Timsy
Timsy
30-08-2024, 01:50 AM
(Última modificación: 30-08-2024, 01:52 AM por Timsy.
Razón: Añadir enlace del tema anterior
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Agradecí enormemente salir de aquellas malditas cumbres y su estúpido viento hercúleo. Con un paseo por el suelo del lugar había tenido más que suficiente y esperaba no tener que volver a comer tierra. Al menos no lo haría si podía evitarlo. Jamás hubiera pensado que una masa de aire podría tener la misma o más fuerte que una gran corriente marina. Sin embargo, como decían los humanos, mi gozo en un pozo. - ¡¿Por qué toda la isla nos quiere matar?! ¡Por las ancas de mi tía! ¡Ya puedo hablar! – corrí a reunirme con el grupo para evitar alejarme y perderme. Las montañas en las que nos encontrábamos hundían sus afilados y rocosos picos en las mismísimas entrañas de las nubes. El viento traía consigo voces y aullidos difíciles de ignorar. El mismo aire que respirábamos parecía querer acabar con nosotros, como si nuestra mera presencia le ofendiera y molestara.
Pronto, si es que el tiempo tenía alguna relatividad en aquel lugar creado al capricho de un Dios, el grupo llegó se topó con los… ¿habitantes era la palabra adecuada? de aquella zona. El recibimiento no fue el mejor, pero ¿quién podía reprocharles algo dadas las circunstancias y el aviso que se nos había dado? Observé la escena desde la retaguardia, atento a los movimientos de unos y otros, o al menos todo lo atento que se podía estar en aquel frenético baile de ataques y movimientos, amenazas y ofensas. De haberme parado a pensarlo un momento, me habría resultado terriblemente divertido y a la vez ofensivo que todo aquello fuera por el capricho de alguien. Pero mis pensamientos estaban en otros menesteres. Concedidos los segundos de análisis y observación desde mi posición atrasada para evitar que nadie me atacase por la espalda a traición en mitad de la refriega, me dispuse a entrar en acción, si es que no volvía a estallar todo otra vez y sin previo aviso.
Pronto, si es que el tiempo tenía alguna relatividad en aquel lugar creado al capricho de un Dios, el grupo llegó se topó con los… ¿habitantes era la palabra adecuada? de aquella zona. El recibimiento no fue el mejor, pero ¿quién podía reprocharles algo dadas las circunstancias y el aviso que se nos había dado? Observé la escena desde la retaguardia, atento a los movimientos de unos y otros, o al menos todo lo atento que se podía estar en aquel frenético baile de ataques y movimientos, amenazas y ofensas. De haberme parado a pensarlo un momento, me habría resultado terriblemente divertido y a la vez ofensivo que todo aquello fuera por el capricho de alguien. Pero mis pensamientos estaban en otros menesteres. Concedidos los segundos de análisis y observación desde mi posición atrasada para evitar que nadie me atacase por la espalda a traición en mitad de la refriega, me dispuse a entrar en acción, si es que no volvía a estallar todo otra vez y sin previo aviso.