barco, y el chico pelirojo que solo quería echar más leña al fuego. ¿Cómo se podría poner orden allí?
En esto que algo de nuevo anómalo ocurrió y, de forma inexplicable, como todo lo que ya empezaba a ser en aquel paraje, una cascada de agua se vería de repente precipitándose hasta el centro de donde nos encontrábamos, inundando un área de unos 10 metros y dejando aparecer consigo a una especie de criaturas inferiores de color amarillo. El sueño más raro de mi vida.
Los 3 enanos, bajaban flotando mientras sujetaban una especie de cartel, y al tocar tierra firme transmitirían de forma conjunta un cantar.
- Oooohhh diablos -
Dije exteriorizando junto a una cara de horror. Empezaba a enlazar cabos, sobre todo respecto a sus últimas palabras.
- ¡¡¡EEEEEHHHHHHH!!!!! -
Puede que no fuera todo lo cortés posible, puede también que correr enalteciendo la bandera de la locura no era lo mejor, puede que no tuviera nada que ver y podía ser también que acababa de perder el juicio. Pero me fui como alma que lleva el diablo hacia el trío amarillo, dejando atrás a Panda y adelantándome unos metros hasta el lago, donde se encontraban.
- Vosotros sabéis algo si... VOSOOOOOTROOOOOOSSSS SABÉIS ALGO DEL APOOOOCAALIIIIPSIIIIIIISSS!!!! -
Exclamé con mis ojos saliéndose de sus órbitas, enganchando a uno de ellos por detrás y removiéndolo mientras lo sujetaba de las piernas quedando su cabeza hacia abajo. ¿Qué era aquello de que el tormento caería sobre los impuros? ¿Penitencia y vergüenza? ¿Y una ofrenda? ¿Acaso una ofrenda nos salvaría del mal que podía estar acechándonos en ese momento?... ¿Me salvaría a mí?
Fuera de mí, e invadido por el desenfreno, comencé a pensar decenas de posibilidades. El plan anterior se había ido al garete, y ahora tocaba pasar a la acción mientras tenía a uno de esos extraños seres cogido por las patas, pidiéndoles unas explicaciones que dudaría encontrar en ellos. Quizá, habría que buscar las soluciones en el resto, y quizá la ofrenda debía de ser con los demás.
Por suerte, aunque caí al suelo, la zarpa del animal fue de gran ayuda para incorporarme, sin dudar ni un segundo, la alcancé con mi mano más cercana para que con su ayuda pudiera recobrar la verticalidad. Pronto, pude sentir la fuerza de su peludo brazo, de un simple vaivén, me levantó y de tal impulso me eché levemente encima suya de la propia inercia. Sin duda, no era tan solo una masa de pelo suave y grasa como se podría imaginar cualquiera.
- ¡Eres un buen chico!.... Menuda fuerza. -
Exclamé, mientras intentaba despegarme de su cuerpo e intentaba sacudirme de polvo del suelo y pelos de panda. Acto seguido, mientras me separaba de este y miraba hacia el grupo, pude ver algunas de las alocadas conductas de los allí presentes. Pues comenzaban a pegarse y a iniciar lo que parecía una reyerta a toda costa. El de las alas negras con su espada rajando a diestro y siniestro, la tipa de la ametralladora disparando al gyojin, el mismo tiburón de enorme envergadura intentando calmar los ánimos pero estampándose contra el barco, y el chico pelirojo que solo quería echar más leña al fuego. ¿Cómo se podría poner orden allí?
En esto que algo de nuevo anómalo ocurrió y, de forma inexplicable, como todo lo que ya empezaba a ser en aquel paraje, una cascada de agua se vería de repente precipitándose hasta el centro de donde nos encontrábamos, inundando un área de unos 10 metros y dejando aparecer consigo a una especie de criaturas inferiores de color amarillo. El sueño más raro de mi vida.
Los 3 enanos, bajaban flotando mientras sujetaban una especie de cartel, y al tocar tierra firme transmitirían de forma conjunta un cantar.
Cita:Su eminencia el majestuoso e idílico Norfeo el Magno,
decreta que cualquier ofrenda que se realice en su nombre será altamente recompensada,
mas su gracia no caerá sobre los soñadores que no dediquen sus plegarias al Poeta Insomne.
El tormento caerá sobre los impuros,
que se tornarán anacoretas en su camino de penitencia y vergüenza,
tras su caída del heroico camino que deambulan.
- Oooohhh diablos -
Dije exteriorizando junto a una cara de horror. Empezaba a enlazar cabos, sobre todo respecto a sus últimas palabras.
- ¡¡¡EEEEEHHHHHHH!!!!! -
Puede que no fuera todo lo cortés posible, puede también que correr enalteciendo la bandera de la locura no era lo mejor, puede que no tuviera nada que ver y podía ser también que acababa de perder el juicio. Pero me fui como alma que lleva el diablo hacia el trío amarillo, dejando atrás a Panda y adelantándome unos metros hasta el lago, donde se encontraban.
- Vosotros sabéis algo si... VOSOOOOOTROOOOOOSSSS SABÉIS ALGO DEL APOOOOCAALIIIIPSIIIIIIISSS!!!! -
Exclamé con mis ojos saliéndose de sus órbitas, enganchando a uno de ellos por detrás y removiéndolo mientras lo sujetaba de las piernas quedando su cabeza hacia abajo. ¿Qué era aquello de que el tormento caería sobre los impuros? ¿Penitencia y vergüenza? ¿Y una ofrenda? ¿Acaso una ofrenda nos salvaría del mal que podía estar acechándonos en ese momento?... ¿Me salvaría a mí?
Fuera de mí, e invadido por el desenfreno, comencé a pensar decenas de posibilidades. El plan anterior se había ido al garete, y ahora tocaba pasar a la acción mientras tenía a uno de esos extraños seres cogido por las patas, pidiéndoles unas explicaciones que dudaría encontrar en ellos. Quizá, habría que buscar las soluciones en el resto, y quizá la ofrenda debía de ser con los demás.