Juuken
Juuken
26-08-2024, 12:29 PM
Tras tenderle a Terence el último pescado que había recogido, y mientras el cocinero se marchaba, me quedé mirándoles, comenzaron a hablar entre ellos, el cocinero se dió media vuelta y regresó. ¿Qué estaba pasando ahí? Me quedé un tanto desconcertado, le habría ofrecido el pescado al propio cocinero, pero se había marchado, pensé que no quería saber nada de nosotros, y de pronto estaba riendo y esculpiéndose a la mano para tendérsela a Lance.
Que tipo más extraño, entre que hablaba de forma muy extraña y ese gesto de escupir a su propia mano, no sabía que pasaba con ese hombre, me parecía muy extraño y me quedé un poco alerta mirándole, ya había sacado su arma mucho antes amenazando a Terence, y ahora se mostraba muy pacífico. ¿De qué iba ese gigante?
Lance respondió su saludo con gran efusividad. Joder que asco. Lo único que pasó por mi cabeza en ese momento mientras la saliva goteaba al suelo. La conversación no paraba de girar, entre Lance y Terence y entre el tal Hammond y Lance. Este hombre siempre era el centro de atención.
El cocinero preguntó si tanto Terence como yo íbamos junto al peliblanco, durante un instante pensaba responder, incluso abrí la boca para hablar, pero noté cierta tensión, ni Lance ni Terence decían nada, lo cual me hacía dudar sobre lo que pensaba Lance. ¿Pero dudaba de mí o de Terence? Yo si que viajaba con él, pero a Terence lo acabábamos de conocer, igual que al cocinero, y nos habíamos presentado hacía tan solo un par de minutos. ¿No nos había visto Hammond?
Sea como sea, ni siquiera lanzaron una respuesta, continuaron hablando sobre si viven para la espada o no, algo que realmente me resultó llamativo. ¿Vivir para la espada? sonaba absurdo, se vive para uno mismo, o al menos así había aprendido yo la vida. Las armas como su espada o mi sable tan solo son herramientas para lograr que esa vida continúe adelante. ¿En serio hay gente que solo vive por y para su arma? Me parece un tanto absurdo y extraño. Hay tantas cosas que no se, que a veces me quedo absorto en mis propios pensamientos.
Hubo un momento en que mi mirada y la de Lance se cruzaron. Me encogí de hombros al mirarnos. No sé de qué va nada de esto. De pronto Terence se adelantó a invitar, lo que al parecer fue algo bien recibido por el grandullón, quien se agachó con una agilidad y flexibilidad que no esperaba y metió su cabeza entre las piernas de Terence.
¿Otra vez se había vuelto loco? Volvía a atacar a Terence, me llevé la mano hacia la empuñadura de mi arma, no conocía demasiado a ese hombre, pero había sido agradable con Lance y conmigo. Aunque no había entendido nada de su conversación con Lance. Pensaba lanzarme a ayudarle cuando las carcajadas de Lance volvieron a dejarme completamente paralizado. Frío.
Hammond se levantó, cargando a Terence en sus hombros. Me giré a comprobar la cara de Lance mientras el grandullón decía algo de mejor amigo. ¿Hablaba de Terence? Solté el mango del sable. Avanzaron hacia la entrada de un establecimiento. Yo tan solo me acerqué a Lance, aprovechando que se había separado un poco Terence y su montura gigante.
-Oye, Lance. No entiendo nada de lo que pasa aquí. ¿Son de fiar estos dos?
Entramos detrás de estos dos al establecimiento. Tenía un aire extraño. Había una zona de mesas y otra con un mostrador bastante largo, donde unas chicas al final con unos ropajes muy coloridos, aunque claramente insuficientes en épocas de heladas, se alegraron al vernos entrar a los cuatro.
-Cuantas camareras para tan pocas mesas. -Pensé en voz alta mientras íbamos a una de las mesas directamente
Al tomar asiento me quedé mirando, en el interior había muchas zonas cubiertas con telas, la mayoría de tonos rojizos, algunos morados, pero todas parecían telas finas y suaves, similares a la que cubría la mesa. Era muy suave.
Un hombre se nos aproximó para preguntarnos qué íbamos a tomar, a su vez detrás de él aparecieron cuatro de esas camareras se aproximaron y se pusieron cada una detrás de uno de nosotros, me quedé mirando hacia atrás y hacia arriba a la mujer que se había posado tras de mí, tuve que apartar un poco la mirada por que la gran protuberancia de su delantera me impidió un poco fijarme en su rostro. Tras lo cual la saludé amablemente con una sonrisa.
Su reacción me dejó un tanto confuso, no estaba seguro de terminar de entender del todo de qué iba la cosa. Lance estaba a mi lado, por lo que tiré de su mano para acercarme a su oído.
-¿Qué le pasa a esta? ¿Por qué tenemos una para cada uno? ¿Es algo común de este lugar?
Pregunté completamente intrigado, no tenía la más remota idea de lo que ocurría en ese lugar, aunque Hammond parecía muy contento y efusivo con todo lo que parecía haber ahí dentro.
Que tipo más extraño, entre que hablaba de forma muy extraña y ese gesto de escupir a su propia mano, no sabía que pasaba con ese hombre, me parecía muy extraño y me quedé un poco alerta mirándole, ya había sacado su arma mucho antes amenazando a Terence, y ahora se mostraba muy pacífico. ¿De qué iba ese gigante?
Lance respondió su saludo con gran efusividad. Joder que asco. Lo único que pasó por mi cabeza en ese momento mientras la saliva goteaba al suelo. La conversación no paraba de girar, entre Lance y Terence y entre el tal Hammond y Lance. Este hombre siempre era el centro de atención.
El cocinero preguntó si tanto Terence como yo íbamos junto al peliblanco, durante un instante pensaba responder, incluso abrí la boca para hablar, pero noté cierta tensión, ni Lance ni Terence decían nada, lo cual me hacía dudar sobre lo que pensaba Lance. ¿Pero dudaba de mí o de Terence? Yo si que viajaba con él, pero a Terence lo acabábamos de conocer, igual que al cocinero, y nos habíamos presentado hacía tan solo un par de minutos. ¿No nos había visto Hammond?
Sea como sea, ni siquiera lanzaron una respuesta, continuaron hablando sobre si viven para la espada o no, algo que realmente me resultó llamativo. ¿Vivir para la espada? sonaba absurdo, se vive para uno mismo, o al menos así había aprendido yo la vida. Las armas como su espada o mi sable tan solo son herramientas para lograr que esa vida continúe adelante. ¿En serio hay gente que solo vive por y para su arma? Me parece un tanto absurdo y extraño. Hay tantas cosas que no se, que a veces me quedo absorto en mis propios pensamientos.
Hubo un momento en que mi mirada y la de Lance se cruzaron. Me encogí de hombros al mirarnos. No sé de qué va nada de esto. De pronto Terence se adelantó a invitar, lo que al parecer fue algo bien recibido por el grandullón, quien se agachó con una agilidad y flexibilidad que no esperaba y metió su cabeza entre las piernas de Terence.
¿Otra vez se había vuelto loco? Volvía a atacar a Terence, me llevé la mano hacia la empuñadura de mi arma, no conocía demasiado a ese hombre, pero había sido agradable con Lance y conmigo. Aunque no había entendido nada de su conversación con Lance. Pensaba lanzarme a ayudarle cuando las carcajadas de Lance volvieron a dejarme completamente paralizado. Frío.
Hammond se levantó, cargando a Terence en sus hombros. Me giré a comprobar la cara de Lance mientras el grandullón decía algo de mejor amigo. ¿Hablaba de Terence? Solté el mango del sable. Avanzaron hacia la entrada de un establecimiento. Yo tan solo me acerqué a Lance, aprovechando que se había separado un poco Terence y su montura gigante.
-Oye, Lance. No entiendo nada de lo que pasa aquí. ¿Son de fiar estos dos?
Entramos detrás de estos dos al establecimiento. Tenía un aire extraño. Había una zona de mesas y otra con un mostrador bastante largo, donde unas chicas al final con unos ropajes muy coloridos, aunque claramente insuficientes en épocas de heladas, se alegraron al vernos entrar a los cuatro.
-Cuantas camareras para tan pocas mesas. -Pensé en voz alta mientras íbamos a una de las mesas directamente
Al tomar asiento me quedé mirando, en el interior había muchas zonas cubiertas con telas, la mayoría de tonos rojizos, algunos morados, pero todas parecían telas finas y suaves, similares a la que cubría la mesa. Era muy suave.
Un hombre se nos aproximó para preguntarnos qué íbamos a tomar, a su vez detrás de él aparecieron cuatro de esas camareras se aproximaron y se pusieron cada una detrás de uno de nosotros, me quedé mirando hacia atrás y hacia arriba a la mujer que se había posado tras de mí, tuve que apartar un poco la mirada por que la gran protuberancia de su delantera me impidió un poco fijarme en su rostro. Tras lo cual la saludé amablemente con una sonrisa.
Su reacción me dejó un tanto confuso, no estaba seguro de terminar de entender del todo de qué iba la cosa. Lance estaba a mi lado, por lo que tiré de su mano para acercarme a su oído.
-¿Qué le pasa a esta? ¿Por qué tenemos una para cada uno? ¿Es algo común de este lugar?
Pregunté completamente intrigado, no tenía la más remota idea de lo que ocurría en ese lugar, aunque Hammond parecía muy contento y efusivo con todo lo que parecía haber ahí dentro.