Vesper Chrome
Medical Fortress
22-08-2024, 10:23 PM
Había pasado un tiempo desde que me encontraba en isla Kilombo, con la suerte de poder hacer uno que otro trabajo de doctor a domicilio, me hubiera gustado, verdaderamente poder trabajar en algún hospital, estando de manera más correcta ejerciendo lo que por tanto tiempo estudié. Como esta tarde, me han solicitado ir a una de las granjas de la zona, una en la que suelen criar bastante ganado y gracias a Dios que era gente que podía pagarme bien por mis servicios, aunque son gente humilde y mi actitud probablemente podría asustarlos.
—Un millón de gracias Doctor Chrome por haber venido con tanta prisa. — Una anciana mujer me recibía en la entrada de aquella finca, demasiado grande, sin duda eran personas adineradas, probablemente quienes exportan hacia otras islas los vegetales, y demás que crían aquí mismo.
—¿Dónde está el paciente? — Pregunté directamente, claro que había venido, era un trabajo, además había dinero, y sobre todo podría hacer lo que realmente me gusta, poner en práctica mis dotes en la medicina. La mujer simplemente sonrió y comenzó a guiarme hacia dentro de la casa, me pareció que había llegado por el lado contrario a la entrada, pues me llevaba por los alrededores de la misma, en donde pude ver enjaulados muchos animales, pavos, gallinas, cerdos, corderos, y sobre todo, aquello, el único en su especie dentro de esas jaulas, un pato.
El mismo parecía graznar algo, cosas confusas, por un momento me detuve a mirarlo pues según yo, había escuchado lo que parecía ser una palabra saliendo de su pico. — No haga caso a sus graznidos Doctor Chrome, ese pato está loco, desde que lo trajimos a la finca no hace más que graznar como un demente, para que vea mijo, no solo los humanos nos volvemos locos. — Aclaró la anciana mientras me incitaba a seguir nuestro camino para poder ingresar a la casa, cosa que fue exactamente lo que hice.
—Explíqueme cuales son los síntomas que tiene su señor marido? — Mis preguntas siempre serán directas, no me gusta andar con rodeos pues es simple, soy un doctor que busca completar correctamente su trabajo. Con lo que había leído en la carta que llegó hacia la posada podía hacerme una idea de lo que tenía el anciano, nada más que un resfriado un poco más fuerte de lo normal.
—Clarence ha tenido fiebre estos días, no ha podido comer nada, solo algunos líquidos mijo, se ha estado quejando de dolor en la garganta y con esos estornudos parece que su nariz se pondrá como la del niño pinocho. — Referencias que entendía a la perfección. En fin, solo tendría que ponerle una inyección y dejarle descansar unos días, pero por si las moscas, verificaré los grados de su fiebre. Llegamos a la habitación donde el señor de la casa estaba acostado, pero incluso estando dentro de la casa se podía escuchar los graznidos del pato, pero era algo diferente, como si quisiera hablar, decir algo.
—Un millón de gracias Doctor Chrome por haber venido con tanta prisa. — Una anciana mujer me recibía en la entrada de aquella finca, demasiado grande, sin duda eran personas adineradas, probablemente quienes exportan hacia otras islas los vegetales, y demás que crían aquí mismo.
—¿Dónde está el paciente? — Pregunté directamente, claro que había venido, era un trabajo, además había dinero, y sobre todo podría hacer lo que realmente me gusta, poner en práctica mis dotes en la medicina. La mujer simplemente sonrió y comenzó a guiarme hacia dentro de la casa, me pareció que había llegado por el lado contrario a la entrada, pues me llevaba por los alrededores de la misma, en donde pude ver enjaulados muchos animales, pavos, gallinas, cerdos, corderos, y sobre todo, aquello, el único en su especie dentro de esas jaulas, un pato.
El mismo parecía graznar algo, cosas confusas, por un momento me detuve a mirarlo pues según yo, había escuchado lo que parecía ser una palabra saliendo de su pico. — No haga caso a sus graznidos Doctor Chrome, ese pato está loco, desde que lo trajimos a la finca no hace más que graznar como un demente, para que vea mijo, no solo los humanos nos volvemos locos. — Aclaró la anciana mientras me incitaba a seguir nuestro camino para poder ingresar a la casa, cosa que fue exactamente lo que hice.
—Explíqueme cuales son los síntomas que tiene su señor marido? — Mis preguntas siempre serán directas, no me gusta andar con rodeos pues es simple, soy un doctor que busca completar correctamente su trabajo. Con lo que había leído en la carta que llegó hacia la posada podía hacerme una idea de lo que tenía el anciano, nada más que un resfriado un poco más fuerte de lo normal.
—Clarence ha tenido fiebre estos días, no ha podido comer nada, solo algunos líquidos mijo, se ha estado quejando de dolor en la garganta y con esos estornudos parece que su nariz se pondrá como la del niño pinocho. — Referencias que entendía a la perfección. En fin, solo tendría que ponerle una inyección y dejarle descansar unos días, pero por si las moscas, verificaré los grados de su fiebre. Llegamos a la habitación donde el señor de la casa estaba acostado, pero incluso estando dentro de la casa se podía escuchar los graznidos del pato, pero era algo diferente, como si quisiera hablar, decir algo.