¿Sabías que…?
... Eiichiro Oda empezó la serie con la idea de terminarla en 5 años, pero se dio cuenta de que en esos 5 años que la trama ni siquiera llegaba al 50%.
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[C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva
Octojin
El terror blanco
En el claro de la selva que había servido como su efímero refugio, Octojin se esforzaba por mantener la calma a pesar del dolor y la debilidad que le asediaban. El gyojin se concentró en su respiración, intentando ignorar el malestar que la infusión provocaba en su estómago. A pesar de los temblores y la fiebre, la sensación de que su cuerpo comenzaba lentamente a liberarse de la toxina lo llenaba de un tenue alivio.

Se sentía ligeramente mejor después de haber expulsado parte de las toxinas —y de los frutos que había ingerido unas horas antes—, pero se sintió aún mejor cuando Asradi se acercó a él y puso la palma de su mano sobre su mejilla. En ese momento cerró los ojos y se sintió en armonía. Hacía mucho tiempo que nadie tocaba su cuerpo si no era con malas intenciones, y que Asradi hubiese decidido hacerlo, era algo que sin duda le vino fenomenal. Suspiró cuando la sirena quitó la mano y volvió a abrir los ojos, dándose cuenta de cual era la cruda realidad.

De pronto, un fuerte graznido cortó el aire, seguido de un golpe súbito y ruidoso cerca de donde se encontraban. Octojin giró su cabeza con esfuerzo, justo a tiempo para ver una sombra grande que pasaba rozando la copa de los árboles. Las aves, claramente agitadas por su presencia o tal vez atraídas por el olor a sangre, comenzaban a ser más osadas.

El agua que Asradi había preparado para él se encontraba ahora esparcida por el suelo, el recipiente había sido volcado por el aleteo cercano de uno de esos pájaros gigantes. La mirada del tiburón se endureció al darse cuenta de la vulnerabilidad de su posición. No podían quedarse allí, expuestos y con recursos menguantes. La urgencia de la situación lo impulsó a actuar a pesar de su estado debilitado.

—Tenemos que buscar resguardo— dijo Octojin con su voz ronca pero firme—. Algún sitio más protegido... una cueva, quizás, o cualquier lugar menos abierto que esto.

El gyojin se forzó a levantarse, apoyándose en un árbol cercano para estabilizarse. Cada movimiento era un esfuerzo, pero la necesidad de seguridad era más fuerte que su dolor. Observó los alrededores, buscando cualquier indicio de un refugio natural que pudieran usar. Sabía que el movimiento sería riesgoso en su estado, pero también era consciente de que quedarse era una garantía de enfrentar más ataques de las criaturas aladas.

Con paso inseguro pero decidido, Octojin empezó a recoger los pocos suministros que aún podían salvarse del campamento destrozado. Guardó lo esencial en la mochila que Asradi había dejado a un lado, consciente de que cada segundo que pasaban allí era un segundo en el que su situación se volvía más peligrosa.

Miró hacia el cielo, observando cómo las aves comenzaban a descender en espirales más cerradas, sus siluetas oscurecían brevemente el sol de la mañana. Era solo cuestión de tiempo antes de que decidieran atacar de nuevo. El gyojin ajustó la mochila sobre su hombro, listo para moverse tan rápido como su cuerpo herido lo permitiera, no sin antes tener un par de amagos de vomitar, pero algo en su cuerpo decidió que no era el momento.

—Vamos— dijo con urgencia, dando un paso hacia lo desconocido del denso follaje, esperando que Asradi le siguiera. La posibilidad de encontrar un refugio seguro parecía delgada, pero no había alternativa. Octojin sabía que cada paso que daba era un paso hacia su recuperación o hacia un peligro aún mayor, pero no podía permitirse el lujo de no intentarlo. Era un luchador, y aunque el enemigo ahora era invisible y silencioso, estaba determinado a enfrentarlo con la misma tenacidad con la que había enfrentado a todos los desafíos de su vida.

Si Asradi no le contradecía, iría en dirección contraria hacia la que vino, intentando evitar las bestias que le habían causado aquél dolor. También intentaría ir por el camino con más árboles tapando el cielo, de aquella manera se evitaría volver a pasar un mal rato con las aves. Aunque su caminar no era muy ágil, estaba en condiciones de andar y correr al trote. Seguramente no por mucho tiempo, pero ya habría tiempo para descansar cuando estuviesen a salvo.
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RE: [C-Pasado] Bestias en el mar, bestias en la selva - por Octojin - 28-08-2024, 10:32 AM

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