Drake Longspan
[...]
28-08-2024, 05:10 AM
Drake Longspan, o mejor dicho, "Dogg Longspan" en ese momento, estaba en su propio mundo mientras se sacudía el polvo de la montaña de su ropa. Estaba confuso, pero eso no era nada nuevo para él. Después de todo, cuando te crees Snoop Dogg y llevas encima más "hierba medicinal" que un herbolario, las líneas entre la realidad y la fantasía se vuelven difusas.
— Eyo, ¿dónde rayos estoy? — murmuró, mirando a su alrededor como si esperara encontrar una señal de tráfico que le dijera "Bienvenido a Tu Próximo Viaje Espiritual". Pero no había nada. Solo él, las montañas, y una brisa que llevaba un susurro casi melodioso a 90 BPM, como el eco lejano de un concierto de G-Funk en otro plano de Long Beach.
Drake sacó de su bolsillo lo que solo podía describirse como su "kit de supervivencia espiritual". Era una mezcla de chapas, un mechero, y por supuesto, un buen surtido de "hierbas". Todo lo necesario para navegar las complejidades de la vida, o en su caso, de donde sea que estuviera en ese momento.
Con la habilidad de un maestro artesano, liaba otro cigarro, y mientras lo hacía, reflexionaba. Pensaba en cómo la vida, como una pista de rap, tenía sus altos y bajos, sus ritmos suaves y sus compases duros. Pero siempre seguías adelante, fluyendo como el humo en el aire.
Encendió el cigarro, cerrando los ojos mientras inhalaba profundamente, como si estuviera absorbiendo el conocimiento del universo con cada calada. Al exhalar, dejó escapar una nube que se elevó, formando figuras que solo él podía interpretar. Eran símbolos de poder, de sabiduría, o tal vez solo eran el reflejo de su mente un tanto nublada.
— Bow wow woah — murmuró de nuevo, su lenguaje transformado en algo más abstracto, casi poético en su simplicidad. La roca que había pateado hace unos momentos parecía tener vida propia, arrastrándose hacia él como si estuviera buscando unirse a su flow.
— ¿Qué demonios es esto negro? — preguntó, aunque más a la roca que a sí mismo. La roca seguía subiendo por su pierna, y en lugar de asustarse, el carpintero Longspan simplemente levantó una ceja y se encogió de hombros, liando otro cigarro mientras la roca lo envolvía lentamente. Cuando la roca llegó a su cuello, Drake ya estaba en otro nivel, literal y figurativamente. Se quitó las gafas para limpiarlas, porque si algo era sagrado para él, era mantener el estilo impecable, incluso cuando la realidad parecía desmoronarse a su alrededor. Al crecer varios metros de altura, su perspectiva del mundo cambió. Ahora podía ver más allá de las montañas, más allá de las nubes, casi como si estuviera mirando desde la cima de la Red Line. Con una sonrisa ladeada, se puso las gafas de nuevo y dejó escapar una risa profunda antes de toser y soltar más humo que una chimenea.
— Esto es lo que yo llamo subir el nivel — dijo, con su voz resonando con un eco de poder y desenfado. Ahora, con su nuevo tamaño, sentía que podía conquistar lo que fuera. La montaña, el mundo, o incluso su próximo viaje "espiritual". Todo era posible cuando fluías con el ritmo correcto, y a el se le daba de lujo el Freestyle.
Y así, Drake Longspan, o mejor dicho, "Dogg Longspan", siguió elevándose cada vez más, un gigante en todos los sentidos, con su chapa en el bolsillo y su flow intacto. Para él, cada paso a cámara lenta era un nuevo beat, y cada inhalación, una conexión más profunda con el universo que lo rodeaba.
No se había ni percatado de la situación tan peliaguda del lugar, ni de la aparición de una diana numérica indicando lo que llevaba encima. Para nada producto o culpa de su consumo.
— Eyo, ¿dónde rayos estoy? — murmuró, mirando a su alrededor como si esperara encontrar una señal de tráfico que le dijera "Bienvenido a Tu Próximo Viaje Espiritual". Pero no había nada. Solo él, las montañas, y una brisa que llevaba un susurro casi melodioso a 90 BPM, como el eco lejano de un concierto de G-Funk en otro plano de Long Beach.
Drake sacó de su bolsillo lo que solo podía describirse como su "kit de supervivencia espiritual". Era una mezcla de chapas, un mechero, y por supuesto, un buen surtido de "hierbas". Todo lo necesario para navegar las complejidades de la vida, o en su caso, de donde sea que estuviera en ese momento.
Con la habilidad de un maestro artesano, liaba otro cigarro, y mientras lo hacía, reflexionaba. Pensaba en cómo la vida, como una pista de rap, tenía sus altos y bajos, sus ritmos suaves y sus compases duros. Pero siempre seguías adelante, fluyendo como el humo en el aire.
Encendió el cigarro, cerrando los ojos mientras inhalaba profundamente, como si estuviera absorbiendo el conocimiento del universo con cada calada. Al exhalar, dejó escapar una nube que se elevó, formando figuras que solo él podía interpretar. Eran símbolos de poder, de sabiduría, o tal vez solo eran el reflejo de su mente un tanto nublada.
— Bow wow woah — murmuró de nuevo, su lenguaje transformado en algo más abstracto, casi poético en su simplicidad. La roca que había pateado hace unos momentos parecía tener vida propia, arrastrándose hacia él como si estuviera buscando unirse a su flow.
— ¿Qué demonios es esto negro? — preguntó, aunque más a la roca que a sí mismo. La roca seguía subiendo por su pierna, y en lugar de asustarse, el carpintero Longspan simplemente levantó una ceja y se encogió de hombros, liando otro cigarro mientras la roca lo envolvía lentamente. Cuando la roca llegó a su cuello, Drake ya estaba en otro nivel, literal y figurativamente. Se quitó las gafas para limpiarlas, porque si algo era sagrado para él, era mantener el estilo impecable, incluso cuando la realidad parecía desmoronarse a su alrededor. Al crecer varios metros de altura, su perspectiva del mundo cambió. Ahora podía ver más allá de las montañas, más allá de las nubes, casi como si estuviera mirando desde la cima de la Red Line. Con una sonrisa ladeada, se puso las gafas de nuevo y dejó escapar una risa profunda antes de toser y soltar más humo que una chimenea.
— Esto es lo que yo llamo subir el nivel — dijo, con su voz resonando con un eco de poder y desenfado. Ahora, con su nuevo tamaño, sentía que podía conquistar lo que fuera. La montaña, el mundo, o incluso su próximo viaje "espiritual". Todo era posible cuando fluías con el ritmo correcto, y a el se le daba de lujo el Freestyle.
Y así, Drake Longspan, o mejor dicho, "Dogg Longspan", siguió elevándose cada vez más, un gigante en todos los sentidos, con su chapa en el bolsillo y su flow intacto. Para él, cada paso a cámara lenta era un nuevo beat, y cada inhalación, una conexión más profunda con el universo que lo rodeaba.
No se había ni percatado de la situación tan peliaguda del lugar, ni de la aparición de una diana numérica indicando lo que llevaba encima. Para nada producto o culpa de su consumo.