Galhard
Gal
27-08-2024, 09:43 PM
Galhard tomó la tartaleta de manzana de vuelta, sin mostrar el más mínimo rastro de molestia en su expresión. Entendía perfectamente que cada uno tenía sus propias preferencias, y que no todos los dulces eran del gusto de todos. Además, la manera en que Asradi lo había explicado, con esa mezcla de disculpa y sinceridad, solo le hizo sonreír con mayor calidez.
—No te preocupes en absoluto, Asradi —respondió con tranquilidad —Es bueno saber lo que te gusta y lo que no. Y, sinceramente, creo que esos pastelitos con crema pastelera y galleta tienen muy buena pinta también.— Añadió con una sonrisa mientras veía a la sirena disfrutar de su elección.
Mientras él se entretenía comiendo la tartaleta de manzana, Galhard no podía evitar observar a Asradi con cierta fascinación. Había algo en la manera en que ella se movía, en la delicadeza de sus gestos, que lo hacía sentir más a gusto de lo que había estado en mucho tiempo. Compartir esos momentos sencillos, como disfrutar de un dulce o hablar de intereses comunes, era algo que apreciaba más de lo que se habría imaginado.
Cuando ella mencionó su interés en la medicina y el estudio de las plantas y animales de la superficie, Galhard asintió alegre —Es admirable que sea esa tu afición, Asradi. La medicina es un campo enorme del cual yo no soy capaz de comprender mucho, tengo un amigo que también se dedica al estudio, de una forma poco convencional pero con la intención de poder sanar a los demás, el hecho de que tu también busques aprender sobre diferentes plantas y toxinas... eso muestra lo mucho que te importa ayudar a los demás. — Comentó con un tono de alegría y admiración en su voz.
El tiempo seguía su curso, y mientras caminaban por las calles del pueblo, el sol comenzó a descender, llenando el cielo con tonos cálidos y anaranjados. El atardecer bañaba todo a su alrededor en una luz dorada, haciendo que el lugar pareciera aún más acogedor y sereno. A medida que el día llegaba a su fin, Galhard no podía evitar sentir una mezcla de nostalgia y satisfacción. Habían compartido un día tranquilo, lejos de las responsabilidades y el caos habitual.
—Tienes razón —dijo finalmente, respondiendo a sus palabras sobre el deseo inherente de todas las criaturas inteligentes de explorar y aprender— Es parte de nuestra naturaleza, creo. Siempre buscamos algo más allá, algo que nos dé sentido y propósito, la verdad... Es algo romántico si nos paramos a pensar—
Miró hacia el horizonte, donde el sol estaba a punto de desaparecer por completo, y luego volvió su mirada hacia Asradi. La forma en que la luz del atardecer se reflejaba en sus ojos azules le hizo sonreír una vez más.
—La tormenta trajo muchas cosas, sí. Y conocer a alguien como tú, Asradi, ha sido sin duda una de las mejores. — Dijo con sinceridad, disfrutando del último tramo de su paseo volviendo en dirección a la cala donde se habían conocido.
—Existe un tipo de papel que es resistente al agua, tengo entendido que se fabrica con las uñas de una persona y que tener un trozo del mismo te ayuda a estar en conexión con la otra persona ya que siempre parecerá que se mueve hacia la dirección de la persona que lo haya hecho y crecerá o o disminuirá en función de su vitalidad... Me encantaría haber podido conocer como crearlo y poder darte un fragmento.— Dijo mientras observaba los rayos de sol del atardecer.
—Me encantará poder volver a verte— Añadió con cierto tono de nostalgia, aquel día había sido maravilloso, en sus adentros el marine pensaba en lo diferente que podría haber sido su vida de conocer antes a Asradi. —No quiero retenerte pero me encantaría poder pasar un poco más de tiempo contigo, me has dado buenos recuerdos que atesorar— Finalizó con alegría
—No te preocupes en absoluto, Asradi —respondió con tranquilidad —Es bueno saber lo que te gusta y lo que no. Y, sinceramente, creo que esos pastelitos con crema pastelera y galleta tienen muy buena pinta también.— Añadió con una sonrisa mientras veía a la sirena disfrutar de su elección.
Mientras él se entretenía comiendo la tartaleta de manzana, Galhard no podía evitar observar a Asradi con cierta fascinación. Había algo en la manera en que ella se movía, en la delicadeza de sus gestos, que lo hacía sentir más a gusto de lo que había estado en mucho tiempo. Compartir esos momentos sencillos, como disfrutar de un dulce o hablar de intereses comunes, era algo que apreciaba más de lo que se habría imaginado.
Cuando ella mencionó su interés en la medicina y el estudio de las plantas y animales de la superficie, Galhard asintió alegre —Es admirable que sea esa tu afición, Asradi. La medicina es un campo enorme del cual yo no soy capaz de comprender mucho, tengo un amigo que también se dedica al estudio, de una forma poco convencional pero con la intención de poder sanar a los demás, el hecho de que tu también busques aprender sobre diferentes plantas y toxinas... eso muestra lo mucho que te importa ayudar a los demás. — Comentó con un tono de alegría y admiración en su voz.
El tiempo seguía su curso, y mientras caminaban por las calles del pueblo, el sol comenzó a descender, llenando el cielo con tonos cálidos y anaranjados. El atardecer bañaba todo a su alrededor en una luz dorada, haciendo que el lugar pareciera aún más acogedor y sereno. A medida que el día llegaba a su fin, Galhard no podía evitar sentir una mezcla de nostalgia y satisfacción. Habían compartido un día tranquilo, lejos de las responsabilidades y el caos habitual.
—Tienes razón —dijo finalmente, respondiendo a sus palabras sobre el deseo inherente de todas las criaturas inteligentes de explorar y aprender— Es parte de nuestra naturaleza, creo. Siempre buscamos algo más allá, algo que nos dé sentido y propósito, la verdad... Es algo romántico si nos paramos a pensar—
Miró hacia el horizonte, donde el sol estaba a punto de desaparecer por completo, y luego volvió su mirada hacia Asradi. La forma en que la luz del atardecer se reflejaba en sus ojos azules le hizo sonreír una vez más.
—La tormenta trajo muchas cosas, sí. Y conocer a alguien como tú, Asradi, ha sido sin duda una de las mejores. — Dijo con sinceridad, disfrutando del último tramo de su paseo volviendo en dirección a la cala donde se habían conocido.
—Existe un tipo de papel que es resistente al agua, tengo entendido que se fabrica con las uñas de una persona y que tener un trozo del mismo te ayuda a estar en conexión con la otra persona ya que siempre parecerá que se mueve hacia la dirección de la persona que lo haya hecho y crecerá o o disminuirá en función de su vitalidad... Me encantaría haber podido conocer como crearlo y poder darte un fragmento.— Dijo mientras observaba los rayos de sol del atardecer.
—Me encantará poder volver a verte— Añadió con cierto tono de nostalgia, aquel día había sido maravilloso, en sus adentros el marine pensaba en lo diferente que podría haber sido su vida de conocer antes a Asradi. —No quiero retenerte pero me encantaría poder pasar un poco más de tiempo contigo, me has dado buenos recuerdos que atesorar— Finalizó con alegría