Rocket Raccoon
Rocket
27-08-2024, 04:25 AM
(Última modificación: 27-08-2024, 04:25 AM por Rocket Raccoon.)
Les podría narrar esta suculenta historia que vengo dándole vueltas en mi mente desde hace ya un tiempo considerable. O podría simplemente obviarla y comenzar a escribir sobre como hay una pequeña criatura herida en medio de la selva, luchando segundo a segundo por mantenerse un día más en este infierno de mundo en el cual le había tocado vivir. Pero creo que esto último sería bastante aburrido, la verdad... así que sí, les narraré un ligero cuento.
Estamos presenciando una noche más, como cualquiera otra. El fiel y leal satélite que nos viene a saludar desde las alturas cada vez que la cálida luz va desapareciendo para así hacer lugar al frío oscuro. Algunas alimañas comienzan a su actividad, protegidas por el umbral siniestro y sombrío que les otorga la oscuridad de la cual, gracias a siglos y siglos, han sido capaz de hacerla su más fiel compañera y aliada. Una de ellas las podemos visualizar en medio de una de tantas calles de equis ciudad que se te pueda venir a la mente. Un amigo de la noche, y también amigo de lo ajeno... y sí, estamos hablando de un mapache. Pero no de un mapache cualquiera, no.
Un ruido en la lejanía era el detonante que hacía que un par de ojos girasen a ver que sucedía, en aquella dirección que por consiguiente debía de salir de su habitación, para así poder apreciar con desconcierto que era lo que sucedía fuera de su hogar. El sonido de una lata de aluminio, quizás, ¿podría ser el basurero afuera de su casa?, ¿Quién estaría revisándolo a estas altas horas de la noche? Podría esa ser una de las mil y una preguntas que se me había ocurrido para aquella persona que se había levantado de su sofá y que ahora miraba alarmado como una pequeña criatura peluda irrumpía en su más que merecido descanso luego de un arduo día de trabajo.
Un sucio y despreciable mapache estaba hurgando en su basurero y tenía todo hecho un desastre.
Pero en calidad, esta no es la historia que les venía a contar. Solo estaba aburrido y mis ambas manos comenzaron a transcribir lo que mi mente estaba procesando, palabra a palabra, sin dejar casi nada afuera de la misma. Ya que este mapache del cual les hablaba, pues sí es un mamífero cualquiera, común y corriente, como lo había descrito antes, una alimaña.
La verdadera historia en realidad estaba por ser contada. Ya que en medio de aquella enorme y extensa zona selvática, una chica de cabello castaño se encontraría con uno de estos, heridos de gravedad y con la respiración entre cortada. Las heridas que tenía, pues ella que practicaba medicina, quizás les podría indicar mejor que yo con lo referente en ese aspecto, pero por lo menos les puedo describir el aspecto de este animal, que en realidad, no era tan animal, esto lo descubriría la chica una vez lograse reanimar al pequeñín, claro, si su benevolente corazón le motivaba a realizar esa tarea, quizás y prefería dejar al animal ahí tirado.
El pequeño tendría bastantes heridas y cicatrices en lo largo de todos sus dedos y también en sus brazos. La muchacha, si empleaba una observación más detallada, se podría dar cuenta de que dichas heridas no habían sido causadas por una lucha con otra bestia del entorno, ya que no parecían ser provocadas por colmillos ni garras. De hecho, si había practicado el abrir la carne con alguno de sus cuchillos de cocina, vería que los cortes son más o menos parecidos, eso sí, mucho más limpios. El resto del cuerpo a simple viste parecía mantenerse intacto. De igual forma, se apreciaba claramente como la perdida de sangre era la que había hecho que la pequeña criatura se desmayara en el lugar. Quién sabe cuanto tiempo llevaría ahí. ¿Sería esta chica un ángel enviado para su salvación, creían los mapaches en ángeles?
Estamos presenciando una noche más, como cualquiera otra. El fiel y leal satélite que nos viene a saludar desde las alturas cada vez que la cálida luz va desapareciendo para así hacer lugar al frío oscuro. Algunas alimañas comienzan a su actividad, protegidas por el umbral siniestro y sombrío que les otorga la oscuridad de la cual, gracias a siglos y siglos, han sido capaz de hacerla su más fiel compañera y aliada. Una de ellas las podemos visualizar en medio de una de tantas calles de equis ciudad que se te pueda venir a la mente. Un amigo de la noche, y también amigo de lo ajeno... y sí, estamos hablando de un mapache. Pero no de un mapache cualquiera, no.
Un ruido en la lejanía era el detonante que hacía que un par de ojos girasen a ver que sucedía, en aquella dirección que por consiguiente debía de salir de su habitación, para así poder apreciar con desconcierto que era lo que sucedía fuera de su hogar. El sonido de una lata de aluminio, quizás, ¿podría ser el basurero afuera de su casa?, ¿Quién estaría revisándolo a estas altas horas de la noche? Podría esa ser una de las mil y una preguntas que se me había ocurrido para aquella persona que se había levantado de su sofá y que ahora miraba alarmado como una pequeña criatura peluda irrumpía en su más que merecido descanso luego de un arduo día de trabajo.
Un sucio y despreciable mapache estaba hurgando en su basurero y tenía todo hecho un desastre.
La verdadera historia en realidad estaba por ser contada. Ya que en medio de aquella enorme y extensa zona selvática, una chica de cabello castaño se encontraría con uno de estos, heridos de gravedad y con la respiración entre cortada. Las heridas que tenía, pues ella que practicaba medicina, quizás les podría indicar mejor que yo con lo referente en ese aspecto, pero por lo menos les puedo describir el aspecto de este animal, que en realidad, no era tan animal, esto lo descubriría la chica una vez lograse reanimar al pequeñín, claro, si su benevolente corazón le motivaba a realizar esa tarea, quizás y prefería dejar al animal ahí tirado.
El pequeño tendría bastantes heridas y cicatrices en lo largo de todos sus dedos y también en sus brazos. La muchacha, si empleaba una observación más detallada, se podría dar cuenta de que dichas heridas no habían sido causadas por una lucha con otra bestia del entorno, ya que no parecían ser provocadas por colmillos ni garras. De hecho, si había practicado el abrir la carne con alguno de sus cuchillos de cocina, vería que los cortes son más o menos parecidos, eso sí, mucho más limpios. El resto del cuerpo a simple viste parecía mantenerse intacto. De igual forma, se apreciaba claramente como la perdida de sangre era la que había hecho que la pequeña criatura se desmayara en el lugar. Quién sabe cuanto tiempo llevaría ahí. ¿Sería esta chica un ángel enviado para su salvación, creían los mapaches en ángeles?