Ray
Kuroi Ya
22-08-2024, 07:08 PM
Ray se encontraba tumbado sobre la hierba, en un pequeño prado situado dentro del cuartel. El sol a esas horas estaba alto en el cielo, y sus rayos acariciaban la piel del marine con suavidad. Pocas sensaciones había en la vida más placenteras que aquella, el simple hecho de dejar que el astro rey bañara su cuerpo con su luz mientras se relajaba y vaciaba por completo su mente de preocupaciones. O por lo menos fue capaz de hacerlo durante un rato, hasta que unos familiares gritos comenzaron a resonar a escasos metros de allí.
- Ya estamos otra vez... - Dijo para sí, hastiado. - ¿Por qué no irá a meterse en sus asuntos por una vez en vez de estar gritando a la gente todo el tiempo?
Las constantes broncas que el ahora Teniente Comandante Shawn repartía a diestro y siniestro diariamente habían llegado a un punto en el que le resultaban agotadoras. Si bien él había sido su objetivo en alguna ocasión, la mayoría de ellas hasta el momento se habían repartido casi a partes iguales entre Atlas y Takahiro. Y aquella no era una excepción, según pudo comprobar poco después.
El joven mantenía la teoría de que su superior gustaba de reforzar su autoridad mediante aquellos virulentos sermones públicos para compensar algo. Seguramente algún defecto oculto en su cuerpo, alguna zona que no alcanzaba un tamaño considerado aceptable y que le acomplejaba. Tras darle muchas vueltas al tema le parecía el motivo más probable, ya que esas muestras absolutamente innecesarias de excesiva autoridad solían esconder detrás muchas veces conductas compensatorias. Pero tampoco pensaba comprobarlo. Guardara lo que guardara el Teniente Comandante bajo sus pantalones, no era asunto suyo ni le importaba lo más mínimo.
Cuando su superior terminó con su arenga, el marine de pelo blanco se levantó y se dirigió hacia su amigo. Este miraba con expresión de rabia a Shawn mientras abandonaba el lugar.
- No se cansa de tocar las narices, ¿eh? - Dijo a su compañero a modo de saludo mientras señalaba a su jefe. - No hay quien le aguante.
El peliverde entonces le recordó algo que se le había olvidado por completo, como por desgracia era habitual en él. Ese día no tendrían que entrenar como de costumbre, pues al parecer esperaban la llegada de varios marines del Cuartel General del G-23, a los que se esperaba que conocieran en una jornada de convivencias para favorecer la confraternización entre distintos batallones de la Marina.
El joven echó a andar junto a su compañero, pensativo. ¿Qué clase de personas se encontrarían? ¿Serían los marines del G-23 tan peculiares y disparatados como su pequeño grupo? Había que reconocer que Taka, Atlas, Camille, Masao y él mismo formaban un grupo ciertamente extraño, pero por alguna razón sentía que no podía tener mejores compañeros.
- ¿Tienes ganas de conocer a los otros marines? - Preguntó a su amigo.
- Ya estamos otra vez... - Dijo para sí, hastiado. - ¿Por qué no irá a meterse en sus asuntos por una vez en vez de estar gritando a la gente todo el tiempo?
Las constantes broncas que el ahora Teniente Comandante Shawn repartía a diestro y siniestro diariamente habían llegado a un punto en el que le resultaban agotadoras. Si bien él había sido su objetivo en alguna ocasión, la mayoría de ellas hasta el momento se habían repartido casi a partes iguales entre Atlas y Takahiro. Y aquella no era una excepción, según pudo comprobar poco después.
El joven mantenía la teoría de que su superior gustaba de reforzar su autoridad mediante aquellos virulentos sermones públicos para compensar algo. Seguramente algún defecto oculto en su cuerpo, alguna zona que no alcanzaba un tamaño considerado aceptable y que le acomplejaba. Tras darle muchas vueltas al tema le parecía el motivo más probable, ya que esas muestras absolutamente innecesarias de excesiva autoridad solían esconder detrás muchas veces conductas compensatorias. Pero tampoco pensaba comprobarlo. Guardara lo que guardara el Teniente Comandante bajo sus pantalones, no era asunto suyo ni le importaba lo más mínimo.
Cuando su superior terminó con su arenga, el marine de pelo blanco se levantó y se dirigió hacia su amigo. Este miraba con expresión de rabia a Shawn mientras abandonaba el lugar.
- No se cansa de tocar las narices, ¿eh? - Dijo a su compañero a modo de saludo mientras señalaba a su jefe. - No hay quien le aguante.
El peliverde entonces le recordó algo que se le había olvidado por completo, como por desgracia era habitual en él. Ese día no tendrían que entrenar como de costumbre, pues al parecer esperaban la llegada de varios marines del Cuartel General del G-23, a los que se esperaba que conocieran en una jornada de convivencias para favorecer la confraternización entre distintos batallones de la Marina.
El joven echó a andar junto a su compañero, pensativo. ¿Qué clase de personas se encontrarían? ¿Serían los marines del G-23 tan peculiares y disparatados como su pequeño grupo? Había que reconocer que Taka, Atlas, Camille, Masao y él mismo formaban un grupo ciertamente extraño, pero por alguna razón sentía que no podía tener mejores compañeros.
- ¿Tienes ganas de conocer a los otros marines? - Preguntó a su amigo.