Gautama D. Lovecraft
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27-07-2024, 02:34 AM
~ Principio del Verano. Año 724.
~ Patio de la base G-23.
En la mañana del segundo día del verano, se comenzaba a sentir, con mucha más presencia, la bruma marina que cobraba enteros con su fragancia salada y característica. Embriagaba cada rincón de la costa, y la base en la que me encontraba, ubicada en una ciudad tan portuaria y cercana al mar, no escaparía ni mucho menos a la esencia de este.
Personalmente, era algo que abría mis fosas nasales, y aunque me costaba acostumbrarme a estos nuevos aromas tan dispares a los de interior, estimulaban mi ser y olfato gratamente. Me hallaba a primera hora de la mañana en uno de los múltiples bancos del patio de la base, una zona destinada al recreo y al ocio de cualquier marine en su tiempo libre, pero a veces, también destinada a ciertas prácticas como el desfile o derivadas.
Contemplativo ante lo que sucedía frente a mis ojos, observaba con detenimiento cada actitud, postura e incluso intenciones del resto de compañeros y compañeras que circulaban por allí. Algunos se comportaban con la característica prisa, que tanto mermaba la rutina de la sociedad, otros, por el contrario, parecían llegar tarde a donde fuera que vayan sin el menor pudor para no demorar más su llegada, las 2 caras de una misma moneda.
Desde aquel banco de idas y venidas, y con mi silencio, aprovechaba el día libre que me otorgaron para romper con la rutina que tan impuesta estaba a todos y cada uno de los rangos, si bien me mostraba partidario de ciertos protocolos o procesos disciplinarios de La Marina, sentía que no lo estaba tanto con las tareas que mandaban a ejecutar.
- Parece demasiado distinto al templo, pero guarda más similitudes de las que a simple vista pueden verse... no estaría mal seguir integrándome e ir conociendo a más compañeros. -
Pensé, viendo como pasaban y pasaban más marines de diferentes rangos, pero quizá podría no ser tan apropiado a no ser que sea yo el principal receptor de una interacción social, al fin y al cabo, el voto de silencio me limitaba en estas actividades, y desde que llegué a la base, la comunicación con los demás brillaba por su ausencia. ¿Vería a alguien más que estuviera dispuesto a conectar?, ¿Seguiría siendo un impedimento no poder emitir más de 3 palabras a lo sumo?, incluso para alguien que ha ahondado tanto en sí mismo, la toma de decisiones en este tipo de ámbitos, parecía ser siempre una asignatura pendiente.