Zath Elion Vhal
Zev el Fiero
28-08-2024, 08:57 AM
Todo había ocurrido demasiado deprisa y Zev no se había enterado de que aquel hombre que parecía controlar el barro le había quitado la canica. Zev había estado atrapado en su propio sueño, intercalando imágenes que le explicaban lo que debía hacer; recolectar dichas canicas, recuerdos sobre su pasado, sus combates y aquella figura arrebatándole su canica. La vorágine que tenía lugar en su mente no le permitió moverse, ni actuar, no entendía cual era la realidad y le llevó largo y tendido despertar de aquel trance.
Para cuando lo hizo ya recordaba quien era, y en los próximos instantes pudo cuadrar que había soñado, cual era su propósito y que era lo que había sucedido realmente. Ahora se sentía como un estúpido, le habían robado y ni siquiera había opuesto resistencia.
- "Maldición" - pensó
Allí no quedaba nadie, o al menos no que pudiese ver o percibir. Así, decidió irse en busca de canicas; de respuestas. Desconocía lo que le podía pasar, o cual era el propósito real de toda esta prueba, pero debía moverse para tratar de sobrevivir.
El paso era lento, el barro, la osucridad y la neblina hacían que pareciese que aún seguía soñando; pero no, no podía ser. Ya sentía el frío, que le penetraba el pelaje y olía la humedad sucia en el ambiente. El barro le obligaba a arrastrar los pies cuando se olvidaba de hacer más fuerza de la necesaria para caminar y la poca visibilidad hacía necesario entrecerrar los ojos para hacer mejor foco e intentar percibir como salir de allí.
Vagaría lo que fuese necesario para encontrar un camino nuevo que le sacase de aquel lugar. Mientras tanto, le perseguía el recuerdo de aquel hombre robándole la canica sin oposición. Hacía tiempo que no se sentía como cuando pertenecía al amo, sin vida propia, siendo solo un mero títere de alguien y obedeciendo sin pensar. Lo peor de todo era eso, sentirse de nuevo esclavo; y no dueño de su propio destino; sentirse a merced de otros, de los acontecimientos y de las vicisitudes de desconocidos cuyos intereses, motivaciones y objetivos distaban mucho de ser éticos o morales.
Para cuando lo hizo ya recordaba quien era, y en los próximos instantes pudo cuadrar que había soñado, cual era su propósito y que era lo que había sucedido realmente. Ahora se sentía como un estúpido, le habían robado y ni siquiera había opuesto resistencia.
- "Maldición" - pensó
Allí no quedaba nadie, o al menos no que pudiese ver o percibir. Así, decidió irse en busca de canicas; de respuestas. Desconocía lo que le podía pasar, o cual era el propósito real de toda esta prueba, pero debía moverse para tratar de sobrevivir.
El paso era lento, el barro, la osucridad y la neblina hacían que pareciese que aún seguía soñando; pero no, no podía ser. Ya sentía el frío, que le penetraba el pelaje y olía la humedad sucia en el ambiente. El barro le obligaba a arrastrar los pies cuando se olvidaba de hacer más fuerza de la necesaria para caminar y la poca visibilidad hacía necesario entrecerrar los ojos para hacer mejor foco e intentar percibir como salir de allí.
Vagaría lo que fuese necesario para encontrar un camino nuevo que le sacase de aquel lugar. Mientras tanto, le perseguía el recuerdo de aquel hombre robándole la canica sin oposición. Hacía tiempo que no se sentía como cuando pertenecía al amo, sin vida propia, siendo solo un mero títere de alguien y obedeciendo sin pensar. Lo peor de todo era eso, sentirse de nuevo esclavo; y no dueño de su propio destino; sentirse a merced de otros, de los acontecimientos y de las vicisitudes de desconocidos cuyos intereses, motivaciones y objetivos distaban mucho de ser éticos o morales.