Asradi
Völva
26-08-2024, 03:50 PM
Galhard tenía toda la razón. Sus caminos seguramente fuesen diferentes, en cuanto a trayectoria, aunque compartiesen pensamientos y opiniones similares. Y eso no era malo tampoco. El que cada uno tuviese una forma diferente de hacer las cosas, aunque se separasen. Les serviría para continuar aprendiendo y creciendo a modo personal. Por lo que Asradi le dedicó una sonrisa en agradecimiento y, también, en consonancia con sus palabras.
— Te lo agradezco. Me alegra haber “naufragado” en este lugar anoche. — Dijo con algo gracia. Pero la verdad era esa, que si no hubiese sucedido, no habría conocido a ese hombre. Al final, siempre era el océano el que juntaba o separaba destinos y gente.
La conversación continuó siendo amena por un buen rato más hasta que Galhard comentó lo de ir a tomar unos dulces. Asradi se lo pensó un par de segundos, pues no era muy asidua a los postres. Aún así, también tenía curiosidad por ver cómo eran los de la superficie. Y no solo eso, sino que podría acompañar al marine durante un rato más.
Así que todo era un aliciente.
— Claro, vamos. — Se terminó de un trago lo que le quedaba de la cerveza, que ya no era mucho, y procedió a hacer el pago correspondiente por la comida y bebida de los dos. Por fortuna, tenía suficiente, así que no hubo problema con ello.
Una vez a unos metros de aquel puesto donde habían comido, Asradi se desperezó ligeramente y con total satisfacción, decidió seguir los pasos de Galhard hasta el puesto de dulces que había mencionado.
El paseo le sentaría bien después de comer tanto y, de paso, podía contemplar un poco más aquel pueblo que rezumaba vida.
— Esta vez dejaré que tú me recomiendes el dulce. — No era una experta en eso, y parecía que Galhard ya había ido más de una vez. Así que confiaba y se dejaría guiar por el marine en esa cuestión.
El sol incidía suavemente en su cabello oscuro a medida que avanzaban. La gente continuaba con sus quehaceres diarios, también había algo de jolgorio en las tabernas por las que pasaban por delante. En resumen, era un lugar hermoso y bastante animado.
— Cuéntame de ti. ¿Qué te gusta hacer cuando no estás de servicio? ¿Tienes algún hobby que te guste mucho? — Preguntó, queriendo saber.
— Te lo agradezco. Me alegra haber “naufragado” en este lugar anoche. — Dijo con algo gracia. Pero la verdad era esa, que si no hubiese sucedido, no habría conocido a ese hombre. Al final, siempre era el océano el que juntaba o separaba destinos y gente.
La conversación continuó siendo amena por un buen rato más hasta que Galhard comentó lo de ir a tomar unos dulces. Asradi se lo pensó un par de segundos, pues no era muy asidua a los postres. Aún así, también tenía curiosidad por ver cómo eran los de la superficie. Y no solo eso, sino que podría acompañar al marine durante un rato más.
Así que todo era un aliciente.
— Claro, vamos. — Se terminó de un trago lo que le quedaba de la cerveza, que ya no era mucho, y procedió a hacer el pago correspondiente por la comida y bebida de los dos. Por fortuna, tenía suficiente, así que no hubo problema con ello.
Una vez a unos metros de aquel puesto donde habían comido, Asradi se desperezó ligeramente y con total satisfacción, decidió seguir los pasos de Galhard hasta el puesto de dulces que había mencionado.
El paseo le sentaría bien después de comer tanto y, de paso, podía contemplar un poco más aquel pueblo que rezumaba vida.
— Esta vez dejaré que tú me recomiendes el dulce. — No era una experta en eso, y parecía que Galhard ya había ido más de una vez. Así que confiaba y se dejaría guiar por el marine en esa cuestión.
El sol incidía suavemente en su cabello oscuro a medida que avanzaban. La gente continuaba con sus quehaceres diarios, también había algo de jolgorio en las tabernas por las que pasaban por delante. En resumen, era un lugar hermoso y bastante animado.
— Cuéntame de ti. ¿Qué te gusta hacer cuando no estás de servicio? ¿Tienes algún hobby que te guste mucho? — Preguntó, queriendo saber.