Hay rumores sobre…
... un algún lugar del East Blue los Revolucionarios han establecido una base de operaciones, aunque nadie la ha encontrado aun.
[Común] [C-Pasado] El Halcón y el Cuervo.
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
La mente del bribón de ojos dorados estaba ligeramente nublada por el alcohol que corría por su sangre, una sensación que normalmente no le afectaba tanto. Sin embargo, tras haber pasado gran parte del día escapando de la marina, el agotamiento físico lo había llevado rápidamente al borde preciso en el que su lado más seductor se desataba, mostrándose descarado y directo, una actitud que solo se detenía frente a un no rotundo. El rubio frente a él era guapo, con una actitud apática y distante, casi inalcanzable. Sin embargo, Ubben veía más allá de esa fachada frágil, pues él mismo proyectaba constantemente una barrera similar. Aunque el bribón de cabellos blancos no se consideraba gay ni bisexual, no sentía atracción romántica hacia los hombres, en el ámbito sexual era completamente abierto. Gavyn le resultaba atractivo, pero eso era solo un factor secundario en toda la situación. El verdadero motivo por el que se le había acercado era más sencillo y, a la vez, más profundo.

Aquel rubio, con alas blancas como la nieve y ojos atrapantes como el ámbar, había capturado su atención desde antes. Ubben lo había visto y escuchado durante el día, cuando, en su huida de la marina, se coló sin ser visto en el barco donde Gavyn cumplía funciones de navegante. Había oído la discusión entre el rubio y el capitán mientras se ocultaba en el pasillo, fingiendo limpiar. El hecho de que Gavyn fuese navegante ya lo hacía interesante para Ubben, ya que él mismo se consideraba uno y siempre buscaba conocer las experiencias y perspectivas de otros en su profesión, con el fin de mejorar en su propio oficio. Además, el segundo punto a favor del Solarian de labios suaves era su actitud; tenía la determinación de exigir lo que le correspondía y la capacidad de argumentar de manera sólida y sagaz, una combinación que podía ser tan útil como problemática.

El rubio había dejado caer comentarios interesantes antes de que ambos se decidieran a cruzar la posada y subir al techo desde la ventana de la habitación de Ubben en el segundo piso. Sin embargo, el bribón de ojos dorados se mordió la lengua, esperando estar completamente solos para responder. Recostado sobre el techo, la figura del lunarian y sus angelicales alas extendidas en vuelo, iluminadas por la luna amarilla que se alzaba tras él, resultaba tan imponente que un escalofrío recorrió la espalda de Ubben, desde la nuca hasta la base. –Los que dicen que es demasiado grande, probablemente no saben con qué pueden llenarla– dijo, mirando directamente a los ojos del rubio con una expresión completamente lasciva, tan intensa que, si esos ojos pudieran hablar, solo habrían dejado escapar ahogados gemidos. Al escuchar que aquella boca que tantos problemas le causaba lo había llevado a un buen lugar, el peliblanco, completamente inmerso en el ambiente de seducción y en el juego de poder que ambos mantenían, no pudo más que sonreír, compartiendo el mismo pensamiento. –En eso concuerdo, nuestras bocas nos trajeron a un buen lugar, y espero nos lleven a uno mejor incluso.– dijo, observando cómo el rubio se recostaba sobre su lado derecho.

Ubben se acercó un poco más, el calor corporal era siempre bienvenido durante la noche, y en este caso, deseado. Las palabras que Gavyn dejó escapar de su boca fueron curiosas, ambos sabían que inicialmente todo había sido un juego, pero también era evidente que la multitud estorbaba, y que las estrellas y la luna eran una compañía mucho mejor y menos ruidosa. La burda imitación de su voz fue algo que le resultó divertido. –No– dijo tajante, rodando hacia su lado izquierdo para quedar frente al pecho del rubio ángel. Inclinó su rostro hacia arriba, enfocando sus ojos en los labios de Gavyn. –Simplemente quería un poco de privacidad y una buena vista– añadió, imitando la voz del rubio de la misma manera en que él lo había hecho segundos antes. Luego, subió un poco más, quedando cara a cara con el rubio y, mirándolo a los ojos, le dio un beso corto y fugaz antes de preguntar, con una voz cargada de curiosidad genuina, –Dime... esos jugueteos con tus plumas y alas, ¿son solo para pavonearte, una especie de baile de apareamiento? ¿O estabas comunicando algo más?– Sabía que su pregunta podía resultar incómoda, incluso insultante, pero no podía evitarlo.

Volvió a recostarse sobre su espalda, contemplando la luna y las estrellas. Quería disfrutar de la noche junto al rubio, pero tampoco deseaba pasarla toda en un constante tira y afloja. Así que decidió dar el primer paso, mientras decía con naturalidad, –¿Hace cuánto te dedicas a navegar?– Giró su rostro, fijando su mirada en los labios del rubio y rápidamente aclaró, –Estaba en el barco cuando discutías con el capitán, yo también soy navegante... No imagines nada raro, solo lo escuché de casualidad.– Consciente de que el rubio podría entrar en pánico si no hacía alguna aclaración, intentó calmarlo, ya que se parecían bastante y el escurridizo bribón de ojos dorados y cabellos blancos habría reaccionado de la misma manera si alguien aparecido de la nada le hacía una pregunta directamente relacionada con su profesión. –Yo llevo casi doce años navegando– comentó, abriendo un poco sobre sí mismo, para luego cambiar el tema durante un segundo, –¿Y si en lugar de hacerte recordar mi nombre, como mencionaste abajo, te hago recordar mi sabor?– finalizó con una mirada lujuriosa, esperando que el rubio diera el siguiente paso. Definitivamente, deseaba otro beso.
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RE: [C-Pasado] El Halcón y el Cuervo. - por Ubben Sangrenegra - 22-08-2024, 07:17 AM

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