Kael
El Fantasma del Mar
29-08-2024, 02:48 AM
El aire estaba cargado de tensión y mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras las palabras de Norfeo resonaban en mi mente. Ya no era solo un enfrentamiento físico; se trataba de un desafío que abría puertas a preguntas que había evitado durante tanto tiempo. ¿Era realmente un héroe o solo un instrumento de venganza? La medusa, a medida que se acercaba, parecía leer mis pensamientos, y la intensidad de su mirada me hizo titubear un instante.
Pero una fuerza desconocida, arraigada en mi interior, me empujó a seguir adelante. Con cada paso, sentía que la determinación se transformaba en poder, un poder que palpitaba en mis venas. A medida que saltaba, la espada brillaba como si contuviera una luz propia, y el tiempo se había detenido; todo giraba a mi alrededor con una claridad que nunca había sentido antes. Mis intenciones estaban claras: si quería liberar mi mundo de esos horrores, debía actuar rápido.
Mi ataque fue un arco en el aire, dirigido hacia la medusa. En el instante previo al impacto, mi lodo se cernió sobre sus piernas, anclándola momentáneamente. Justo cuando mi espada conectó con su forma, un destello de luz surgió, envolviéndome en su resplandor. En lugar de un impacto ensordecedor, sentí como si una barrera invisible me detuviera al mi espada chocar contra su cuerpo. La medusa salió despedida hacia atrás, hasta el río. -Un enemigo menos, el siguiente debería estar...- dije girándome hacia la estatua.
Un instante después, la lejanía de la estatua me alcanzó. El chico al que había dejado atrás había desaparecido. No podría dejar que mi impulso de venganza me consumiera había perdido tanto ya, pero esta nueva forma... esta forma me daba la oportunidad de ser una persona mucho más fuerte de lo que realmente era. De alguna manera, sentía que debía perseguirlo y reclamar su canica para mí, como un símbolo de recuperación.
Con cada paso que daba, la montaña parecía retumbar bajo el peso de mis decisiones. Las piedras, afiladas y traicioneras, me recordaban que el camino hacia la redención raramente es directo. Salí caminando por la montaña en la dirección que creía que había ido el chico, con la determinación de no convertirme en el monstruo que enfrentaba. La búsqueda se había transformado en algo más profundo; era un viaje hacia el interior de mí mismo. ¿Era un héroe, después de todo? Solo el tiempo lo diría.