Hay rumores sobre…
... que existe una isla del East Blue donde una tribu rinde culto a un volcán.
[Común] [Pasado] La Cereza del Pastel
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
Día 21 de Invierno del año 723

La madrugada en Shimotsuki estaba fresca y tranquila, el ambiente impregnado de una serenidad que contrastaba con la adrenalina que aún corría por las venas del moreno de blancos cabellos. Ubben, el bribón de ojos dorados, no había esperado que la noche terminara de forma tan agitada. Al salir del bar tras aquella pelea, había logrado escabullirse con habilidad por los callejones, rompiendo una ventana para asegurarse de que sus perseguidores no pudieran seguirle el paso.

Cuando finalmente llegó a la posada, el reloj marcaba cerca de las seis de la mañana. Estaba exhausto, pero la visión del viejo dueño del lugar le recibió con una energía inesperada. El anciano, lejos de mostrar sorpresa o preocupación por la llegada tan temprana del peliblanco, sonrió con entusiasmo y lo invitó a esperar antes de subir a su habitación. —Acabo de preparar el desayuno para los huéspedes —dijo el viejo con una voz cargada de hospitalidad y orgullo. Antes de que Ubben pudiera declinar, el anciano desapareció en la cocina y regresó con una enorme bandeja repleta de manjares que hicieron brillar los ojos dorados del bribón.

Ubben se sentó y, sin pensarlo dos veces, se entregó al festín. El aroma del arroz cocido a la perfección, los jugosos trozos de pollo asado, y la sopa de pescado que exhalaba un vapor fragante lo envolvieron en un cálido abrazo. Cada bocado era un recordatorio de lo mucho que había extrañado una buena comida, algo que rara vez encontraba en los puertos donde se veía obligado a esconderse. Saboreaba cada grano de arroz y cada sorbo de la sopa, sintiendo cómo el calor de los alimentos lo relajaba y reconfortaba después de la noche turbulenta.

El tiempo pasó volando mientras comía, y tras una hora de devorar lo que más parecía un banquete que un desayuno, Ubben sintió una paz momentánea. Pero esta tranquilidad no duró mucho. Pronto, una inquietud conocida empezó a crecer en su interior; la necesidad de calmar sus nervios con algo de tabaco. Se levantó de la mesa, su cuerpo aún algo pesado por el cansancio y el exceso de comida, y se dirigió a la recepción. Allí estaba el anciano, ocupado preparando una tetera con gestos meticulosos. Al notar la presencia de Ubben, levantó la mirada y sonrió amablemente. —¿Todo en orden, joven? —preguntó con una calidez que parecía inquebrantable.

Ubben asintió, agradecido por la hospitalidad. —Todo en orden, muchas gracias por la comida, estaba realmente exquisita. Lavaré la vajilla mientras tanto— dijo, aunque ya sabía que el anciano probablemente se negaría a aceptar cualquier ayuda. Sin querer molestar más al viejo, Ubben salió de la posada en silencio, sintiendo el aire fresco de la mañana acariciar su rostro. Con movimientos automáticos, sacó de su bolsillo una pequeña bolsa oscura llena de tabaco y hierbas aromáticas. Rasgó una hoja de su libreta de papel fino y alargado, rellenándola con la mezcla de tabaco y hierbas. Luego, con destreza, tomó un cartoncillo y lo dobló en forma de "W" para crear un filtro improvisado. Encendió una cerilla frotándola contra su tricornio y prendió el cigarrillo, aspirando profundamente mientras exhalaba lentamente el humo, dejando que la mezcla de tabaco y hierbas calmara sus nervios alterados.

Mientras observaba la noche estrellada, su mente divagaba entre pensamientos de su última escapatoria y la próxima jugada. Necesitaba mantenerse un paso adelante, siempre alerta, siempre listo para cualquier eventualidad. En medio de su meditación, el sonido de una voz femenina proveniente del salón principal de la posada captó su atención. Ubben entrecerró los ojos, agudizando sus sentidos. Estaba levemente mareado por las copas de la taberna y el agotamiento de la noche, pero algo en la voz de la mujer lo hizo enderezarse, sus reflejos activándose de inmediato. Los radares del peliblanco se encendieron, y sintió un cosquilleo en la nuca, una advertencia sutil que su instinto había desarrollado a lo largo de los años. Con una última calada al cigarrillo, se giró con sigilo hacia la puerta. Las primeras luces del alba comenzaban a teñir el cielo de un azul tenue, y el peliblanco era conciente que debía descansar... pero antes de eso, tenía que saber quién era la mujer en el salón cuya voz le llamó la atención.
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[Pasado] La Cereza del Pastel - por Ubben Sangrenegra - 26-08-2024, 06:52 AM
RE: [Pasado] La Cereza del Pastel - por Akari - 28-08-2024, 12:30 AM
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