Shy
"Shy"
26-08-2024, 01:32 PM
Shy sacudió la cabeza. Ya se había percatado de que aquello era un mundo de locos que poco tenía que ver con la racionalidad y las dinámicas de causa y efecto que existían con normalidad. Debía de ser un sueño muy vívido. La mejor decisión sería ignorar a ambas muchachas, por mucho que pareciera que una necesitaba ayuda frente a la otra, y emprender la marcha con tal de encontrar un camino de vuelta. No obstante, en su cabeza resonaba aquella melodía, aquel cántico que le exigía sin cesar encontrar más canicas como la que tenía en la bolsa colgada de su cinturón. Pero, ¿cómo hacerlo? Nada de lo que estaba viendo se regía por las reglas del juego que imperaban en la realidad, y Shy solo era un capullo con unas agujas frente a una panda de mostrencos no demasiado bienintencionados. Enfrentarse a ellos directamente sería un suicidio, en cualquier caso.
Shy avanzó montaña arriba, percatándose de un singular accidente geográfico en la lejanía. Esculpido en la ladera de la montaña, un rostro heroico se alzaba a gran altura, pétreo, rodeado de una bruma poco densa, producto de la precipitación del agua que surgía de su boca a un pequeño lago bajo la mítica efigie. El cazador arqueó la ceja con curiosidad, y se dirigió allí, ansioso por encontrar una respuesta a aquel enigma.
El lacónico matón llegó, finalmente, a aquella escultura, y pudo aseverar que la faz tallada en la piedra era un bello rostro. ¡Y un mensaje! El júbilo, sin embargo, duró poco. Un tipo fornido y de aspecto intimidante, con el cabello oscuro, se dirigía ladera abajo, hacia donde las chicas de pelo azul habían corrido. El cazador se escondió tras unos arbustos y contuvo la respiración hasta que el tipo pasase. Había algo en su rostro que le resultaba familiar, como si de alguien de renombre se tratase. En cualquier caso, ni Shy era un buen entrevistador, ni tenía ganas de parlamentar con él.
Cuando aquel intimidante hombre hubo pasado, se dirigió al rostro, y leyó el mensaje allí fijado. ¿Una ofrenda? Pero si era pobre como las ratas. Tal vez fuera el único modo de salir de allí. Un rubor invadió sus mejillas. Aquello bien podía ser una broma de bastante mal gusto. Carraspeó, como si fuera a hablar, pero solo pudo pensar en lo que quería decir.
"Oh, eh... ¡Norfeo el Magno! Esto es todo cuanto tengo, tómalo y llévame de vuelta a mi hogar, te lo ruego."
Acompañaba cada oración con mover la bolsa en el aire, aunque no parecía tener resultado alguno. En cualquier caso, Shy nunca había sido muy creyente.
Shy avanzó montaña arriba, percatándose de un singular accidente geográfico en la lejanía. Esculpido en la ladera de la montaña, un rostro heroico se alzaba a gran altura, pétreo, rodeado de una bruma poco densa, producto de la precipitación del agua que surgía de su boca a un pequeño lago bajo la mítica efigie. El cazador arqueó la ceja con curiosidad, y se dirigió allí, ansioso por encontrar una respuesta a aquel enigma.
El lacónico matón llegó, finalmente, a aquella escultura, y pudo aseverar que la faz tallada en la piedra era un bello rostro. ¡Y un mensaje! El júbilo, sin embargo, duró poco. Un tipo fornido y de aspecto intimidante, con el cabello oscuro, se dirigía ladera abajo, hacia donde las chicas de pelo azul habían corrido. El cazador se escondió tras unos arbustos y contuvo la respiración hasta que el tipo pasase. Había algo en su rostro que le resultaba familiar, como si de alguien de renombre se tratase. En cualquier caso, ni Shy era un buen entrevistador, ni tenía ganas de parlamentar con él.
Cuando aquel intimidante hombre hubo pasado, se dirigió al rostro, y leyó el mensaje allí fijado. ¿Una ofrenda? Pero si era pobre como las ratas. Tal vez fuera el único modo de salir de allí. Un rubor invadió sus mejillas. Aquello bien podía ser una broma de bastante mal gusto. Carraspeó, como si fuera a hablar, pero solo pudo pensar en lo que quería decir.
"Oh, eh... ¡Norfeo el Magno! Esto es todo cuanto tengo, tómalo y llévame de vuelta a mi hogar, te lo ruego."
Acompañaba cada oración con mover la bolsa en el aire, aunque no parecía tener resultado alguno. En cualquier caso, Shy nunca había sido muy creyente.