Alguien dijo una vez...
Crocodile
Los sueños son algo que solo las personas con poder pueden hacer realidad.
[Aventura] [Tier 2] Un Musico, un brócoli y un tesoro
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
La taberna se había transformado en una melodía dulce de tensiones veladas y alianzas aún no descubiertas, y en el centro de este crisol yo me encontraba en mi elemento, versado durante los años en las disputas diplomáticas y palaciegas más insólitas.
Los movimientos sutiles y las palabras cuidadas se convirtieron en herramientas de un juego más grande, un tablero donde las piezas no siempre eran lo que parecían. Mientras observaba a los comensales que continuaban llenando el local, supe que cada uno de ellos, en mayor o menor medida, podría ser parte de una trama que, si se manejaba con la precisión adecuada, me permitiría desenmascarar los secretos que aquí se cocían.


La gyojin, con su nativa y exótica gracia, había desviado la atención de muchos, incluido el patético músico cuya actuación había caído en saco roto a pesar de su esfuerzo por captar el favor del público. Tal fue así, que su intento de acercarse a la joven marina había sido interrumpido por un chico desgarbado de semblante impasible que, con una familiaridad inquietante, lo había arrastrado a una mesa apartada. Este acto, aunque aparentemente inofensivo, no era más que un movimiento en un juego turbio, y yo no podía permitir no ser uno de sus celebrantes.

Mi interés se dirigió rápidamente hacia esta nueva dinámica. Había algo en la rigidez del joven desgarbado, en la forma en que había interceptado al músico, que indicaba una relación más compleja que la de simples conocidos. Quizás era un acreedor, alguien con quien el músico había contraído una deuda, o tal vez un cómplice en un asunto menos legítimo. Cualquiera que fuera la relación, era evidente que había una historia detrás, y yo tenía la intención de desenterrarla, aunque fuera por acallar mis pensamientos acerca de la nueva pareja de cantantes, más pésimos si caben que la anterior. Una pena que con lo bonito y tranquilo que es este pueblo, tenga un ocio tan banal... 

Pan y Circo, supuse.

Con la copa aún en mano, me levanté de mi asiento y comencé a acercarme a su mesa. Mis movimientos eran calculados, diseñados para proyectar una imagen de casualidad, pero también de inevitabilidad. Sabía que al insertar mi presencia en su conversación, los forzaría a revelarse, aunque solo fuera para defender su territorio recién establecido.
El bullicio de la taberna proporcionaba la cobertura perfecta. Los comensales, sumidos en sus propias conversaciones y en el ruido de fondo, no prestaban atención al intercambio silencioso de miradas y gestos que se desarrollaba en nuestra pequeña parte del local. La música y las risas eran distracciones útiles, velos que permitían que los verdaderos jugadores maniobraran sin ser detectados.

Al llegar a la mesa, dejé que mi mirada se posara brevemente en el joven desgarbado. Su semblante, aunque inicialmente relajado, traicionaba una tensión latente. El músico, por otro lado, parecía dividido entre la incomodidad y el alivio. Evidentemente, mi llegada había interrumpido algo, y eso era precisamente lo que pretendía.

Presto, el joven Shiro acudió también a este enclave, acallando mi intención, pero curiosamente con una idea similar a la mía en mente:
- Perdonad mi intromisión - comentó preguntando en un tono astuto  - ¿Os sobra alguna de esas sillas vacías? - procedió mientras señalaba los asientos vacíos al lado de ellos. - Hombre, pero si es el cantante de antes - continuó con gracia social, de manera inteligente - A nuestra amiga le ha gustado mucho tu actuación y le encantaría que tomases algo con nosotros - dijo enfocándose en el músico.


El joven desgarbado nos observó con una mezcla de recelo y curiosidad. Pude ver cómo evaluaba la situación, sopesando si nuestra presencia era una amenaza o una simple coincidencia. Sabía que lo que dijera a continuación podría inclinar la balanza, así que continué sin darle tiempo a formar una respuesta.

-De hecho - añadí, con una sonrisa que pretendía desarmar, pero que llevaba un filo oculto, - me preguntaba si podría también unirme a ustedes por un momento. Este lugar está tan concurrido hoy que es difícil encontrar una mesa libre, y la conversación parece ser mucho más interesante aquí. - repliqué sin dar apenas tiempo a una respuesta, resquebrajando la situación como el hielo lo hacía en mi copa.

No esperé una invitación formal. Me senté con un gesto fluido, un movimiento que podría ser interpretado como un intento de camaradería o una muestra de autoridad. Lo importante era establecer mi presencia como un hecho consumado, algo que los obligaría a adaptarse a mi ritmo.

El músico, aun con su expresión de confusión, parecía inclinarse hacia una aceptación pasiva. Su nerviosismo era palpable, una señal de que el joven desgarbado tenía algún tipo de poder sobre él. Este último, por su parte, permaneció en silencio durante un momento, evaluando mis intenciones. Sabía que para obtener lo que quería, tendría que desplegar una táctica más sutil que simplemente interrogarlo, no sin antes dedicar una afilada mirada cómplice a Shiro con una posterior mirada al hombre desgarbado que acompañaba al frustrado bardo.

Decidí comenzar por el flanco más débil: el músico. Mi intención era socavar su determinación, empujarlo a revelar algo que el joven preferiría mantener oculto. A veces, el camino hacia la verdad no se encuentra enfrentando al enemigo más fuerte, sino rodeando a su guardián más vulnerable.

- Tu interpretación fue interesante, y cargada de un rigor sorprendente - le dije al músico en un tono cuidadosamente neutral. - Es una lástima que el gentío no estuviese más receptivo... Aunque, claro, el arte no está al alcance de todos... - añadí, tras una breve pausa.
El músico se removió en su asiento, evidentemente incómodo con el tema. Sin embargo, también percibí un destello de vanidad herida, un resquicio por donde pudiera meterme, pero al mismo tiempo, dejando una ponzoña que impregnara de una ligera crítica hacia el público, una táctica para alinear su frustración conmigo. - Rizzo... ¿Verdad? - agregué recordando su nombre para acercarlo más a mi confianza y utilizar un refuerzo positivo en virtud de un alineamiento a mi favor.
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RE: [Tier 2] Un Musico, un brócoli y un tesoro - por Terence Blackmore - 22-08-2024, 03:50 AM

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