Alguien dijo una vez...
Bon Clay
Incluso en las profundidades del infierno.. la semilla de la amistad florece.. dejando volar pétalos sobre las olas del mar como si fueran recuerdos.. Y algún día volverá a florecer.. ¡Okama Way!
[Común] [C-Pasado] Diamante en bruto
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker

Hammond es un gigante imponente, de cinco metros de altura, con cabellos rubios que caen como una cascada dorada, reflejando su herencia nórdica. Desde joven, siempre sintió una fuerza indómita en su corazón, pero esa misma fuerza lo llevó a ser expulsado de Elbaf, la legendaria isla de los gigantes, tras un incidente que aún se mantiene envuelto en sombras. Con el viento a su espalda y la incertidumbre en su alma, Hammond se lanzó al mundo exterior, decidido a encontrar un propósito más allá de las fronteras de su tierra natal. En su primera parada, llegó a una pequeña isla en el Archipiélago Inuksu, donde su tamaño generó tanto admiración como miedo. Aquí, Hammond trabajó como pescador para una aldea que lo acogió, aprendiendo sobre la humildad y la necesidad de controlar su descomunal fuerza. Pero las ansias de aventura lo impulsaron a seguir adelante, dejando atrás la quietud de aquella isla. En su camino, Hammond navegó por los mares del sur, enfrentándose a piratas que intentaron capturarlo por su valor como guerrero gigante. En una feroz batalla cerca de las costas de Rivia, hundió el barco pirata de Dorkun el Sanguinario, ganándose fama en los círculos piratas. A pesar de las victorias, su corazón seguía inquieto. Llegó a la Isla Serpiente, donde se topó con una tribu guerrera. En su afán por ayudar a los locales, Hammond acabó luchando contra una criatura gigantesca que había aterrorizado a la región durante generaciones. Tras derrotarla en un duelo épico, la tribu le ofreció quedarse, pero su espíritu errante lo empujaba a seguir buscando respuestas.

En su siguiente travesía, Hammond se unió a una tripulación de mercenarios para cruzar el Mar de Huesos. Durante esta travesía, la vida en altamar lo moldeó aún más como navegante, y empezó a conocer la verdadera amplitud y peligros del mundo. Aquí, conoció a un joven cartógrafo llamado Arvin, quien le habló de una isla perdida llamada Dawn, situada en la otra punta del mundo. Era un lugar donde se decía que la naturaleza florecía sin restricciones, sin mencionar el basurero ... y donde se encontraban respuestas a los misterios de la vida que requería en ese instante. La historia de Dawn encendió una chispa en el alma de Hammond, llevándolo a buscar la isla como su próximo destino. Pero su camino estuvo lleno de obstáculos, monstruos marinos, tormentas salvajes y traiciones entre aliados. Finalmente, tras un largo y peligroso viaje, vislumbró Dawn. Aquí es donde se encuentra ahora, buscando descubrir los secretos que han atraído a tantos, y quizá, encontrar su propio lugar en el mundo.


La juventud de Hammond se reflejaba en la poca cantidad de objetos que tenía encima. Vestía con una armadura mucho más tosca que en la actualidad. Y que encima cubría menos. Aún no portaba a Rompetormentas, ni tenía su particular casco con alas plateadas, pero si comenzaba a juguetear con una akuma que había ingerido hace unos meses, una akuma que lo cambiaba todo completamente. Estaba en un vertedero de una isla desconocida para el. ¿Que como llegó hasta allí? esa sería una larga historia que de momento mejor no desvelar. Sus cabellos rubios le llegaban casi hasta la mitad de la espalda, su cuerpo no tan voluminoso como en la actualidad, dibujaba un contorno muchísimo más definido, más atractivo para la media se podría decir. Un bestia musculosa era mucho menos "atractiva" de media para la mayoría de mujeres, más bien un físico equilibrado solía atraer más las miradas, en el buen sentido.

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Con ese día habían pasado seis desde su llegada. Seis largos días en los que se dedicó a buscar en la basura para intentar conseguir material que intercambiar por otros objetos. Tenía la razón horaria completamente distorsionada, llegando al punto en el que ni sabía donde estaba, ni por qué estaba allí, ni siquiera por qué seguía jugando a la compra y venta de material que le daba completamente igual. Suerte tenía que la pesca no le faltaba, un condicionante fundamental para mantener su buena salud física. Escuchó algo de ruido al otro lado de una montaña gigantesca de basura. El nórdico, que iba sin calzado, cual salvaje, apoyó su brazo sobre lo que parecía una bolsa de basura repleta de objetos de plástico. Se escondió brevemente al poder ser visto, pero nadie se percató de su presencia. El viento salado del océano azotó el rostro de Hammond, el Bucanner que provenía de Elbaf, se aferraba con firmeza al timón del pequeño barco pesquero hace unos días. Las velas crujían bajo el viento, y el sonido de las olas golpeando el casco era su única compañía, además de la de sus compañeros en el barco pesquero ... Llevaba semanas viajando de isla en isla, en busca de nuevas tierras (aunque nunca llevando el timón, salvo ese día) que explorar y, quizás, de algún tesoro perdido en las profundidades del mar, entre pesca y pesca. Sin embargo, aunque su fuerza era increible y su tamaño imponente, la vida en alta mar siempre tenía sus retos, especialmente para alguien como él, acostumbrado a vivir entre los gigantes de su patria. Un día el barco pesquero en elq ue viajaba llegó a una isla que no reconocía en los mapas antiguos que había conseguido en un puerto anterior. Los lugareños llamaban a esta tierra "Dawn". Al poner un pie en tierra firme, Hammond notó que las personas lo miraban con mezcla de curiosidad y temor, algo que ya le era familiar por su tamaño colosal. Sabía que en esas situaciones lo mejor era sonreír y mostrarse amistoso, así que, con una carcajada atronadora, levantó la mano para saludar, fue en ese instante en el que ya no podría salir de la isla. Pocos días después, conoció a Josis y la historia se volvió una pesadilla.


¡Están atacando a una niña! — Casi que se culpó mentalmente. — Debo intervenir ... — ¿Intervenir? eso le haría perder tiempo para seguir recolec ... — ¡MIERDA! — Estalló. No necesitaba recolectar nada más, lo que necesitaba era salir de ese círculo vicioso en el que se acostumbró a vivir. Agarró una máscara curiosa que se cayó de la bolsa de plásticos y se la pegó en la cara. Venía con su goma de pollo y todo. Era la imagen de un hombre calvo, con barba pronunciada, pero con gesto cansado, casi de amargado emocionalmente. Le colgaba un hierro de la nariz, a modo de hombre sumiso. Una imagen extraña, decadente. El cuerpo de Hammond se elevó en los aires gracias al poder de su akuma, liberando gas por la planta de sus pies hasta volver sus piernas del elemento. Tanto ascendió que su cuerpo se desplazó un par de decenas de metros, hasta caer en la escena en cuestión.

Los tipos soltaron a la chica o por lo menos dejaron de golpearla para pararse a mirarlo. Hammond, que en este momento de su historia no sabía hablar aún el vulgar idioma humano, se expresó en la lengua de sus ancestros. — Hvordan tør du plage en liten jente... Du er det verste livet har å by på. Jeg, Hammond, dømmer deg til... Rømme.— Rugió.
#2


Mensajes en este tema
[C-Pasado] Diamante en bruto - por Airgid Vanaidiam - 22-08-2024, 10:50 PM
RE: [C-Pasado] Diamante en bruto - por Ragnheidr Grosdttir - 22-08-2024, 11:20 PM

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