Airgid Vanaidiam
Metalhead
23-08-2024, 02:38 PM
Desde el frescor del agüita, Airgid observaba a sus compañeros de desgracias con una perspectiva ahora bastante más calmada. Todo daba igual. Si moría, reviviría, como ese rubio había dicho. ¿Y si no? Bueno, Airgid nunca había temido a la muerte, no empezaría hoy. El tiburón se cortó a sí mismo en el brazo antes de lanzarse con ella al lago, ofreciéndole así su sangre al tal Norfeo. Luego le dedicó unas palabras dignas de cualquier religioso, pero lo que le llamó la atención es que confesó que se había comido su canica. Airgid no pudo evitar soltar una carcajada al escucharle decir eso con tanta naturalidad, sabía que el apetito de los tiburones era voraz, pero no se imaginaba que tanto. No, si al final el gyojin iba a resultar ser majo. Tsk. Aprovechando que de momento no había nadie más en el agua, nadó un poquito para acercarse a él. Cautelosa, pero decidida. — Oye... perdona por haberte disparao', es que acojonas un poco, ¿sabe? — Sonreía con el par de minions subidos a su espalda. Quizás eso relajara un poco la tensión general del grupo, además le había sorprendido que no tratara de vengarse inmediatamente buscando darle un bocado o algo. Quizás era buena gente. Asradi también se tiró al agua, momento en el que recuperó su cola de sirena-tiburón, esa que recordaba haber visto en... ¿en dónde? Por algún motivo los recuerdos estaban difuminados, borrosos tras una nube de incertidumbre.
Era como si todo el mundo hubiera decidido que era buena idea darse un baño. La verdad es que desde el interior del lago, las ráfagas de viento no eran tan coñazo. El pelirrojo trató de empujar al profeta al agua, pero el tipo fue capaz de esquivarla, llevándose en su lugar por delante al otro bichito amarillo que quedaba. Airgid no podía parar de reír observando lo absurdo que era todo. También apareció un patito que le sonaba muchísimo, juraría que lo había visto antes. El pobre se resbaló, lo que solo incentivó más la risa de la rubia. Y luego preguntó si quizás bajo el agua había algún tipo de construcción. La joven se encogió de hombros. Sí, podría bucear, pero no pensaba hacerlo. Ahí tenían a un gyojin y a una sirena que seguro que se encargaban de esa tarea mejor que ella. Ella estaba demasiado agustito flotando en la superficie.
El tipo alado se fumó un piti, tan tranquilo, y decidió también meterse al agua. Se quitó la camiseta, encendió una llama en su espalda -¿qué?- y se adentró poco a poco, aumentando la temperatura del lago con aquella habilidad tan extraña. El tio se quedó un poco apartado del grupo, pero lo más curioso es que de repente le apareció un barril de cerveza al lado. Y empezó a beber sin invitar a nadie siquiera. Osadía que Airgid no pasaría por alto. Se acercó, nadando un poquito. — ¿No comparte'? — Le guiñó un ojo mientras sonreía, sin querer adelantarse demasiado. Aún se podía oler cierto resquemor. Pero había un dicho, mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca aún.
Sin embargo, se vio incapaz de ignorar los gritos del profeta, estaba montando un show, un escándalo. Pero lo peor es que le estaba pidiendo al tal Norfeo que les tomase a todos ellos como sacrificio para salvarse él el culo. La rubia rodó los ojos, poniéndolos en blanco un momento, solo un instante antes de ver cómo una racha de aire se lo llevaba por delante. — Mira, ji Norfeo quiere' "consumirme", que se ponga a la cola. — Le respondió, haciendo referencia a una frase de su propio discurso. — ¡Norfeo! ¡Mi ofrenda son mi' arma'! Si la' quiere' po' pa' tí. — Dejó que las metralletas se hundieran en el lago mientras pronunciaba esas palabras, dándole cero importancia a lo que pudiera suponer. Quizás una actitud tan pasota no era la más adecuada en una situación así, pero estaba cansada de estar a la defensiva, cansada de buscar respuestas. Solo quería bañarse, beberse una cervecita y disfrutar del fresquito.
Entonces, el rubio adulador empezó a quitarse la ropa como si estuviera en la privacidad de su casa. Con tal tranquilidad, que Airgid tardó unos segundos en reaccionar. A ver, aquel hombre no era su tipo, era demasiado bajito para poder considerarlo atractivo, pero mirar no hacía daño a nadie. Además, no entraba en su cabeza que fuera a quitarse TODA la ropa. Pero así lo hizo. La joven rápidamente le tapó los ojos a sus pequeños hijos amarillos, evitando que perdieran la inocencia demasiado pronto. — ¡Tú! ¡Me va' a traumá a los niño'! — La escena era tan tonta, Airgid no podía dejar de sonreír, soltando una risilla de vez en cuando, pero sin quitarle el ojo de encima, la verdad. La rubia no era para nada una mujer tímida. Aunque lo más sorprendente fue sin duda cuando su piel se... ¿deshizo? De una forma que no acababa de comprender, ya no era el rubio morenito de antes, si no un chico de cabellos violetas, más esbelto, pero igual de bajito. Lástima. — ¡A'radi! ¡Únete! ¡Quítate er top! — Bromeó, dejándose llevar por el buen rollo. Uno que le parecía imposible que no acabara pronto.