Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
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Como sirena en el mar
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
El bribón de ojos dorados sintió una inexplicable felicidad cuando Asradi confirmó que había logrado entenderle bajo el agua, a pesar de hacer hincapié en que su voz sonaba extraña. Ubben no pudo evitar sonreír con la genuina alegría de un niño pequeño. En el poco tiempo que había pasado con la pelinegra, no la había visto sonreír tanto como lo hacía ahora, sumergida en su elemento natural. Aunque entendía de alguna manera la razón, había algo que le resultaba peculiar y casi fascinante en cómo el agua parecía darle vida. Con una leve sonrisa, la sirena agradeció su ofrecimiento de protección y aseguró que sabía defenderse bien por sí sola. Ubben, con una mirada que combinaba picardía y seriedad, replicó —No lo pongo en duda, querida, pero mientras tú te encargas de lo que tengas enfrente, nosotros te cubrimos la espalda— Su tono era firme pero amigable, tratando de mostrar que su intención no era dudar de las capacidades de Asradi, sino sugerir que trabajar en equipo siempre era más seguro.

Ubben nunca se había considerado un héroe o alguien especialmente altruista. Su propuesta de defender a Asradi no provenía de un deseo de ser protector o caballeroso, sino más bien de una fría lógica de supervivencia, pues viajando juntos, las probabilidades de sobrevivir ante enemigos numerosos o poderosos aumentaban considerablemente. —Si te soy sincero, guapa, aquellos que no son escoria son solo la excepción que confirma la regla... al menos a mi vista— añadió con una sonrisa apagada en su rostro, reflejando una mezcla de cinismo y resignación. Para él, la "naturaleza humana" era un ciclo constante de pisotear al más débil para escalar, algo en lo que él mismo se había especializado a lo largo de los años. En cierto modo, se veía a sí mismo como parte de esa misma escoria que tanto despreciaba.

Cuando el peliblanco estuvo listo, la sirena de cola de tiburón comenzó a descender a una velocidad moderada, claramente consciente de los efectos de la presión del agua en el cuerpo humano. A medida que descendían a una buena velocidad hacia los casi veinte metros, Ubben sintió cómo la presión del océano aumentaba a su alrededor, apretando su pecho y oídos. Notó cómo Asradi lo observaba atentamente durante el descenso, probablemente para asegurarse de que permaneciera consciente. Ante su mirada atenta, Ubben le dedicó una sonrisa, queriendo demostrar que estaba bien.

Al llegar a una gran roca cubierta de algas, la voz de Asradi resonó claramente en sus oídos, señalando la ubicación de las algas que buscaban. Ubben asintió mientras la sirena lo sostenía sobre sus hombros, acercándolo a la enorme piedra repleta de vegetación marina. Al observar más detenidamente, su mente imaginativa empezó a volar... La forma irregular del pedrusco y el hecho de que estuviera en medio del océano lo hicieron pensar en un meteorito, lanzado por algún gigante colosal a modo de ataque devastador. Sacudió la cabeza para despejar esos pensamientos, volviendo a la realidad al escuchar a la sirena de cabellos negros indicarle que podía explorar a su antojo, mientras ella se quedaba cerca por si necesitaba ayuda.

Ubben asintió de nuevo y, con un rápido movimiento, sacó dos de sus fieles agujas de combate, tomándolas como si fueran palillos chinos. Comenzó a cortar los tallos de las algas con una precisión inusitada; las Senbon, aunque pequeñas, eran sorprendentemente afiladas, y el peliblanco las manejaba con la destreza de un maestro. Mientras se concentraba en recolectar las algas, Asradi usaba un cuchillo para raspar el musgo de la piedra. Los segundos se transformaron en minutos mientras ambos trabajaban en silencio, inmersos en su tarea submarina.

Sin embargo, Ubben pronto sintió la creciente urgencia de aire en sus pulmones. Una sensación familiar pero inquietante comenzó a asentarse en su pecho, y la necesidad de respirar se volvió imposible de ignorar. Con movimientos rápidos, hizo señas a Asradi, indicando su falta de oxígeno y la necesidad de subir a la superficie. A pesar de la prisa, una sonrisa se asomó en sus labios al ver que había cumplido su parte del trabajo, sus bolsillos estaban llenos de algas y otras se enredaban alrededor de su torso como enredaderas submarinas.
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Como sirena en el mar - por Ubben Sangrenegra - 20-08-2024, 05:20 AM
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RE: Como sirena en el mar - por Asradi - 05-09-2024, 10:49 PM
RE: Como sirena en el mar - por Ubben Sangrenegra - 09-09-2024, 05:00 AM
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