Asradi
Völva
26-08-2024, 03:23 PM
Durante el descenso se había asegurado de que fuese cómodo y seguro para Ubben, y le dejó a sus anchas una vez llegaron al lugar correcto y que ella había elegido para comenzar a recolectar. Por fortuna, no necesitaba grandes cantidades, pero nunca estaba mal tener un poco de sobra para cualquier emergencia que pudiese surgir. Sabía qué recolectar, así que lo hizo con premura.
De todas maneras, no le quitaba la atención de encima a Ubben. Para cuando el chico se acercó a ella, indicándole que necesitaba tomar aire, Asradi asintió y guardó el cuchillo en la mochila, junto con las hierbas marinas que había logrado recolectar. También vió las que el moreno había conseguido, y le sonrió en consecuencia.
Era hora de regresar. No quería que Ubben se le muriese ahí por falta de aire.
Le hizo un gesto para que se sujetase y, en cuanto lo hizo y ella se aseguró de que todo estaba bien, comenzó nuevamente el ascenso. A la misma velocidad con la cual antes había descendido, por el tema de la presión. Quería creer que les daría tiempo. Y, en todo caso, si de repente Ubben perdía aire y no era capaz de aguantar, se lo proporcionaría de otra manera.
Fuese como fuese, le ayudó a asomar a la superficie y ella sonrió al fin, mirándole.
— ¿Estás bien? Tómate tu tiempo si lo necesitas. Era una buena profundidad y quizás tu cuerpo necesite volver a habituarse. — Ella estaría a su lado por si necesitaba donde apoyarse.
O por si llegase a marearse por algún motivo. Pero habían conseguido suficientes algas y musgo medicinal como para que pudiese hacer una buena cantidad de medicamentos.
El vaivén de las olas, suaves, les mecía y estaban relativamente cerca del barco según Asradi había emergido con el moreno.
De hecho, le volvió a dedicar una sonrisa dulce.
— Lo has hecho muy bien. — Era un halago en toda regla. Y, para ella, había sido de gran ayuda.
En cuanto Ubben se recuperase, podrían subir de nuevo al barco a dejar las algas, para que se secasen al sol e ir a por las redes para pescar.
De todas maneras, no le quitaba la atención de encima a Ubben. Para cuando el chico se acercó a ella, indicándole que necesitaba tomar aire, Asradi asintió y guardó el cuchillo en la mochila, junto con las hierbas marinas que había logrado recolectar. También vió las que el moreno había conseguido, y le sonrió en consecuencia.
Era hora de regresar. No quería que Ubben se le muriese ahí por falta de aire.
Le hizo un gesto para que se sujetase y, en cuanto lo hizo y ella se aseguró de que todo estaba bien, comenzó nuevamente el ascenso. A la misma velocidad con la cual antes había descendido, por el tema de la presión. Quería creer que les daría tiempo. Y, en todo caso, si de repente Ubben perdía aire y no era capaz de aguantar, se lo proporcionaría de otra manera.
Fuese como fuese, le ayudó a asomar a la superficie y ella sonrió al fin, mirándole.
— ¿Estás bien? Tómate tu tiempo si lo necesitas. Era una buena profundidad y quizás tu cuerpo necesite volver a habituarse. — Ella estaría a su lado por si necesitaba donde apoyarse.
O por si llegase a marearse por algún motivo. Pero habían conseguido suficientes algas y musgo medicinal como para que pudiese hacer una buena cantidad de medicamentos.
El vaivén de las olas, suaves, les mecía y estaban relativamente cerca del barco según Asradi había emergido con el moreno.
De hecho, le volvió a dedicar una sonrisa dulce.
— Lo has hecho muy bien. — Era un halago en toda regla. Y, para ella, había sido de gran ayuda.
En cuanto Ubben se recuperase, podrían subir de nuevo al barco a dejar las algas, para que se secasen al sol e ir a por las redes para pescar.