Airgid Vanaidiam
Metalhead
29-08-2024, 10:42 PM
A Airgid le emocionó comprobar cómo no solo habían sido Asradi, Octojin y ella los que se aventuraron en busca de la otra zona y de sus enemigos. También se acabaron uniendo el pelirrojo, el pato, el chico de cabellos violetas y el profeta acompañado de su querido Carlito. Eran un grupo más que decente. Aguardaron con paciencia solo unos minutos. Era la calma antes de la tormenta. Todos parecían entusiasmados por demostrar el poder con el que Norfeo les había bendecido, ella la primera, esbozando una sonrisa ladeada, pícara. Asintió ante las palabras del tiburón. Quién iba a poder imaginarse que acabarían aliándose, ellos dos precisamente, que empezaron con tan mal pie. Pero fue exactamente gracias a aquel disparo que el gyojin se ganó el respeto de la rubia, demostrando que la venganza no le cegaba, que sabía perdonar a los que se equivocaban, que tenía incluso sentido del humor. La verdad es que le había sorprendido de forma bastante positiva. Ojalá pudiera seguir conociéndole.
Entonces la mujer pudo detectar la presencia de un hombre de cabellos rubios que se acercaba a la posición de su grupo. Sin corona de laurel. Un infiel. El tiburón mandó a que alguno de los presentes fuera a por él, sin especificar a nadie en concreto. Tampoco es como si Octojin fuera de repente el líder... pero no, no iba a discutir con él, no en medio del territorio enemigo.
De repente, Octojin tomó a ese niño pequeño de pelo morado y de apestoso olor y lo lanzó con todas sus fuerzas contra un tipo que observó a la distancia. Se le habría escapado una risotada si no hubiera sido capaz de mantener la concentración. Tenía que estar seria, atenta a todo. Resultaba difícil con distracciones así, pero no podía permitirse ni un segundo bajar la guardia. Y menos cuando ahora el gyojin la llamó a ella directamente para que le cubriese mientras avanzaba, para que disparase a cualquier cosa que se moviera a su alrededor. Airgid simplemente asintió con la cabeza y alzó el rifle hasta la altura de sus ojos, pendiente de cualquier movimiento, preparada para disparar ante cualquier atisbo de amenaza. Con el dedo en el gatillo. Avanzó tras el tiburón, unos metros más alejada de él, mirando hacia todas direcciones.
Cubriéndole las espaldas a Octojin, observó cómo sin decir nada, lanzó un ataque hacia un humano que se escondía sin tener en cuenta el olfato de un tiburón hambriento. A su alrededor, pudo ver cómo todos se enzarzaban en combate, cómo iban apareciendo los demás infieles. El pelirrojo se lanzó al ataque contra lo que parecía ser un robot; un tipo de enormes proporciones trató de acercarse a ellos pero cayó rodando colina abajo; el rubio, no se olvidaba de él; un... ¿gnomo? No parecían especialmente fuertes... y nadie se había lanzado a atacar al rubio. Así que decidió que ella misma lo haría. Corrió hacia él sin mediar palabra, acercándose cuerpo a cuerpo. ¿Qué clase de tiradora era ella, buscando el contacto con su enemigo? Una muy especial. Encontrándose frente a él, giró el rifle rápidamente con la intención de propinarle al rubio un golpe directamente en la cara con la culata del arma, y al mismo tiempo, al colocarla en su posición original, regalarle un disparo al pecho.
Entonces la mujer pudo detectar la presencia de un hombre de cabellos rubios que se acercaba a la posición de su grupo. Sin corona de laurel. Un infiel. El tiburón mandó a que alguno de los presentes fuera a por él, sin especificar a nadie en concreto. Tampoco es como si Octojin fuera de repente el líder... pero no, no iba a discutir con él, no en medio del territorio enemigo.
De repente, Octojin tomó a ese niño pequeño de pelo morado y de apestoso olor y lo lanzó con todas sus fuerzas contra un tipo que observó a la distancia. Se le habría escapado una risotada si no hubiera sido capaz de mantener la concentración. Tenía que estar seria, atenta a todo. Resultaba difícil con distracciones así, pero no podía permitirse ni un segundo bajar la guardia. Y menos cuando ahora el gyojin la llamó a ella directamente para que le cubriese mientras avanzaba, para que disparase a cualquier cosa que se moviera a su alrededor. Airgid simplemente asintió con la cabeza y alzó el rifle hasta la altura de sus ojos, pendiente de cualquier movimiento, preparada para disparar ante cualquier atisbo de amenaza. Con el dedo en el gatillo. Avanzó tras el tiburón, unos metros más alejada de él, mirando hacia todas direcciones.
Cubriéndole las espaldas a Octojin, observó cómo sin decir nada, lanzó un ataque hacia un humano que se escondía sin tener en cuenta el olfato de un tiburón hambriento. A su alrededor, pudo ver cómo todos se enzarzaban en combate, cómo iban apareciendo los demás infieles. El pelirrojo se lanzó al ataque contra lo que parecía ser un robot; un tipo de enormes proporciones trató de acercarse a ellos pero cayó rodando colina abajo; el rubio, no se olvidaba de él; un... ¿gnomo? No parecían especialmente fuertes... y nadie se había lanzado a atacar al rubio. Así que decidió que ella misma lo haría. Corrió hacia él sin mediar palabra, acercándose cuerpo a cuerpo. ¿Qué clase de tiradora era ella, buscando el contacto con su enemigo? Una muy especial. Encontrándose frente a él, giró el rifle rápidamente con la intención de propinarle al rubio un golpe directamente en la cara con la culata del arma, y al mismo tiempo, al colocarla en su posición original, regalarle un disparo al pecho.